Ver el sol ocultarse de nuestro trozo de cielo, me hace dar cuenta lo tarde que es.
Raziel: -Basta de pelear, miren.
Señalo el cielo para que este par de Espíritus dejen sus rencillas y pongan atención en el firmamento. Mi hermano Lobel y Álamo no son indiferentes a la belleza de un ocaso.
Todos levantamos la mirada para deleitarnos de los últimos rayos de sol que recibirá este mundo.
Fue un momento mágico que compartimos todos juntos.
Es el fin.
Gracias, Divina Señora, por darnos un día en tu paraíso antes de morir. Y perdóname, por mostrarte la cara más horrenda de mí. No fui capaz de controlar mis propias emociones y me derrumbé completamente.
Las estrellas que nos cubren esta noche son las más brillantes y coloridas que mis ojos han visto.
Y bajo este cielo estrellado reescribiremos el destino de este mundo.
Liliana: -Es hora.
Esas simples palabras hicieron que todos se pusieran de pie y siguieran a Liliana. Yo también les sigo desde muy cerca, mientras entramos por el oscuro corredor que nos llevara hasta la escultura de la Señora.
El nerviosismo, la determinación y el sacrificio puede olerse entre los presentes, y la pesadez de sus pasos se siente en el eco que rebota por las paredes de hielo. Están asustados, y está bien tener miedo, porque hoy van a morir. Pero también puedo oler el dulce olor del odio y rabia ante la impotencia.
Mi hermano Lobelia parece haber sido afligido por estas intensas emociones y sentimientos, porque no deja de agarrarme del brazo con la mano un poco temblorosa.
Trato de sonreírle para calmarle, pero no parece funcionar.
¿Y cómo no estar nervioso?
Si somos más de 300 latidos agitados que aguantan la respiración para conservar el poco valor que les queda.
Ver a las madres abrazar fuertemente a sus bebés, mientras los niños más grandes tiemblan por la tensión en el aire, me hizo dudar si esto es lo correcto. Es crueldad pedirles morir, y por eso era una decisión que debían tomar por sí mismos. ¿Pero qué sentido tiene vivir en este mundo sentenciado? No lograran pasar de una década a lo mucho. Ni eso… porque sé que tendremos éxito y ese futuro ya no existirá.
Al ver la intensa luz divina de la escultura de la Diosa toda duda se alejó de mí.
Y estoy seguro de que a ellos también les pasó lo mismo.
Los nuevos Brujas y Brujos que van llegando al refugio, a través de los portales dimensionales de los Espíritus, están contemplando las estrellas mientras van memorizando el Hechizo.
Muchos de ellos tuvieron la oportunidad de salir, pero eligieron quedarse aquí adentro porque no deseaban arrepentirse de su decisión.
Pero veo que todo ya está listo, el Pentagrama ya está finalmente pintado.
Liliana: -¡¿Ya somos todos?!
Liliana ya se ha puesto en la labor de encargarse de los últimos detalles y la organización de los grupos.
Yo y mi hermano Lobelia somos los únicos que seguimos caminando hacia el centro de la sala, donde se alza la escultura de la Señora.
Puedo ver que la pintura del Pentagrama todavía está algo fresca, ahora entiendo por qué la gente no se acerca y solo anda por los alrededores. Será mejor que empiece a verificar el correcto dibujo del Pentagrama, todo tiene que ser perfecto.
Lobelia: -¡Señora! ¡Ave!
Mi hermano Lobelia se va corriendo donde su Madre. Y por lo que veo, el altar que mi hermano hizo ya está lleno de ofrendas. Me alegro que eso lo anime. No me gusta verlo preocupado o triste.
La pequeña Castalia ha vuelto a su labor de grabarme en todo momento con la Esfera de Comunicación.
Y su mirada de miedo me está incomodando.
Yo puedo oler claramente su miedo hacía mí. He debido asustarla mucho con mi apariencia original. Me tiene tanto miedo que no deja de seguirme muy despacio desde una distancia prudente y sudando frío.
No era mi intensión asustarla, en verdad lo siento por aterrarla.
Estar solo con Castalia ahora es algo incómodo.
Bueno, no importa.
Yo debo concentrarme en verificar el correcto pintado del Pentagrama.
Pero la verdad… no tengo cabeza para esto.
Necesito despejar mi mente un momento, antes de continuar. No sé cómo describir lo que siento, fueron muchos sentimientos y emociones encontrados que simplemente explotaron y se salieron de mi control.
No había sentido nada igual desde mis tiempos con mi tío.
Los Demonios de la Pereza pueden causar una erupción de emociones negativas cuando se siente abrumados. Mi tío, un Demonio de la Pereza, solía tener episodios de depresión muy severos y lo “contagia” sin distinción a todo aquel que esté cerca. La primera vez que me contagió su depresión… fue una de las experiencias nada gratas de mi infancia.
#3192 en Fantasía
#626 en Magia
#7801 en Novela romántica
fantasia romance y seres sobrenaturales, viajes en el tiempo, magiabrujasdemonios
Editado: 15.10.2025