En cuanto salió el sol comencé a empacar mis cosas.
Estuve pensando desde ayer a donde ir. Y aún no lo decido del todo, lo primero sería encontrar un lugar seguro de los ojos de terceros y también un refugio contra Demonios, porque sin lugar a dudas el Demonio Contratado de Crow vendrá y reclamara su alma. Debo darme prisa, porque no sé cuándo eso sucederá.
Los Demonios odian la “Tierra Santa”, es decir, los templos o iglesias, no se acercan a esos lugares, aunque tampoco son impenetrables. Eso depende del Dios, o algo así me dijo Raven una vez. Yo también me alejo de las iglesias, así que no pregunte más sobre ese tema. Debí ser más curiosa, que tonta.
También debemos investigar más sobre el Sello Demoniaco de Raven, si alguien me ayudara sería fantástico. Pero… ¿A quién se lo pido?
Todos mis conocidos y expertos en sus respectivas disciplinas de la Brujería aún no nacen ni son concebidos… error, puede que uno si este vivo, talvez. Pero siendo un niño no me va a ayudar en nada.
Debo buscar a alguien del pasado.
Yo tengo una ligera idea de los sucesos más importantes de los siguientes 871 años, podría sacar provecho de eso. Pero no pienso hacerme rica, ni nada parecido, debo buscar contactos. Mi prioridad debe ser buscar Brujas y Brujos que sean conocedores sobre la Invocación de Demonios, ellos podrían ayudarme a descifrar el Sello de Crow. Además, debo de pensar en nuestra seguridad, lo mejor será ir por caminos y lugares donde el poder de la Iglesia Ortodoxa sea casi inexistente, de esa manera tengo más posibilidades de encontrarme con Brujas y Brujos.
Tengo algunos pueblos en mente donde podríamos ir para estudiar a fondo el sello de Crow, pero aún no me decido.
Puedo solo tener 12 años, en esta vida, pero ya soy una Bruja consumada con más de 800 años, puedo permitirme darme una vida decente y un viaje seguro gracias a mi experiencia.
Sra. Winter: -Anna, ¿estás despierta?
Y ahora si toca la puerta… Suspiro.
Annabeth: -Lo estoy, puede pasar, señora Winter.
Sra. Winter: -Buenos días, Anna, ¿qué haces?
Annabeth: -Recoger lo poco que tengo. No se preocupe, le ayudaré hacer el desayuno antes de irme. Y quisiera que me vendiera unas botellas de leche para el camino, tengo este broche para pagarle. También, véndame la ropa que nos dio, como ve, la vamos a necesitar.
Este broche de plata con diseño de rosas e incrustaciones de piedras preciosas era muy preciado para mi maestra, nunca se lo quitaba de su pecho. Lo encontré tirado en la casa el día que me marché, seguramente se le debió caer a mi maestra cuando se la llevaron a la fuerza.
Yo siempre atesoré este broche como el último recuerdo de mi maestra, me sentí muy culpable que me lo robaran por tonta.
En ese tiempo era muy joven e inexperta.
Un suspiro de cansancio se escapa de mis labios.
Sra. Winter: -Anna, no seas absurda. Ven, sentémonos y hablemos.
Solo le obedezco porque ella ha sido muy linda conmigo.
Sra. Winter: -Sobre Blaze… quisiera disculparme. No estuvo nada bien lo que hizo. Lo siento, Anna.
Annabeth: -No es usted quién tiene que disculparse, señora Winter.
Sra. Winter: -Bueno, soy su madre. Es… mi responsabilidad. Aún es joven, le falta madurar. A decir verdad, tú eres una chica muy trabajadora y cuidas muy bien de los niños, tenía la esperanza de que quisieras quedarte con nosotros… como familia. Serías una buena esposa para Blaze, y quizás él aprenda algo de ti.
Annabeth: -Señora…
Está siendo absurda y aunque no puedo decírselo directamente creo que lo entiende.
Sra. Winter: -Sí, ya sé. Él ha cometido un gran error y ya tuvo su lección. Aprenderá a ser responsable.
Los padres casi nunca le ven defectos a sus hijos, que lastima que da. Lo mejor será ser directa.
Annabeth: -Lo siento, su hijo no me interesa.
Sra. Winter: -Una mujer aprende a querer a su esposo.
Eso es más un amor por obligación, no quiero eso.
Annabeth: -El mundo está lleno de mujeres trabajadoras, sé que encontrará una mejor candidata acorde a sus ideales, señora Winter.
Sra. Winter: -¿Y qué me dices de Yas? Son de la misma edad. Él es un buen chico.
Annabeth: -Es un niño sin propia personalidad o pensamiento. Lo siento, no estoy interesada.
Se ve algo incomoda por mis negativas. ¿He sido demasiado dura con ella?
Sra. Winter: -No deberías ser muy exigente, niña. Eres muy joven, no sabes nada. Como sea. Eso ya lo vemos luego. Desempaca tus cosas y ponte a trabajar.
“Joven”… si usted supiera. Soy tan vieja que usted podría ser mi tatatataranieta y más.
Annabeth: -Me pondré a trabajar, pero nos iremos.
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Editado: 10.09.2025