Las Brujas también desean un final feliz

Capítulo 16 - Raven

El tiempo es imparcial.

Esa es una verdad irrefutable.

¿Cuánto tiempo ha pasado desde que decidimos rendirnos? Casi 500 años creo, y ni los he sentido pasar, porque el sueño me está consumiendo.

Lobelia: -Estás más feo que una momia disecada, jajaja.

La broma del Hermano Lobelia ya ni me da gracia.

Algo dentro de mí… se está consumiendo.

No entiendo que está pasando conmigo, pero cada vez más seguido tengo largos lapsos de sueño. Yo, un DEMONIO, tengo SUEÑO.

Los seres Eternos no necesitamos DORMIR.

Y yo estoy cayendo en un profundo sueño. A veces duermo por años, otras veces por meses o días; puede darme sueño en cualquier momento y no tengo manera de evitarlo. Lo peor de todo, es que mientras duermo profundamente nada me despierta. ¡Soy completamente vulnerable!

Si esto fuese obra del poder un Demonio de la Pereza lo comprendería, pero no es así. Este sueño que siento… no me lo está provocando nadie y eso me asusta.

Algo dentro de mí se está apagando como si se consumiera.

Raven: -Gracias…

Digo cansado en el hombro de mi Hermano Lobelia.

Lobelia: -¿A qué vino eso?

Raven: -Por siempre cuidarnos… a Beth y a mí.

Lobelia: -No creas que lo hago porque quiero… Madre así lo quiere y yo cumplo sus deseos.

El acelerado latir de tu corazón no me dice eso. No sabía que los Espíritus podían avergonzarse. Jajajaja. Que tímido eres, Hermano Lobelia.

Sentados frente al Altar Mayor de nuestra Señora descansamos nuestros agotados cuerpos.

Raven: -Pronto tendremos que despedirnos de este Templo…

Al final, el Hermano Lobelia decidió ayudar a los Templos que seguían siendo fieles a los Dioses, les llevó alimentos y noticias sobre la situación actual del mundo. Gracias a su intervención muchos pequeños Templos se unieron y, tras muchos años, formaron una gran Facción que buscó resistir el avance de los Demonios.

Fue una lucha sin precedentes, los últimos creyentes del mundo luchando contra los Herejes y los Demonios.

Obviamente, no fueron rivales contra los Demonios.

La última Guerra Santa de la humanidad la ganaron los Demonios.

Actualmente, este mundo está infestado de Demonios y cerca de la extinción de la humanidad.

El Hermano Lobelia se esforzó mucho para apoyar a los últimos creyentes, ya sea como mensajero o como aliado en la guerra. Fue una labor muy dura que casi le cuesta la vida. Ver su cicatrizado cuerpo repleto de nuevas heridas llena de culpa mi consciencia; porque yo, quién debía apoyarlo, estaba durmiendo.

Lobelia: -Me hubiese gustado salvar este mundo…

Estoy seguro que Madre ya está orgullosa de ti, por todo el esfuerzo que has dado. Pero eso ya lo sabes.

Raven: -¿Ahora a qué viene eso? ¿No eras tú el primero en querer irte? Jajaja.

Quiero animarte, querido hermano.

Lobelia: -Aún si son imperfectas y repugnantes… Nosotros no odiamos a las Almas.

¿Qué? Su comentario me dejó con la mente en blanco.

Esta tarde mi Hermano me contó LA VERDAD de la Creación.

Fue… demasiado que procesar. Yo aún no me creo todo lo que escuché.

Si está verdad fuese descubierta por todos, entonces… TODO cuanto creemos perdería sentido. Las discriminaciones y guerras acabarían, para dar inicio a una UTOPÍA.

“El Jardín”

Así lo llamó mi Hermano Lobelia.

Un Paraíso Eterno y Perfecto.

Raven: -Hermano… Tengo una duda que me miedo preguntar.

Lobelia: -Hazla.

Raven: -El “Señor” de tu historia… ¿está…

Lobelia: -Hay preguntas que es mejor no hacer, jajajaja.

No sé cómo puede reírse, yo estoy con los nervios de punta.

¡Acabo de escuchar una verdad que no debería saber!

Ahora entiendo el apego de Beth por su ignorancia.

Hay verdaderas que dan miedo saber.

Pero escuchar el relajado y alegre silbido de mi Hermano Lobelia le da paz a mi corazón.

Lobelia: -Bueno, es hora. No demoremos más, vámonos de este mundo. ¿Te cargo? Princesita.

No sé si es por estar tanto tiempo conmigo, pero el Hermano Lobelia ha desarrollado un sentido del humor sarcástico.

Llevo todo el día somnoliento, y mis piernas pierden fuerzas cuando estoy en este estado. Ser cargado por mi Hermano Lobelia se ha vuelto algo habitual.




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