Las Brujas también desean un final feliz

Capítulo 4 - Annabeth

Solo han pasado algunas horas y sigo sin entender que está pasando aquí.

¿Estoy viviendo un sueño o esto es real?

Lo que tengo claro es que este pequeño cuerpo de 12 años es muy débil para las tareas del hogar. O puede que sea porque he estado en cama por varios días. Según la señora Winter, me enfermé de repente y tuve una fiebre muy alta.

Enfermarse de fiebre en Edurne es algo tan natural como el día y la noche. Aquí la gente muere de hipotermia todo el año.

También me dijo que estuve cuidado de mí misma al principio, pero hace 2 días me dormí y no me desperté hasta hoy en la mañana.

La verdad, yo no recuerdo NADA de eso.

En mis memorias del pasado, no recuerdo haberme enfermado a tal grado de colapsar. Me desmayé mientras trabaja, eso es algo que no se olvida fácilmente, aun así, yo no lo recuerdo.

Le di un buen susto a la señora Winter, quién ya estaba pensando en planificar mi funeral, jejeje~

Bueno, el mismo susto me dio a mí, por un momento pensé que la Señora Winter me había cambiado de ropa mientras estaba inconsciente, pero me aseguró que no lo hizo. Fue todo lo contrario, me trajo edredones para calentarme más.

No sabe la paz que me dio escucharla decir eso.

Soy una Bruja Contratista Demoniaca así que el Sello de mi Contrato con Raven está grabado en mi cuerpo como un tatuaje, si alguien lo viera… yo ya estaría muerta.

Por ahora, mantendré vigilada a la Señora Winter por si me mintió, estaré muy alerta.

Mientras este en esta casa, lo mejor será no usar magia por mi propia seguridad.

Los aldeanos no van a dudar en matarme si sospecharan que soy una Bruja, es preferible aguantarme el cansancio, aunque me muera de dolor muscular y frío.

Aún no me creo que esté en la casa de la Señora Winter, es como un sueño… ¿o puede que una pesadilla?

Recuerdo haber trabajado para la señora Winter y su familia por 2 años, fue justo después de la muerte de mi maestra Sullen. En realidad, estaba escapando luego de presenciar el linchamiento de mi maestra, hui hacia el norte y subí las cordilleras nevadas alejándome de la Inquisición.

Y todo esto fue hace más de 800 años… así que no recuerdo mucho mis días aquí. Mi memoria está muy confundida.

Lo único claro en este momento es que estoy en Edurne.

Desde lo alto del muro de roca que rodea la casa de los Winter puedo ver el blanco paisaje nevado que se expande delante de mí.

Este pequeño pueblo con casas grises de piedra se llama Edurne, y estaba ubicado en lo alto de las cordilleras del norte, así fue hasta la invasión… ¿qué invasión? No lo recuerdo con exactitud, porque infinidad de guerras he presenciado y no las recuerdo todas. Aquí la nieve lo cubre todo durante los 12 meses del año, nunca para de nevar y debido a ello es una costumbre que los aldeanos reciban nombres relacionados al invierno.

Edurne… Vine a este recóndito pueblo escapando de la Inquisición, mi maestra había sido descubierta usando magia en el bosque por unos cazadores, quienes no dudaron en delatarla ante la Iglesia Ortodoxa. Y los Inquisidores no tardaron en venir a atraparla.

Yo no estaba en la casa cuando se llevaron a mi maestra, pero Raven sí, y él me contó lo que había sucedido. Recuerdo que estaba muy enfadada con Raven por no haberla ayudado. Era una ingenua niña que le reclamaba lo imposible, él estaba atrapado en su jaula y nada podía hacer debido a las restricciones que mi maestra le impuso. Y cuando le dije que quería ir a rescatarla Raven intentó detenerme, pero no lo escuché y me fui a buscarla.

Estoy segura que Raven debió asustarse mucho, sin mi maestra o yo, nadie más podría sacarlo de su jaula. Después de todo, él solo es era un cuervo atrapado en una jaula.

Y ese día fue la primera vez que presencié… el linchamiento de una Bruja.

No tuve el valor para quedarme a ver como la iban a quemar en la hoguera, corrí asustada hacía la casa para recoger mis pocas pertenencias e irme muy lejos. Pero, cuando regresé la casa estaba en llamas. Los aldeanos habían prendido fuego a la casa, yo odio el fuego, me trae amargos recuerdos de la muerte de mis padres, me quedé paralizada mirando como mi segundo hogar ardía entre las flamas. Por suerte, nadie se percató de mí, los aldeanos comenzaron a correr asustados cuando los químicos en el laboratorio de mi maestra comenzaron a explotar. Los idiotas pensaron que las coloridas y sonoras explosiones que sonaban como bramidos eran obra del diablo y huyeron montaña abajo gritando asustados.

Aproveché que ya no había nadie cerca para entrar en la casa.

A pesar de mi miedo al fuego, no dude en meterme entre las llamas porque deseaba recuperar mi libro de cuentos, el último recuerdo de mis padres, y también agarré el bolso de mi maestra, ella siempre me dijo que ante cualquier emergencia me llevara su bolso, y así lo hice.

Y en medio de todo ese caos Raven comenzó a llamarme, el pobre seguía atrapado en su jaula y el fuego lo estaba rodeando.

Yo no quería soltarle, sería estúpido de mi parte liberar a un Demonio que podría lastimar a otros indiscriminadamente. Pero Raven me insistió en firmar un Contrato y supo decir las palabras correctas en un momento tan desesperanzador de mi vida.




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