Y con fuertes abrazos y muchos besos nos despedimos de las Señoras Erina y Agnes.
Annabeth: -Crow, sonríe, dos antiguas preciosidades te han mimado mucho el día de hoy.
Mi pequeño no parece nada interesado, qué raro, usualmente cuando le doy besos sonríe y se alegra tanto que hasta ríe a carcajadas, pero cuando Erina y Agnes lo llenaron de besos los recibió con mala cara.
Annabeth: -Eres un niño muy raro a veces. No~, solo eres un consentido. Mi consentido.
Lo hago reír a puro besos.
Annabeth: -Oh, no es hora de besos. Es hora de trabajar.
¡Es hora de un segundo Gólem! Y está vez si tengo preparado un reemplazo de Núcleo de Gólem. El Orbe que he creado tiene muchas funciones dependiendo como lo uses.
Gracias al Orbe, ya no hay necesidad de usar ningún fantasma y puedo ser más exigente con la calidad y precisión de detalles.
Annabeth: -¡Está listo!
Le muestro orgullosa mi obra a Crow, es un elegante carruaje de hielo tirado por 2 caballos de cristal.
Lobel: -Sé que ya lo he dicho, pero… Tú viajas con mucho estilo.
Annabeth: -Lobel, ¿¿Cuándo volviste??
Lobel: -¿Qué? ¿Intentas irte sin mí?
Annabeth: -¡Por supuesto que NO! Solo que me sorprendiste. Además… sin ti el viaje no sería igual.
Lobel: -¿Así?...
Annabeth: -¡Sí! Sin ti aquí, ¿con quién voy a discutir? Crow aún es muy joven para comprender lo que le digo.
Lobel: -Querrás decir que es muy joven para responderte. Ni siquiera puede cambiarse los pañales solo.
Annabeth: -Oh, vamos no seas así. No le digas eso. Moléstame a mí, pero no a Crow.
El interior de mi carruaje no tiene asientos, en su lugar pongo algunos edredones para hacer de nuestro viaje más cómodo.
Annabeth: -Lobel, ¿puedes encargarte de escondernos?, por favor. Un carruaje de hielo sin jinete llama mucho la atención.
Manipular magia de luz aún es algo difícil en mi nivel de magia actual, es mejor pedírselo a un experto.
Lobel: -Dalo por hecho.
Annabeth: -Y si quieres puedes comer un poco de energía de mi Orbe.
Se lo señalo, lo tenemos justo encima de nosotros, incrustado en el techo de hielo, alumbrándonos con su luz.
Lobel: -No rechazaré tu oferta.
Es un tragón.
Lobel: -Beth, creo que tengo la respuesta.
Oh, ya es hora. Claro, ahora que estamos solos nadie nos interrumpirá.
Annabeth: -Te escucho, joven maestro.
Lobel: -Tú sabes el futuro.
Ajá, eso era evidente luego de mi charla con Sassaba.
Annabeth: -¿Y?...
Lobel: -¿Y… qué?
Annabeth: -¿Qué más?
Lobel: -Pues esa es mi teoría. Que puedes ver el futuro y por eso tu alma ha madurado más rápido que otras. Y tus pesadillas de todas noches, en realidad son tus visiones.
Ah…
Annabeth: -Lobel, eres mi amigo, no te quiero mentir… Así que lo diré, estás equivocado.
Lobel: -¡¿No es eso?! Entonces… ¿Cómo?...
Annabeth: -Escucha las pistas. Tengo 883 años, bueno… Haciendo cuentas, ahora son 895 años. Sé cosas que ocurrirán los siguientes 871 años el futuro. Ahora… ¿cuál es tu respuesta?
Lobel: -Es… IMPOSIBLE. Se puede viajar en el tiempo, pero no se puede viajar y regresar al mismo cuerpo de uno. ASÍ NO FUNCIONAN LAS LEYES DEL SUPREMO SEÑOR.
Annabeth: -Ah… Eso no quería saberlo… Ahora si soy una hereje, he ido contra las leyes de Dios.
Tengo miedo, pero al mismo tiempo… yo sé que está es una segunda oportunidad.
Lobel: -No, no. El Alma de Beth no es el Alma de un Hereje. Yo puedo verlo, tú no eres una Hereje. Tal vez… lo que tú crees que viviste fue solo un sueño. Un largo y profundo sueño que algún Dios te ha permitido ver, y tu Alma ha vivido ese sueño como si fuese real.
Annabeth: -¿Eso crees?...
Recostada en el suelo divago mirando la nada.
Annabeth: -A mí esto me parece un sueño. Esta vida… es como un sueño.
Lobel: -¡No, Beth! ¡Esto es REAL! ¡No estás soñando! Lo que crees que viviste, eso era el sueño.
Annabeth: -Imposible… Fue mi vida, Lobel. La larga vida que tenido durante 883 años.
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Editado: 10.09.2025