Es mucho oro por toda la ciudad.
Annabeth: -Es… como un sueño.
Lobel: -Y aún no has visto nada. Sigue recto, ¡nosotros vamos allá!
Al final del camino y en el centro de la ciudad, levantado sobre una colina, se alza un majestuoso templo.
Annabeth: -El Templo Mayor…
Lobel: -Sí. ¿A qué nos quedó hermoso? Oh, pero no es suficiente para representar la grandeza de nuestra Señora.
Los Espíritus alzaron esta ciudad para su Diosa… y según entendí los Medio Espíritus la administran. Una ciudad tan impresionante, con una devoción desbordante que se siente con solo pasear por su plaza.
-Por la gracia de la Diosa.
-Divina nuestra Señora por bendecirnos con los alimentos.
-Estas son mis ofrendas para la Señora.
-Que la Diosa os consuele.
-Gracias a la Diosa.
-Por la Señora.
Todos sus habitantes desbordan de caridad y amor a su fe… ¿Cómo una religión como está pudo ser considerada pagana? No lo entiendo.
-Hola.
Doy un grito por el susto.
Annabeth: -¡¿Quién eres?!
Lobel: -Jajajaja. Soy yo, Beth. ¿No me escuchaste? Te pedí permiso para usar tu Orbe y tu muñeca. Estabas tan metida en tus pensamientos que no escuchaste. Hazme sitio, Crow.
No me lo puedo creer… Pero si lo veo bien…
Annabeth: -¿Qué pasa?
Esa destellante y hermosa sonrisa es inolvidable…
Annabeth: -Lobel… te pareces a tu papá.
Lobel: -Obvio. Somos Lobelias. Todos nos parecemos al Hermano Mayor Lobelia.
Tiene el apuesto rostro de su padre, pero es una versión más joven y rebelde. Y su largo cabello despeinado es de un brillante azul claro. Otro rasgo que lo diferencia de su padre son sus ojos, su padre no tenía iris ni pupilas, pero Lobel sí, tiene unos vivaces ojos dorados.
Ese azul le queda muy bonito, ahora que recuerdo, su pelaje de lobo también tenía un tono azulado y gris.
Lobel: -Beth… Antes de ir al templo, puedes comprarme ropa. Debajo de esta capa no llevo nada puesto.
Annabeth: -Pervertido… saca tus manos de mi niño…
Lobel: -No, Crow, ¿te gusta ser cargado por tu hermano Lobel?
Crow: -Iiii… Ba... Beth e… merio..
Annabeth: -¡¿Yo soy mejor?!
Crow: -¡Iiii!!
Lobel: -Traidor. Así que el enano ya habla. O algo así…
Annabeth: -Ha estado practicando mucho. Le estoy enseñando lo mejor que puedo.
Lobel: -Bien, ahora es mi turno de enseñarle. Crow, di… Santa Madre Nuestra.
Annabeth: -¡Oye, algo más fácil!
Crow: -Sansa Mama Nuta-
Oh… pudo decirlo.
Lobel: -Muy bien, Crow. Sigue intentando.
Crow: -Sannnnsa… Sannn… taaaaa. Saannnta.
Mientras nos divertíamos un rato con la inocencia de Crow encontramos una tienda de ropa. Lo sabía, tener a Lobel cerca hace más divertido el viaje.
Vendedora: -Lo siento, señor, pero…
O eso creía.
Annabeth: -Lobel, ya te lo dijo. No te puede vender ropa de clérigo si NO eres un clérigo. Compra ropa normal y listo. ¡Deja de molestar a la señorita!
Lobel: -Bien… Ya, está bien. Deme lo que sea que tenga. Conseguiré una sotana cuando vayamos al Templo.
No piensa rendirse tan fácil.
Vendedora: -Tenga algo que podría agradarle. No es una sotana, ni un uniforme sacerdotal, pero… los jóvenes lo usan para sus ceremonias religiosas. Espere un momento.
La señorita regresó con un reluciente traje blanco.
Annabeth: -Se te va a ensuciar.
Lobel: -¡Es perfecto!
Ni me escuchó. Bueno, si le gusta está bien.
Annabeth: -¡Usa el probador! ¡No te desnudes en público!
Mi indecente amigo tiene mucho por aprender. Menos mal que logré taparlo a tiempo antes de que mostrara algo indecente en público.
Lobel salió contento de la tienda luciendo su impecable traje blanco con bordados y botones dorados. Ahora sí parece todo un príncipe salido de un libro de cuentos.
Es imposible para él no atraer la atención de las mujeres. Hasta casi mata de un infarto a la vendedora hace un rato. Ver a un joven tan apuesto desnudarse frente a ella, fue mucho para el corazón de esa jovencita.
#2605 en Fantasía
#476 en Magia
#7123 en Novela romántica
fantasia romance y seres sobrenaturales, viajes en el tiempo, magiabrujasdemonios
Editado: 10.09.2025