Las Canciones Que Somos

3. ¿Qué? ¿Salir contigo?

Por Ema Charles

Ten cuidado con lo que pides, no siempre, no todo el tiempo, y aún con pequeñas probabilidades, esto podría hacerse realidad. O bueno, ojalá no tengas tanta mala suerte como yo.

No sé porque estas cosas me pasan a mí, no sé qué debo o que hice para merecer esto. Seguro mate a alguien que no debía en mi vida pasada. Si, seguro es eso como para tener la cantidad que mala suerte que poseo.

Aún no había hablado con nadie de lo que pasó ayer, tampoco fui llamada a la oficina del director como esperaba. Eso fue extraño, si fuera alguno de mis demás compañeros seguro tendría un día en detención, dos si se llegan a enterar que fui a casa y le mentí a mamá diciendo que no tuve las dos últimas clases.

¿Qué voy a hacer? Esto es malo, me meteré a muchos problemas por mi maldita curiosidad. Y lo que es aún peor, tenía que ser él, ese idiota que a penas y soporto.

Y por poco me soporta.

—¡Oye Ema! —. Lara me gritó y casi toda la clase nos miró de forma extraña.

—¿Ummm? —. Solté

—¿Qué pasa contigo? —. Frunció el ceño, ella me conocía muy bien.

—Na-nada ¿Por qué preguntas? —. No preguntes ¡Maldita sea! No puedo decirte.

—Te dije que hay alguien buscándote en la puerta, y no me hiciste caso—. No, no, no, no.

Universo ¿Qué fue el mal que yo te hice?

—¿A-a mi?—. Me asomé nerviosa por el hombro de la rubia.

Y efectivamente, había un chico pelinegro estaba en la entrada mirando directamente a mi puesto, con más exactitud justo hacía mí. Uno que en verdad no logré ver a detalle, aunque a mi mente llegó él.

—Sí, es un chico de la Clase B—. Mierda, él está ahí, aunque yo lo recordaba castaño.

Agh ¡Serás idiota Ema Charles! Ese chico en la entrada es completamente distinto al que viste ayer... Cantando.

¡Su nombre! ¿Cuál era su nombre? Estoy segura que es su mejor amigo, se llamaba, se llamaba... Ahora recuerdo ¡Eliot! Agh, esto es igual de malo.

Me incorpore, con ganas de huir. Mis piernas temblando, y pronunciando un padre nuestro por las dudas. Casi con la mirada de medio curso fui hasta la puerta, podía sentir más que ninguna otra la mirada de mi mejor amiga, sin disimulo alguno, aun mas cuando empecé a recorrer el salón hasta llegar al chico.

—Ho-hola—. Tomé los pliegues de mi falda gris por los nervios al llegar frente a él

—Hola Ema—. Él era bastante agradable, bueno, me mostraba una sonrisa en un momento como este.

Y enserio guapo, de cabello negro y sonrisa sincera, con ojos oscuros y un buen físico por su práctica constante en el equipo de futbol. Al menos eso creo.

O era es básquet, la verdad no recuerdo.

—¿Qué necesitas?—. ¿Irte? Claro amigo, puedes hacerlo ahora mismo.

Me cambiare de escuela si es lo que vienes a pedir. Total, solo llevo aquí ¡Toda mi vida!

Igual y me tiro de un puente.

Ya viví una vida plena, no larga, pero si plena.

La disfrute, me falto mi romance adolescente, pero o importa.

—Mi amigo Asher quiere hablar contigo, a la salida en el campo—. ¡Noooo! ¿Por qué a mí? ¿Fue porque no comí suficientes vegetales de niña?

¿Talvez por mentirle tanto a mi madre? ¿O por la vez que le pegue un moco a una de las chicas populares el año pasado? No me arrepentí, pero si es necesario ahora podría hacerlo.

—N-no puedo—. Mentí, evitar a ese chico era una buena solución. La única que se me había ocurrido, pero ese no es el punto.

Desde que descubrí que "él" es el dueño de aquella voz tan hermosa, todo parece estarse yendo muy al carajo. ¡Vaya! Las apariencias engañan, yo hubiera jurado que ese idiota sombrío no tenía ningún talento.

Mucho menos que tenía su propio programa de radio, que trataba de mantener en el anonimato. Hasta que claro, llegó la increíble Ema Charles a enviarlo todo a la mierda con una tarjeta de disculpa hermosa que decía.

"Lo siento, no quise joderlo todo"

—Por favor—. Rogo él. —Solo será un momento y me obligará a volver si no vas.

—Lo lamento, no puedo—. ¿Cómo diablos salgo de está?

Haré la vieja confiable. Me iré disimuladamente de aquí.

Di un par de pasos atrás, uff ni se notó.

—Hey Ema...— Me detuvo del brazo cuando intenté retroceder y mis nervios atacaron.

Carajo Eliot, quien sabe tu apellido, cuando alguien quiere irse, lo dejas irse. Es una de las leyes básicas de la vida chico.

—¿Qu-qué?—. Solo déjame ir, así será mejor para todos.

—Enserio necesita que hables con él. Esta muy nervioso y dijo que solo se le pasaría si habla contigo—. Su voz era tan sincera que estaba cediendo.

—¿Conmigo?—. Él asintió.

—Yo realmente no puedo—. Además, él me odia.




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