~~~~Lisa🌈
Voy a decir algo que jamás, jamás pensé que iba a decir en mi vida:
Yo estaba ayudando a Nick Tyler a planear una misión romántica internacional.
O sea… ¿quién era? ¿La asistente de Cupido? ¿La hada madrina del rock? ¿La secretaria personal del caos?
No sé. Pero estaba emocionada. Ridículamente emocionada.
La mañana empezó conmigo saltando de un lado a otro del dormitorio como si hubiera tomado tres cafés (lo cual, spoiler, sí había hecho).
—Lisa, por favor, concéntrate —me pidió Nick por teléfono, con esa voz grave suya que hacía que mi yo-fan interna gritara en un rincón—. ¿Estás segura de que es ese el ashram?
—Nick, amor, cariño, cielo… soy literalmente la mejor amiga de Bee —respondí señalando el mapa aunque él no pudiera verme—. Sé dónde está, qué come, qué libro está leyendo y qué estado espiritual tiene según la hora del día. Sí, ese es el ashram.
—Bien… —respiró hondo, nervioso—. Entonces ya estoy en camino.
Nick Tyler.
Nervioso.
Sudando.
Por amor.
Si mis compañeras del club de fans supieran esto, me desheredarían del fandom por no estar grabándolo.
Él estaba pegado al teléfono, preguntándome todo: horarios, nombres, direcciones, si Bee prefería flores o dulces, si debía llevarle un regalo o simplemente aparecer… yo estaba feliz ayudándolo porque, honestamente, hacía meses que no veía a Bee sonreír como antes.
Y él era la única persona capaz de devolverle ese brillo.
Terminamos la llamada cuando consiguió transporte, y me tire en la cama con un suspiro de emoción.
Y entonces…
La puerta del dormitorio se abrió.
Y allí estaba ella.
Mi mejor amiga.
Bee.
Con el cabello húmedo del viaje, el mismo bolso que llevó a India, y una sonrisa tímida.
—¡Sorpresa! —dijo, levantando ambas manos—. Volví.
Casi me tragué el teléfono.
—¿QUÉ? —grité y luego fingí que era una reacción normal—. Digo… ¿QUÉ? ¡Qué emoción! ¡Sí! ¡Hola! ¡Bienvenida! ¡AAAAH!
La abracé, fuerte, fuerte, fuerte, mientras mi cerebro gritaba:
"OH POR DIOS, NICK VA EN UN AVIÓN A INDIA. SEÑOR, DETENGA EL MOTOR, DÉJENLO BAJAR."
Bee sonrió, pegándose a mí como siempre hacía cuando estaba insegura.
—Te extrañé, Lis —susurró.
Y yo a ella. Muchísimo.
—¿Pero por qué volviste antes? —pregunté con mi mejor voz casual, aunque por dentro era un incendio forestal.
—Te extrañaba —respondió, como si eso lo explicara todo—. Y extrañaba la universidad. Y… no sé, necesitaba volver.
Yo asentí, tragándome el grito interno tipo: NOOOOOOOOO EL TIMING, UNIVERSO, EL TIMINGGGGG.
Bee dejó su bolso en la cama, se estiró como un gato, y dijo:
—Voy a ducharme. Hueles delicioso, por cierto. ¿Es vainilla o canela?
Desesperación, Bee, desesperación...
—Un poco de ambos —respondí.
Cuando la puerta del baño se cerró, yo corrí —literalmente corrí— a mi cama, tomé el teléfono y marqué a Nick tan rápido que casi perforé la pantalla mientras salía de la habitación respirando agitadamente.
Él atendió al primer segundo.
—¿Lisa? Estoy viajando desde el aeropuerto de Delhi. Dime que no olvidé algo importante.
Me mordí el puño.
—Nick… no sé cómo decirte esto sin que me dé un infarto…
—¿Qué pasó?
—Bee… volvió.
Silencio.
Silencio absoluto del otro lado del mundo.
—¿Cómo que volvió? —preguntó finalmente Nick, con voz hueca.
—Volvió. Está aquí. En la habitación. Literalmente duchándose ahora mismo. Nick, lo siento, ¡LO SIENTO MUCHÍSIMO! Tú viajando doce horas y ella viajando doce horas también, pero a la dirección opuesta… es como una coreografía horrible del destino.
Escuché un suspiro… largo… y después algo que me dio mucha ternura:
Él se rió.
Se rió con esa risa suya que se siente como un piano sonando en el pecho.
—Esto es ridículo. Absolutamente ridículo —dijo—. Viajar al otro lado del mundo para encontrarme con ella, solo para que ella salga volando de regreso… Lisa, no le digas que fui a buscarla. No quiero que se sienta culpable.
—¿QUE NO SE LO DIGA? —casi grité.
—No. En serio. Tal vez es una señal, ¿sabes? Tal vez… no estamos destinados.
Me apoyé contra una máquina expendedora y casi la pateo del coraje.
—Nick Tyler, si tú te rindes ahora, JURO que me vuelvo a India, te saco de ese avión de la camiseta y te pongo de rodillas a declararte frente a Bee como en un final de Disney.