Las canciones de Celestina

Canción 10

Do you hear me? I'm talking to you

Across the water across the deep blue ocean

Under the open sky, oh my, my baby I'm trying.

 

—Buenas noches a todos, mis corazones —dije al micrófono intentando disimilar lo más posible mi voz congestionada.

Aunque había estado batallando contra este resfrío durante una semana, este no se iba. Perdí varios días de clases y trabajo por el maldito.

Y seguramente me veía fatal porque hasta Casiano tuvo compasión de mí y me ayudó a conducir la radio como Darcy, usando un modulador de voz para que no lo reconocieran. Claro que eso puso más que feliz a nuestras oyentes. Así que no me sorprendió que esa noche recibiéramos sobre todo mensajes de sus fans. Lo que sí me sorprendió fue la amabilidad con la que él las trataba, su voz suave y galante, sus palabras algo anticuadas pero caballerosas. Realmente parecía otra persona.

—¿Quién sos y qué hiciste con el Casiano gruñón que yo conozco? —le dije mientras sonaba una canción.

—Sólo estoy tratando de cubrir tu ineficacia —respondió, volviendo a ser el Casiano de siempre.

Bueno, no el de siempre. Esa noche parecía que Casiano estaba se comportaba más frío y distante. Cuanto más amable era con nuestras oyentes, más cortante era conmigo.

Sí, nunca nos habíamos llevado del todo bien. Casiano siempre había sido difícil de tratar, pero yo había aprendido a no tomarme de manera personal su mal humor. Él odiaba a todo el mundo por igual. Pero esta gélida forma era algo distinto y no podía evitar pensar que ahora él sí estaba molesto conmigo. No fue malo ni cruel en ningún momento, pero aquella fría cortesía con la que me estaba tratando me molestó más que sus clásicas rabietas y contestaciones sarcásticas. Incluso no creí que me respondería cuando le pregunté por su ausencia.

—Tenía asuntos que arreglar —fue todo lo que me respondió.

¿Qué le había picado para ponerse tan raro? Para que el ambiente entre los dos se pusiera tan tenso. Sólo esperaba que realmente no fuera nada personal conmigo y, si era por algo que le preocupara, no fuera algún problema con su familia.

Su familia...

Él me había dicho que tenía una hermana, me preguntaba cómo era. Cuando le pregunté a Percy por ella sólo me había dicho.

«Es unos cuatro años menor que nosotras. Sólo la vi un par de veces, pero me pareció una chica dulce y algo tímida, completamente diferente al Gruñón, aunque sean muy parecidos físicamente.»

Diferente pero idéntica. No podía imaginármela. Al igual que no podía imaginarme a Casiano con sus abuelos. Percy dijo que tenía a sus abuelos maternos. ¿Cómo sería Casiano con ellos?

Los únicos abuelos vivos que tenía eran los padres de Susy, quienes nos habían adoptado como nietos a mis hermanos y a mí, no hacían distinción entre los pequeños y los mayores. También tenía a mi abuelo Oscar, el padre de mi madre. Él mi favorito. Era un hombre amoroso y alegre, aunque padecía de Alzheimer y solía confundirme con mi mamá debido a mi cabello rojo, que heredé de ella. Aunque me daba vergüenza admitirlo, cada vez que lo visitaba me gustaba actuar como si fuera mi madre. Era cuando más cerca me sentía de ella.

Casiano había perdido a sus dos padres cuando aún estaba en la primaria. Podía imaginarme lo que sería ello, el vacío que debía sentir. Conocía en carne propia ese dolor. ¿Eso habrá sido lo que lo volvió tan frío?

Cuánto más conocía a Casiano, más sentía que no sabía nada de él y más curiosidad me provocaba. Cada vez era mayor mi deseo de atravesar esa fría muralla que lo cubría y descubrir quién realmente era.

Pero si de algo estaba segura últimamente, era que nunca se terminaba de conocer a una persona, de lo mucho que te pueden sorprender.

Después de todo, no fue hasta hace unas semanas que supe de los sentimientos de Jesse.

♥ ♥ ♥

—¿Estás segura? —preguntó Blanca la noche del martes.

—Estoy segura —respondí desde la cama, donde había armado una especie de fuerte con tazas de té, galletas de chocolate y Netflix.

—Pues yo no estoy segura —dijo indecisa, ajustando la toalla alrededor de su cuerpo, todavía caían gotas de agua por su cabello rubio—. No quiero dejarte sola.

—Voy a estar bi... —quise asegurar con firmeza, pero un ataque de tos me lo impidió—. Estoy bien. Tengo comida, medicina y series.

—Mierda, no quiero —se quejó sentándose en la cama—. ¡Para colmo esos dos que se fueron de viaje!

—No te molestes con Alec y Manu, ellos tuvieron que ir de excursión con su curso —dije recordando que nuestros hermanos fueron a hacer un trabajo de investigación en una estancia en el interior de la provincia. Después de todo ambos estaban estudiando Ingeniería Agrícola.

—Lo sé —suspiró—, ¿pero justo ahora que vos te enfermaste? ¿Sabés qué? No voy a ir y me importa un pepino la reunión del jardín. Oli está en la pijamada de su amiguita así que vamos a hacer una maratón de Once Upon Time.

—Blanca, no seas boba. Tenés que ir a la reunión de padres y maestros.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.