Las Canciones Que Somos

6. Balonazos y latidos

Por Ema Charles.

Era un miércoles por la mañana. Entre las 9 y 10.

Llevamos educación física por lo menos hasta antes de la última hora de Clases. Y como ya lo imaginan, es horrible.

Asher James no apareció como lo había mencionado ayer, y no sé si preocuparme o respirar con normalidad.

No tengo tanta fe como para creer que es una broma. Pero ya imaginé unos mil resultados desastrosos, si es que aparece a mitad del partido. Y en la mitad de ellos me humillo frente a él.

Terminaré por no contar su secreto, y no porque considere que ya hizo mucho, sino porque me iré de esta preparatoria.

Incluso del país si es necesario.

Bueno, eso es un poco exagerado.

—Vas Ema—. Acabe mis ejercicios de calentamiento cuando la voz más terrorífica para un estudiante débil me llamo.

—Pero entrenador....

—Nada de peros Charles. Te toca, también la señorita Lana O'...

—¡Ya entendí! ¡No diga mi apellido! —. Exclamó la dulce princesa a mi lado.

No hay mucho que contar de la situación. Dos equipos, 6 chicas en cada lado de la cancha. Las que queden, más bien, las que no sean cruelmente golpeadas por el balón tendrán los 10 puntos de este ejercicio.

Las que no, supongo que solo tendrán la mitad de ese puntaje, el entrenador Smith es malo, talvez por eso lleva 40 años de su vida soltero.

Y en mi opinión le quedan al menos otros 10 más, a menos que un día nos sorprenda con alguna mujer que disfrute del sufrimiento de adolescentes al igual que él.

—¿Están listas? —. No señor Smith, no estoy lista para que me golpeen. Nadie de hecho. —Quiero que vayan a sus puestos y esperen mi orden.

Me acomode frente a la capitana Aby del equipo contrario, quien ¡Por dios! Esa chica tiene una mirada de "estás acabada Charles".

—¿Lista pequeña Charles?

¡Nooo! No puede ser, esa chica mide por lo menos 1.75 metros, mi 1.60 no es nada a su lado.

No puedo perder ahora, no sin comenzar antes.

Necesito esos 10 puntos, la última vez perdí casi todos jugando voleibol, con esta suerte y no tendré que retomar física en las vacaciones. A mamá le dará un infartó si eso pasa.

Vaya, ni ha empezado el juego y ya entre en pánico.

—¡Empiecen!—. El entrenador acaba de declarar mi muerte.

Muchas gracias señor Smith, vendré de visita. Y si alguien tiene algún buen chisme, puede contactarse conmigo por la ouija.

Un momento.

Talvez solo soy yo, pero las chicas del equipo "Vamos a ganar a toda costa" tienen sus miradas puestas en mí.

Cuando el silbato del profesor sonó por tercera vez, todas y cada una de las 6 chicas tomaron la iniciativa en golpearme.

Si algo en esta vida, un suceso, un momento, una fracción de tiempo es estar jodido. Yo lo estaba, tenía a 6 chicas con ganas de dejarme la cara achicharrada como un animal en la calle luego de que un auto le pasará encima.

Tiesa, como algún cabello con exceso de spray. Incluso supongo algún tabique desviado si tenía la suficiente suerte para lograr que no hicieran pozole toda mi cara.

En fin, creo que ya entienden mi punto. No sé qué les ha picado, pero van a penas 5 minutos de juego y ya he evitado 5 balonazos en el rostro, tres en las piernas, y dos que por poco y me sacan el desayuno de esta mañana.

—Diablos Ema ¿Qué hiciste? —. Pregunto con una sonrisa Lara, que había sobrevivido gracias a que se apartó de mí.

—¡No he hecho nada, no que yo sepa! —. Nótese mi desesperación en este punto.

—Pues no parece, si has visto ya la mitad de nuestro equipo ya está en la banca ¿No? —. Lo sé Lara, también he visto como son cruelmente derrotadas. —¿Qué se supone que haremos ahora?

Tomé uno de los balones más cercanos a mí, y había muchas cosas que pasaban por mi cabeza cuando empecé a correr.

—Vamos a tratar de sobrevivir.

No había pasado tanto tiempo cuando ya había escapado de otro balonazo, y con toda la suerte que me quedaba lanzado el balón de antes. Logré acabar con una de las chicas del equipo contrario. Por supuesto estalle en gritos como el ser maduro que soy.

Fue una lástima que la capitana aún estuviera por ahí, con una sonrisa que gritaba "Vas a perder antes de lo que piensas".

Logré correr hasta llegar a la media cancha, donde ubique otro balón, y aproveche a ver de reojo como Lara terminaba derrotando a otra de las chicas, para tener el tiempo suficiente de tomarlo y prepararme para lanzar.

Lo hubiera logrado.

Hubiera logrado ganar si no fuera por el gritó de aliento que me distrajo.

—¡Joder! ¡Vamos, Ema!—. No sé si me animaban o me maldecían de forma animosa.

Por lo que fue una sorpresa ver a James llegar a la cancha. Entrar y acercarse donde era más que claro que había una guerra de quemados.




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