Capítulo 68 - Annabeth

Hoy por la tarde hubo un incendio en todos los Templos y Altares del Dios del Fuego, milagrosamente no hubo heridos, y, además, el fuego se apagó solo.

Jeremías: -¡LA FURIA DEL DIOS DEL FUEGO HA HABLADO! ¡ESTÁ CANSADO DE ESTA ERRADA ADORACIÓN! ¡Y TE NIEGAS A ESCUCHARLO! ¡ABRAN LOS OJOS, HERMANOS! ¡MIREN! ¡LOS FIELES ILESOS Y LOS TEMPLOS HECHOS CENIZAS! ¡AQUELLAS ATROCES IMÁGENES EN LAS PAREDES NO SON MÁS QUE POLVO! ¡ESA NO ES LA ADORACIÓN QUE EL DIOS DESEA! ¡ESTAN ENSEÑANDO LA CARA INCORRECTA DEL DIOS DEL FUEGO! ¡MIREN POR USTEDES MISMOS! ¡Y TENGAN FE EN SU DIOS! ¡ESCUCHEN LO QUE TRATA DE DECIRLES! ¡HEMOS ESTADO ERRADOS POR DEMASIADO TIEMPO! ¡ES HORA DE SEGUIR LA VERDADERA VOLUNTAD DE LOS DIOSES! ¡ABRAN SUS OJOS ANTES DE QUE SEA DEMASIADO TARDE!

Hoy vine a presenciar, desde lejos, uno de los discursos de Jeremías.

Es un hombre muy valiente, está rodeado de toda esa multitud y no tiene miedo. Una mitad quiere lincharlo y la otra lo defiende. Aunque mirando bien, ya más de la mitad está de su lado.

Jeremías lo hará muy bien en su misión. Mañana partirá y quería verlo hoy antes de que se fuera.

Si apareciera como la Sacra Emisaria de la Diosa en medio de su discurso causaría mucho revuelo, es por eso que solo puedo mirarlo desde lo alto de este techo.

Lobel: -No lo hace tan mal.

Eso es un cumplido viniendo de Lobel. Él es muy exigente con otros que no soy yo, jajaja.

Annabeth: -Yo no sé si sería capaz de hacerlo.

Hacer que toda una multitud se ponga a mi favor, es una idea imposible para una Bruja.

Lobel: -Tú sabes dar buenos discursos, Beth. ¡Ten más confianza en ti misma!

Annabeth: -Tienes razón… Tengo que cambiar la mentalidad de las personas sobre la Brujería. No puedo ser una pesimista. Jajaja, o ya estaré sonando como Laela.

Cuando me dijo que era pesimista no pensé que hablara tan en serio. Es como si una nube negra rondara todo el tiempo con ella, he visto Brujas así antes, pero… Laela está a otro nivel.

Annabeth: -Al menos… será una poderosa Bruja de la Oscuridad algún día.

Lobel: -Eso suena como a un consuelo.

Lobel se ha vuelto muy perspicaz.

Annabeth: -Tienes razón, no me expresé bien. Yo considero que el pesimismo de Laela tiene mucho potencial.

Porque significa que el vínculo con su elemento, la oscuridad, es muy intenso. Y ese fuerte vínculo hará de ella una gran Bruja. Además, le veo potencial como Nigromante, esa aura lúgubre suya atrae mucho a los muertos.

Annabeth: -Cambiemos de tema. Tengo una pregunta, ¿qué va a pasar con los que se nieguen a unirse a la Alianza Eclesiástica?

Porque ambos bandos ya están más evidentemente formados. Se están lanzando insultos, golpes y alguno que otro Mago está perdiendo el control. La Barrera de Almendro está evitando que se produzcan heridos en esta disputa.

Lobelia: -No estoy completamente seguro… Tendremos que esperar a ver la voluntad del Señor.

El Señor… el rey de los Dioses.

Annabeth: -No lo entiendo… Si es un Rey, ¿por qué no quiere Templos? ¿Y por qué desea la igualitaria adoración a todos los Dioses? Si hay un Rey… debe de haber una jerarquía, ¿no es así?

Con Crow en mis brazos tomo asiento mientras seguimos mirando un hecho histórico que quedará en la historia. Y por eso, Ran mandó a los pintores a pintar esta escena desde todos los ángulos posibles.

Lobelia: -Estas en lo correcto. Hay jerarquías, o es más correcto decir que las hubo. El Señor acabó con ellas, no… lo correcto es decir que él nunca las respetó. Él siempre trató a todos como iguales. Así de magnánimo es el Señor.

Lobel se sienta a mi lado con la mirada fija en la revuelta.

Annabeth: -Suena a que él también es tan amable como la Señora.

Lobelia: -Jajaja… El Señor dijo: <<Si el amor existe es por ella y si amo es solo por ella. No sabía lo que era amar hasta que ella me lo enseñó.>>

Oh… suena a todo un romántico, pero no creo que sus palabras sean tan a la ligera. Después de todo, los Espíritus le temen por su mal carácter.

Annabeth: -Me gusta cuando lo citas.

Porque la grave voz del Señor es muy agradable de escuchar.

Lobelia: -<<Y en sus ojos yo me perdí; y digo hoy, y será verdad eternamente, que los ojos son la ventana hacia nuestro ser interior. Una ventana que abrimos para que otros puedan vislumbrarnos. Y desde aquella ventana los amantes intercambiaran palabras de amor para que sus compañeros abran su puerta. Y verdad es, que no existirá nunca una conversación más grata que aquella que los ojos tienen, porque el amor habla sin palabras.>>