Las Brujas también desean un final feliz

Capítulo 52 - Annabeth

Esa mordida de lengua marcó un silenció atroz en la sala.

Todos en la sala sabemos cuál iba a ser la frase de este anciano, “las Brujas roban el poder de los Dioses”, es una verdad que promueve la Iglesia Ortodoxa. Pero que hoy ha sido desmentida.

Annabeth: -¡Nosotras no robamos el poder de los Dioses! Nacemos con la capacidad de sentir el latir de los elementos y ver más allá de lo que los ojos pueden ver. Brujas y Brujos, todos nosotros, nacemos con la habilidad de sentir la Magia desde nuestro primer respiro. No robamos el poder de los Dioses, tan solo vivimos en armonía con esas fuerzas. ¡Somos seres humanos como cualquiera de ustedes! Lo único que nos diferencia es que nosotros nacemos con la capacidad de sentirnos parte del mundo. ¡No es justo que nos cacen solo por nacer así!

Estoy llorando, no quisiera hacerlo delante de ellos. Pero mi corazón se siente muy abrumado y libre al mismo tiempo.

Quizás sea uno de los efectos de este Salón de la Verdad.

Ortodoxo: -Yo… no puedo dar una opinión al respecto. Eso lo decidirá mi Iglesia, no yo.

Annabeth: -A tu Iglesia nunca les hemos importado. ¡Nos han abandonado! Tú no sabes lo que es vivir huyendo y escondiéndote TODA la vida. Ya sean Demonios o humanos, ¡TODOS NOS CAZAN! Un día podemos estar comiendo una cena familiar y al otro, ¡zas! ¡Tus padres ardiendo en el fuego! ¡Mis hermanos y hermanas en las hogueras mientras son linchadas! ¡Gritos de desesperación y no poder hacer nada para ayudarles! Mis niños cayendo en las sucias garras de los Demonios, y no poder persuadirlos porque ya no tienen más esperanzas en el futuro. Porque ya no ven otra salida, porque solo vendiendo sus Almas podrán vivir unos años más. Ustedes nos acusan de hacer tratos con los Demonios, ¡pero son ustedes!, NUESTRA PROPIA RAZA, la que nos orilla a hacerlo. Nos es justo que nos hagan esto, nosotros también somos humanos.

Seco mis lágrimas con las mangas de mi vestido.

No sé qué me pasa, estoy muy sentimental. Nunca me ha gustado llorar frente a otros, esto es muy raro. Ya me estoy haciendo muy vieja.

Ortodoxo: -Seguiré absteniéndome de una respuesta al respecto.

Eso esperaba.

Annabeth: -No espero una respuesta de su parte. Lo único que quiero que sepan, es que YO NO SOY EL ENEMIGO. A diferencia de ustedes, YO NO QUIERO ACABAR CON LAS IGLESIAS. PORQUE EL POLITEÍSMO ES NUESTRA LIBRE ELECCIÓN. Los Dioses son muchos; y todos los Dioses, por igual, merecen respeto y adoración. Así que no quiero que me vean como a una enemiga.

Ortodoxo: -Entendemos tu postura y la haremos presente, pero no podemos tomar una decisión.

¿La harán presente? Cierto, ellos deben estar esperando al nuevo suplente de Dagmar, es decir, al nuevo Mediador Superior. En solo unos días estará llegando, así que estos acontecimientos deben estar poniéndolos ansiosos.

Annabeth: -Bien, quisiera agregar que es urgente que notifiquen la presencia de ese Demonio. Se tiene que investigar desde que momento y lugar pudo ser Poseído ese hombre. ¿Alguno le conoce?

Se ven desconcertados con mi pregunta, pero ninguno quiere abrir la boca.

Será mejor que sea clara en este asunto.

Annabeth: -Los Demonios odian los lugares sagrados, porque están más a la vista de los Dioses y esa Aura Divina los debilita. Así que, obviamente, el Demonio no se encuentra aquí. Ya que Suré es un Templo hasta su última piedra de mármol. Y como le es imposible entrar personalmente, para no ser descubierto por los Dioses, entonces ha enviado solo una Sombra de sí mismo. Es una copia de menor rango. ¿Me siguen hasta este punto?

Ortodoxo: -Sí, continua.

Annabeth: -Los Demonios se clasifican según el grado de peligrosidad. Los de Bajo Rango apenas son como monstruos sin pensamiento propio. Pero los de Alto Rango son mucho más peligrosos, ellos poseen nombres propios y una inteligencia superior. Recuerden esto, entre más inteligente un Demonio, más peligroso. Y este Demonio sabía hablar y hacer copias muy resistentes de sí mismos, eso significa que es un Alto Rango Superior, incluso solo estar parados junto a él llenó de pavor a los científicos. No es así, ¿señor Berthram?

Berthram: -Decir pavor es poco… Estaba realmente aterrado. Muchos incluso se desmayaron. No pude ni respirar hasta que usted, Annabeth, lanzó ese hechizo de luz y nos salvó a todos. Se lo agradezco, en nombre de toda mi comunidad.

Yo los salvé… Se siente raro que me agradezcan, son pocas las veces que eso me ocurre.

Annabeth: -De nada.




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