Capítulo 12 - Raven

Hoy es un día especial, Beth cumple 1 000 años.

Y me alegra compartir este día con mi Hermano favorito.

Lobelia: -Otro año más, y nada. ¿Cuánto más Néctar debo darte para que te sanes?

Se queja tras darme de beber su preciado Néctar.

Raven: -Lo lamento, Hermano Lobelia. Por 117 años has cuidado de mí, pero mis heridas siguen demorando en sanar. Y quizás no lo hagan nunca, en cambio, tú tienes heridas que si pueden sanarse. Quisiera que tomaras el Néctar en mi lugar.

Lobelia: -¡Ha! Tonterías. Mis heridas no son nada. Un buen descanso y estaré bien. Yo tengo mi propio Néctar, así que de mí ni te preocupes. Y no eres tú y ni yo quién decide esto, es la Señora. Ella tiene la última palabra. Y aún pide que cuide de ti. Así que tendrás que aguantarte.

Señora Nuestra… gracias eternamente.

Raven: -Alabada sea nuestra Señora.

Lobelia: -Ave. En fin, me sigue gustando lo que hiciste con el lugar. No está nada mal.

Raven: -Hice algunas reparaciones, algo sencillo.

Me gusta mantener la limpieza dentro del Templo; he reparado los azulejos y repintando los frescos de las paredes y he hecho nuevas sillas con mis propias manos. Gracias a todo esto, ahora los pequeños Espíritus ya no me tienen miedo y vienen más seguido para ayudarme a regar y mantener vivas las flores que he plantado entre las ranuras de las paredes.

He arreglado con sumo cuidado el Altar y la Cripta por ser una fecha muy especial.

Lobelia: -Para ser Demonio tienes buen gusto.

Raven: -Jajaja, es una creencia tonta pensar que no tenemos buen sentido de la estética, Hermano. En el Infierno somos muy ordenados y aseados. Al menos, en las zonas gubernamentales.

Lobelia: -Pero tu mundo es corrupto como el de los Mortales.

Raven: -Eso no lo niego. Especialmente en los últimos eones, desde que el Infierno perdió a su Primer Supremo Gobernante, la indisciplina ha llegado a niveles incalculables. Cada vez más Demonios no quieren obedecer las leyes. Incluso malinterpretan las “enseñanzas” de la Diosa de la Muerte.

Lobelia: -La joven señorita… Demonios estúpidos.

La Diosa de la Muerte es la segunda Diosa con mayor influencia entre los Demonios, pero su doctrina es muy malinterpretada porque en sí, no existe ninguna doctrina. La Diosa de la Muerte no es una deidad que levante templos o que tenga reglas claras. Ella solo se encarga de mandarnos las Almas y espera que nosotros trabajemos, nada más.

Raven: -Es cierto, los Demonios somos ruines y estúpidos si no tenemos un guía que nos enseñe el camino.

Le digo con sinceridad a mi Hermano Lobelia que está sentado a mi lado.

Lobelia: -Carne rostizada.

Raven: -¿Sí?

Lobelia: -Ayúdame a curar mi espalda. No alcanzo y la herida empieza a fastidiar.

Raven: -¡Sí!

Es la primera vez que me pide ayuda. Que un Espíritu le muestre su espalda descubierta a un Demonio es algo de lo que nunca he oído hablar.

Es un honor atender tu herida, Hermano Lobelia.

Lobelia: -Úntalo sobre la herida.

Es una pasta cremosa con olor a muchas hierbas.

Raven: -Aquí voy.

Aguantando tu dolor dejas que te cure.

Tienes unas horribles heridas en tu espalda, algunas parecen cortadas de espadas, otras heridas de balas y algunas son como garras de alguna bestia. ¿Pero qué tipo de bestia se atrevería a atacar a un Espíritu? Por más que tu piel ahora sea negra, la luz de tu ser se ha oscurecido y tu enorme cuerpo ha perdido toda finura y elegancia propia de tu especie. Podrás estar corrompido, pero tú aún eres un Espíritu.

Raven: -Hermano Lobelia…

Que dolor más indescriptible es el que sufres.

Lobelia: -¿Qué?

Raven: -Eres muy peludo. Jajajaja.

Eres como un gran perro peludo.

Lobelia: -¡Al menos no soy una carne rostizada como tú!

Raven: -Jojojo, pero estoy sanando gracias a ti. Ya solo me quedan un par de costras. Y mis ojos están mejorando. Deseo que pronto ambos sanemos nuestras heridas.

Lobelia: -Estúpida… carne rostizada.

Ahora que puedo tocarte puedo sentir el Aura Demoniaca dentro de ti, corrompieron tu ser, todo cuanto eres.

Tú que eres lo más sacro que existe, fuiste profanado hasta lo más profundo de tu ser.

Despides tanta aura Demoniaca que incluso los Espíritus pequeños no deben soportarlo, ahora entiendo porque ellos no se acercan a ti.