Las canciones de Celestina

Canción 2

You are safe in my heart

And my heart will go on and on.

 

—¡Buenas noches mis enamorados! Bienvenidos a Stereo Hearts, el único programa de música románica made in Córdoba, sólo por 93.2, Radio Underground —dije con la comodidad que había ido creciendo en mí durante estas últimas semanas—. Ya ha pasado un mes desde nuestra primera canción y en este tiempito ustedes comenzaron a pedirnos canciones e incluso algunos se animaron a enviarle mensajes a sus seres queridos. Así que muchísimas gracias por elegirnos cada día. Recuerden que para contactarse sólo deben llamar o mandar un WhatsApp al número de la radio.

Entonces sonó una grabación que anunciaba el número de la radio con la profunda voz de Pato, el bajista y vocalista de La Sombra de Peter Pan y miembro de los "chicos de la radio". Pero lo sorprendente fue que no terminó la grabación que el celular que usábamos para la radio comenzó a sonar.

—¡Wow! Ustedes sí que son rápidos —exclamé cuando llegaron los primeros tres mensajes pidiendo unas canciones.

En el poco tiempo que llevábamos, la audiencia había aumentado considerablemente y cada noche eran más los mensajes y llamadas que recibíamos. Nadie podía creer el éxito en el que se estaba convirtiendo Stereo Hearts, mucho menos yo.

—«Celestina, pasame una canción de Arjona ¡Por faaaaa!»«Hola Celestina, me encanta la música que ponés. Podrías pasar Crazy in love de Beyonce.» «Pasá un tema para Cami y Sonia, te estamos escuchando mientras estudiamos» —leí los mensajes que me enviaron al tiempo que Casiano comenzó a reproducirlos de inmediato. Él se llevó dos dedos a la sien a modo de revolver antes de poner Cavernícolas de Ricardo Arjona, lo que me hizo reír. Era tan dramático.

Esas y otras canciones pasaron antes de que recibiéramos un llamado. Le hice una seña a mi compañero para que le baje al volumen y puse el celular en alta voz cerca del micrófono.

—¿Hola? ¿Celestina? —dijo una vocecita tímida y femenina desde el otro lado de la línea.

—Ella soy. Estás saliendo en Stereo Hearts.

—¡Oh Dios! Estoy en la radio —dijo con una risita nerviosa—. Perdón, es que esto me un poco de vergüenza.

—No hay de que apenarse —contesté amablemente—. ¿Cómo te llamás? O si lo preferís podés usar otro nombre.

—Emm... Decime Mari.

—¿En qué puedo ayudarte, Mari? —pregunté amablemente sin prestar atención a la rodada de ojos que pegó Casiano.

—Bueno... Es que escucho tu programa desde hace unas semanas y vos siempre sos tan amable y decís cosas tan lindas sobre el amor y no sé, creo que necesito alguien que me dé un consejo.

¿Un consejo?

Hasta ahora, la gente sólo se había comunicado con la radio para pedir canciones o dar algún que otro mensaje de amor, pero de ahí a pedir un consejo. ¿A mí? Quien nunca había tenido un novio. Sí, había ayudado y aconsejado a mis amigas en varias ocasiones. La gente siempre me decía que era buena escuchando a otros y que mis opiniones siempre parecían ser las más acertadas o que mis palabras eran exactamente lo que necesitaban oír. ¿Pero aconsejar a personas extrañas, en público? Me parecía mucha responsabilidad. Sin embargo... No podía decirle que no a esta pobre chica, cuya voz transmitía tanta tristeza. Yo no era tan forra.

En busca de algo de ayuda miré a Casiano con un qué-hago en mi cara. Él simplemente me contestó con un encogimiento de hombros.

«Él sí era de ayuda» pensé, con un suspiro, antes de volver mi atención a Mari.

—No sé si mis consejos sean los mejores, Mari —le dije con honestidad y amabilidad—. Pero con gusto te escucharé y te voy a ayudar en lo que pueda. Así que contame que te pasa.

—¿En serio? ¡Muchísimas gracias! —respondió con alivio—. Em... Bueno, así es la cosa —agregó luego de un profundo suspiro—. Hace un año y medio perdí a mi novio en un accidente. Él... Él había sido mi primer novio habíamos estado juntos desde la secundaria. Realmente lo amaba... lo amo. Cuando murió quedé devastada, sentí que algo se rompió dentro de mí y que no tendría arreglo. Pensé que jamás volvería a sentir lo mismo por alguien.

—Te entiendo. Perder a un ser querido es algo que nos marca de por vida. Algo de nosotros se va con ellos para siempre —dije con voz suave cuando oí que le fallaba la voz y quise darle un momento para recuperarse—. Pero presiento que tu historia no termina ahí. ¿Me podés contar el resto?

—No, no termina ahí —la escuché y parecía que estaba sonriendo a través de las lágrimas—. Hace un tiempo conocí a un chico. Al principio no lo soportaba. Siempre me estaba jodiendo y haciendo chistes. Pero él fue el primero en hacerme reír después del accidente. Y para cuando me di cuenta, me había enamorado de él.

—Pero hay algo que no está bien, ¿verdad?

—Yo soy la que no está bien. Él me gusta y sé que yo le gusto, pero... Pero yo...

—Sentís que estás traicionando a tu primer amor.

—¡Eso es! Es horrible. No puedo pensar en este chico sin acordarme de mi novio. Yo no sé qué hacer.




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