Todo cuanto puedo ver es hielo.
Álamo deber un Espíritu que adore el invierno, porque este lugar es realmente gélido.
Este refugio de hielo es muy rústico en apariencia. No hay puertas, solo cortinas de piel tapando cada entrada de este laberinto. Puedo ver espacios grandes y abiertos entre tantos pasillos angostos.
Liliana: -Te oyes peor que yo, jajaja.
La risa de Liliana no tiene gracia para mí.
Sí, no puedo dejar de respirar con dificultad.
Raziel: -Tengo frío…
Que débil me he vuelto.
Lobelia: -Te llevo.
Me dice mi Hermano.
Raziel: -No, yo puedo.
Ser cargado como una dama o, peor, de un moribundo no es la imagen que quiero darles.
Niña: -Llegamos.
Susurra la niña y entramos en una bien iluminada “habitación”. La cual no es más que una cueva de hielo con muchas alfombras y pieles adornándolo todo.
Nos sentamos en la gruesa alfombra para calentarnos con la fogata.
Los poderes de Álamo deben estar manteniendo este lugar, o el uso de tantas hogueras y antorchas pondrían en peligro la estructura de estas cavernas de hielo.
Niña: -Tomen.
Varias niñas y niños nos dan sábanas y avivan el fuego para nosotros.
Raziel: -Gracias.
Les agradezco, mientras mi Hermano solamente asiente la cabeza tímidamente. Verlo vestir una piel de reno es un poco gracioso, especialmente por los cuernos.
Raziel: -Te ves…
Lobelia: -No lo digas.
Raziel: -Jajaja. Vamos, relájate.
Lobelia: -Por un momento creí que no la contaríamos…
Mi Hermano da un gran resoplido exhausto mientras se tumba en la alfombra.
Disimuladamente doy una mirada a uno de los niños, él acaba de poner una Esfera de Comunicación encendida a un lado de nosotros.
Supongo que es normal. Liliana es la líder de este Aquelarre, no pueden dejarla sola con dos sospechosos invitados. Además, si nos están viendo, eso es algo bueno para nosotros.
Liliana: -Iré directo al punto. Dame ese hechizo.
Se lo di sin dudar.
Puede que sea ciega, pero aún sigue siendo una Bruja, estoy seguro que puede ver la desbordante Energía Divina que contiene este libro.
Se quedó examinándolo hoja por hoja, por casi una hora.
Yo aproveché para acercarme a su lado y leerlo junto a ella. Hasta mi Hermano Lobelia dio una ojeada disimulada.
El Maestro es realmente… ¡increíble!
¡Lo logró! ¡Realmente lo logró! ¡E incluso solucionó el problema de las memorias! ¡Y perfeccionó la seguridad de las Almas!
Liliana: -Hm… ¡No entiendo nada! ¡Este idioma no lo conozco!
¿No lo puede leer?
Lleva… casi una hora mirándolo con tanta atención y no podía leerlo…
Raziel: -Jajaja…
Juro que estoy intentando no reír.
Liliana: -¡No te burles!
Raziel: -Lo siento, pero creí que… Jajaja.
Liliana: -¡No es gracioso! ¡Si no puedo leerlo! ¡No puedo conjurarlo!
Tiene un buen punto.
Raziel: -Yo lo traduciré. El Maestro me enseñó a leer este idioma.
Mi Hermano está con los ojos tan abiertos como un búho. Luego le preguntaré por qué le sorprende tanto.
Raziel: -Y para que esta hora no sea tiempo perdido, te lo resumiré. Empecemos dejando en claro que es este libro.
Liliana: -¿No es un libro de Hechizos de un Dios?
Raziel: -No. Este es un libro de anotaciones sobre el estudio de la Magia del Tiempo. Un Dios muy inteligente se propuso crear el Hechizo de Tiempo perfecto, y este libro contiene todos los registros de su investigación y experimentación.
Liliana se maravilla mientras pasa rápidamente las hojas entre sus dedos.
Liliana: -Todo esto… es para un solo Hechizo.
Así de meticuloso es el Maestro.
Raziel: -Correcto. En sus primeras hojas, el Maestro hace una introducción del libro y por qué está creando este Hechizo. Son pensamientos personales de un Dios, no creo que quieras saberlos.
Es mejor… si no le cuento esta parte.
Liliana: -Resúmelo.
Ella no es como Beth, ya me había olvidado de lo terca que esta tipa.
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Editado: 15.10.2025