Las Brujas también desean un final feliz

Capítulo 18 - Raven

El tiempo nunca estuvo de mi lado.

Beth…

Beth…

Beth…

Beth… lo siento.

No podremos estar juntos nunca más.

Subestimé por completo la habilidad de los Magos Ortodoxos, y también… menosprecié la Aura Divina dentro de ti, Beth.

Pensé que todo estaría bien. Y que, si esperábamos, el Aura Divina del Dios de la Luz se iría disipando poco a poco.

PERO ME EQUIVOQUÉ.

El Aura Divina no se ha disipado.

Al contrario, ha ido alimentándose de tu Núcleo de Bruja y ha… agrietado tu Alma.

Te estás rompiendo, Beth.

YA NO PUEDO SALVARTE.

Todo porque está maldita Aura Divina está consumiéndote hasta no dejar NADA.

Es mi culpa.

Perdóname, Beth.

Debí buscar una manera de apropiarme de tu Alma desde el principio.

Debí abandonar tu quemado cuerpo y preocuparme solo de tu Alma.

FUE MI ERROR.

Ahora ya no tiene sentido lo que haga.

No podré traerte a la vida si tu Alma está rota.

Y aún si lograra sacar tu Alma de tu cuerpo y te pusiera en un nuevo recipiente… no serías la misma Beth de antes.

Aún si volvieras al Cielo, ahora eres una Alma defectuosa condenada a rencarnar en vidas cortas. La Muerte te rondara con cada respiro que des. Y las pesadillas inundaran tu mente peor que antes.

ESO NO ES VIDA.

Incluso si lograra liberar tu Alma ahora mismo… solo lograría que tuvieras una miserable existencia condenada a desvanecerse en cualquier momento.

Ya estás demasiado rota para poder salvarte.

Raven: -¡¡¡AAAAAAHHHHHHH!!!!

Gritar de impotencia es todo cuanto puedo hacer.

Esto no tenía que ser así.

Beth no merece esto.

¡MALDITO DIOS DE LA LUZ! ¡POR QUÉ SIGUES TRAYENDO DESGRACIAS A LA CREACIÓN!

Beth no merecía este destino.

Ella era el Alma más brillante y pura que he conocido.

¿Es este acaso el castigo que tenía que caer sobre mí?

Con gusto hubiese dado mi miserable vida en lugar de ella.

MADRE…

Contengo mi dolor dentro de mi pecho. Sé que es inútil pedir salvación.

Ni los Dioses pueden reparar a un Alma rota.

Lo único que Madre pudo hacer por mí… fue darme estos años de ignorancia y fe.

Nada más.

Fue cruel, sí. Pero ese tiempo que compartí con mi durmiente Beth… no lo cambiaría por nada.

Madre, me diste tiempo para comprender el amor. Y también me diste el tiempo que nunca más volvería a tener.

Ahora lo sé.

Gracias, Madre.

Y hasta siempre.

No quiero ese desafortunado destino para mi Beth.

No quiero que viva atormentada hasta desaparecer.

Si para salvarla de tan cruel destino tengo que destruirla con mis propias manos, lo haré. Y yo, también, me destruiré junto con ella.

Mi energía vital está lista para consumirlo todo.

Beth… ardamos juntos, como aquella tarde, y está vez… ardamos hasta no dejar nada.

Porque desde el principio… este amor nunca tuvo futuro.

Lobelia: -¡¡¡DETENTE!!!!

El fuerte abrazo de alguien me hizo reaccionar.

¡Hermano Lobelia! ¡Mierda! ¡Eso es peligroso!

Detengo mis llamas o podría destruir al Hermano Lobelia junto a nosotros.

Lobelia: -¡¡¿QUÉ CREES QUE ESTÁS HACIENDO?!!

Raven: -¡Eso debería preguntarte yo! ¡Podrías haberte desvanecido!

El Hermano Lobelia está temblando. No puedo verle la cara, pero… puedo sentir algo húmedo en mi cuello.

Ran: -¡Ella está bien! ¡Su cuerpo se ha quemado hasta ser polvo, pero su Alma sigue aquí!

Puedo ver que las palabras de Ran son ciertas.

Ya no queda nada del cuerpo de Beth, ahora solo su Alma rota reposa en el suelo. Pero esa maldita Aura Divina aún sigue rodeándola.

Raven: -Suéltame… ¡SUÉLTAME, HERMANO LOBELIA!




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.