Annabeth: -Tonto Raven, ¿Dónde estás?...
Ese tonto cuervo sigue sin aparecer.
Sra. Winter: -¡Anna! ¡Ven aquí! ¡¿Qué haces perdiendo el tiempo?!
Ya se me ha hecho una costumbre subirme al muro de piedra que rodea la casa para buscar a Raven. Es que tengo la esperanza que si lo busco desde un lugar alto podré verlo a la distancia, o si está posado en alguna copa de árbol vigilándome podré verle desde aquí. Incluso lo busco y llamo cada vez que veo una parvada de cuervos. Pero hasta ahora nada, mi búsqueda no ha dado resultados, no hay ni una sola señal de ese embustero cuervo.
Sra. Winter: -Tan joven y suspirando, ¿es qué no te gusta trabajar?
Annabeth: -¡No es eso! ¡Me encanta ser de utilidad! Señora Winter, es solo… que estoy algo triste.
Sra. Winter: -No es hora de ponerse triste, ve a buscar a mis hijos, se fueron hace rato a jugar cerca al riachuelo. Diles que ya es hora de comer y los quiero aquí, ya. Ah, también se llevaron a tu hermanito, les ha caído bien a mis hijos, se están haciendo buenos amigos. ¿Eso no te alegra?
La señora Winter es muy ruda y tosca en su forma de expresarse, pero su amabilidad, al intentar consolarme, se esconde entre sus palabras.
Annabeth: -¡Sí! ¡Iré ahora mismo!
Empiezo a correr, será mejor darse prisa antes de que oscurezca.
Sra. Winter: -¡Y ten cuidado, el hielo está muy delgado en esta estación!
Annabeth: -¡Lo tendré!
Sé que estamos en primavera y el hielo está delgado, ¿pero por qué lo mencionó? ¿No qué estaban en el riachuelo? El riachuelo no está nada lejos, está básicamente en la parte baja de la montaña, y no es nada profundo. Pero… ¡¿Y si fueron al lago?! Hay varios lagos y ríos subiendo la montaña, en esta estación pisar esas delgadas capas de hielo podría ser mortal.
¡Espero que los niños estén en el riachuelo!
No creo que sean tan idiotas como adentrarse en la montaña.
Raven: Los niños son idiotas.
Acabo de recordar una de las frases típicas de Raven.
Jajajaja, tienes razón, los niños pueden ser muy tontos a veces. La curiosidad los ciega del peligro.
Annabeth: -¡Niños! ¡Blaze! ¡Yas! ¡Jale! ¡Crow! ¡¡¿¿Dónde están??!!-
Los llamo una y otra vez, pero no contestan y no están el riachuelo. ¡¿Por qué no están aquí?! Si sigo subiendo me estaré adentrando demasiado en la montaña y ya está anocheciendo. La señora Winter nunca los hubiera dejado salir de la casa si hubiese sabido que irían al lago, estoy segura que todo esto fue idea de Blaze, ese niño me tiene HARTA.
Yo nunca digo esto de un niño, yo adoro a los niños, pero hay algunos que tienen corazones negros y egoístas, y Blaze es uno de ellos. Desde que llegué no ha dejado de molestarme, no es que le caiga mal, es todo lo contrario, ese mocoso de 14 años cree que atosigando a una chica va a tener su atención. Sus intentos de cortejo me tienen cansada.
Y ya he recordado que fueron esos sofocantes e infantiles intentos de cortejo los causantes que mi estadía en Edurne no fuese muy larga ni nada grata en… mi primera vida.
Aún me es difícil creer que esta es mi segunda vida, se siente extraño decirlo así… deseo más verlo como si ambas vidas fuesen solo una y hablar de lo sucedido como pasado. Es extraño, porque los que viví es el futuro y no el pasado.
¡No es hora de pensar en esto!!!!
Annabeth: -¡CROW!!!
Crow ahora debe ser mi única preocupación, él es muy pequeño, y sé que a Blaze no le cae bien Crow y viceversa. Cada vez que Blaze viene a fastidiarme Crow me defiende o lo interrumpe. Oh, mi Crow es un niño muy listo y adorable que me defiende como un caballero…
De solo pensar en caballeros en brillante armadura empiezo a temblar.
Mejor no pensar en cosas tristes.
Ahora mismo mi preocupación es Crow, espero que no le hiciera nada malo. Si le sucede algo a mi pequeño Crow juro que Blaze me las va a pagar.
Jale: -¡¡ANNA!! ¡¡AQUÍ!! ¡VEN RÁPIDO!!
Es la pequeña Jale quién me llama, acelero mi paso tanto como es posible, subir una montaña llena de nieve y rocas congeladas no es nada fácil, un paso en falso y puedo resbalar.
Annabeth: -¡Tienen que volver! ¡Su mamá los llama! ¡¿Dónde está Crow?!
Jale: -¡ANNA! ¡APURATE! ¡CROW ESTÁ EN EL LAGO!
¿Qué?... ¡CROW!
¡A la mierda si me caigo!
Empiezo a correr a toda marcha montaña arriba, unas caídas y raspones no me detendrán para salvar a Crow.
Annabeth: -¡¿SE HA CAÍDO EN EL LAGO?!
Jale: -¡No, pero date prisa!
Mis rodillas cayeron en la gélida nieve y se rasparon en las filudas rocas heladas muchas veces, más este dolor me es indiferente, esto no se compara en nada a la tortura que tuve que pasar por parte de la Inquisición. Subí lo más rápido que pude la montaña con mis fuerzas de niña de 12 años, no pude usar magia porque Jale no dejó de mirarme durante toda mi subida, que suerte la mía… Como sea, al fin estoy aquí.
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Editado: 10.09.2025