Las Brujas también desean un final feliz

Capítulo 32 - Annabeth

Annabeth: -Bien…

Desde lo alto de la colina miro la Ciudad fortaleza de Suré.

Es más impresionante de lo que imaginé. Sus enormes murallas blancas son imponentes.

Annabeth: -Si entramos quizás nunca salgamos…

Eso me asusta.

No puedo dejar de mirar que las monumentales puertas de la fortaleza tienen grabado en oro el rostro de la Diosa Vida, y no solo es… ¡los muros están repletos estatuas de la Diosa!!

¡ES UN TEMPLO! ¡Toda la ciudad de Suré es un Templo!

¡¿Por qué tuvieron que ser tan pretenciosos con su religión?! ¡Ustedes llaman mucho la atención! ¡Es normal que la Iglesia Ortodoxa se sintiera amenazada por ustedes!

Doy un gran suspiro para relajarme.

Annabeth: -Calma, Annabeth, cálmate. Bien, Espíritus, hagamos un trato, les daré un poco de energía de mi Orbe, a cambio quiero que busquen a un Alto Espíritu que está en la ciudad, es una Lobelia, es joven e idiota. Responde al nombre de Lobel, díganle que su amiga Beth ha venido y quiere verle. Si lo traen aquí, les daré más energía.

Espíritus: -¡HECHO!

Eso me sorprendió, son Espíritus tan pequeños y débiles que no sabía que podían hablar el idioma humano.

Se fueron veloces luego de absorber la energía de mi Orbe.

Ahora solo toca esperar.

Crow: -¡Beth!

Annabeth: -Has cuidado muy bien a los caballos, Crow. Bien hecho.

Estos magníficos animales son muy mansos, debe ser por su edad. Son muy mayores, han pasado toda su vida con humanos.

Annabeth: -Crow, ya necesitas un baño… Y yo también.

Apestamos.

Annabeth: -Jajajaja.

Lobel: -¡¿EH?! ¡BETH! ¡¿VINISTE?!

Que rápido lo trajeron.

Annabeth: -¡¿Cómo que vine?! ¡¡TE ESTUVIMOS BUSCANDO DESDE QUE TE FUISTE!! ¡¡IDIOTA!!

Los Espíritus están ansiosos por recibir su paga.

Annabeth: -Pueden comer del Orbe. Está en la carreta. ¡Yo tengo asuntos contigo! ¡Lobelia sorda! ¡Te dije que nos esperaras! ¡Y te vas sin escuchar!

Lobel: -¡Dijiste que Suré estaba en peligro! ¡No podía quedarme sin hacer nada!

Annabeth: -¡¿Y?! ¡¿Algo ha sucedido ya?! ¡¡Aún falta como 2 o 3 años para que suceda algo!! ¡Tenemos tiempo!

Lobel: -¡Pero la Iglesia Ortodoxa ya está aquí!

¿Eh?...

Annabeth: -¿Tan pronto?...

Lobel: -Sí, han llegado-

Nuestra conversación es interrumpida por los destellantes rayos de luz que salen de la carreta.

Annabeth: -¡¿Qué es eso?!

Lobel: -¡¡MIS HERMANOS!!

Espíritus… Todo un gran tumulto de pequeños Espíritus se ha reunido alrededor de la carreta, todos van por el Orbe. Pero eso no es lo sorprendente. Las luces que van hacia el cielo, son… Altos Espíritus de formas y bellezas nunca descritas.

Annabeth: -Increíble… ¿Evolucionaron?

Lobel: -No, solo se recargaron de Energía. Beth… ¿no deberíamos detenerlos?

Annabeth: -¡¡AHH!! ¡¡SÍ!!! ¡¡Y TENEMOS QUE SALIR DE AQUÍ!!

Es imposible que otros no vieran esto. Pronto vendrán los guardias, la Iglesia…

Annabeth: -¡¡VÁMONOS!! ¡¡CROW!!

Agarro la mano de mi pequeño.

Annabeth: -¡¡LOBEL, DETÉN A TUS HERMANOS!!

¡Nunca más volveré a darle de comer a un Espíritu!

Pero… no sabía que mi Orbe Mágico pudiera hacer eso. Tengo que estudiar a más profundidad el límite de mi Orbe y su influencia en los Espíritus.

***

Luego de una ajetreada fuga y gracias a los poderes de ocultación de Lobel logramos salir de ese embrollo sin ser descubiertos.

Annabeth: -Largo… no más comida para ustedes.

Estos pequeños Espíritus no se rinden de querer su parte.

Lobel: -Lo siento, hermanos. Por ahora no pidan más.

Lobel intenta ser educados con ellos, pero sus hermanitos son tercos.

Annabeth: -Lobel, mejor guarda el Orbe dentro de tu espacio dimensional.

Lobel: -Sí, será lo mejor.

En cuanto el Orbe desaparece, la magia en la carreta empieza a degradarse. Con la energía restante, el Sello Magico podría durar años en funcionamiento, así que lo borré. En unas horas todo rastro de la magia se acabará.




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