Las Canciones Que Somos

9. Asher James y su programa de radio.

Por Ema Charles.

Me aterran muchas cosas. Tanto así que podría hacer una lista y me quedaría sin papel.

1. No convertirme en la persona que quiero ser.

2. Atraparte en una vida que no ame.

3. No querer con la misma intensidad a las personas.

4. No ser capaz de muchas cosas.

5. No llegar a tiempo.

6. Que no me agrade en quien me convierta.

7. No cumplir con todos lo que esperan de mí.

8. No cumplir con lo de espero de mí misma.

En fin, me aterran muchas cosas. Pero esta no es una de ella.

Mire mi vestido azul con pequeñas nubes blancas en el dorso. Se movía con el viento, también con mis pasos rápidos detrás de él. Tenía algunos cabellos en mi cara que aparte tan fugaz como pude.

Traía los brazos descubiertos, y era media tarde de un sábado. Frío, pero lleno de emociones desbordantes, que invadían el aire como un jardín de lavandas.

—Anda que llegaré tarde—. Exclamó Asher y yo lo seguí lo más rápido que mis piernas cortas me lo permitían.

Ciertamente se le hacía tarde, y no era culpa mía cómo se podría llegar a pensar. La culpa solo era de él, y cuando ataque con un par de preguntas me hizo cerrar la boca.

De una manera de la que no me apetece hablar.

—Pues llegaré primero—. Empecé a correr de espaldas frente a él.

—Pues si caes de culo aquí, seguiré sin ti—. Quise responder, pero no me dio la oportunidad. —Solo date prisa Ema.

—Eso hago.

—Pues hazlo más rápido.

Solté un bufido al aire. Avanzamos hombro a hombro. Vi que se le escapó una risita cuando casi tropecé con la acera y me le quedé viendo de mala manera.

Ese día tenía las mismas malas vibras que siempre. Las mismas sonrisas ocultas que cada que paso de rato con él aparecen, pero sobre todo tenía algo que te atrapaba.

(...)

Después de talvez 10 minutos por fin estábamos frente a un gran edificio, con el nombre de Radio.SLPFP. Que, cuando intenté preguntarle a James sobre algo solo me dijo si, sin siquiera dejarme terminar la pregunta.

Una vez dentro era increíble. Había una recepción y lo que supuse eran varias salas de grabaciones. Sabía que había una serie extensa de talvez 8 o más programas de radio en todo en toda la ciudad de Insane.

Pero el llamado "All we are" era el único que llamaba la atención del público juvenil en su mayoría. Siendo además el número uno del país, lo que era excepcional.

—¡Por Dios! No hay tiempo para esto—. El chico sujeto mi mano y empezamos a caminar mucho más rápido.

No pude si quiera echar un vistazo al lugar, ya luego le escribiría un mensaje muy grosero por esto. Que seguro James ni leería.

(...)

Cuando nos detuvimos frente a la puerta que tenía grabado en brillantes letras doradas el nombre del programa de Asher "All we are", él se encargó de abrir tan rápido como pudo la misma.

Nos recibió un hombre alto, de talvez unos 40 años. Con entradas bastante grandes, el cabello castaño (al menos el que conservaba) y una expresión de ¿Resignación? En su rostro.

Aunque también podía ser decepción, una muy bien fingida.

—Llegas tarde Asher... Transmites en menos de 5 minutos—. Exclamó, ignorando mi presencia.

Me da igual.

Vine por Asher.

No por este viejo pelón.

—Lo sé—. Le paso a un lado y entonces...

¡Wow!

No, en serio ¡Wow!

Había una cantidad excesiva de monitores, y aparatos que no conozco, también un micrófono enorme en una base con dos botones destellantes de luces.  Un pequeño estudio con otro micrófono más pequeño justo en frente. Lo cubría un enorme vidrio, pero llegué a notar la guitarra un tanto desgastada en el mismo. Creo que trataba de una cabina de grabación.

Las paredes eran negras, y había muchas notas y papeles pegados por todo el lugar, algunos incluso sobre el suelo.

Logre leer uno, que justo decía: I hope one day I can arrive and love like you.

—Solo quédate callada o te vas ¿Entiendes? —. Asher me miró serio, y yo solo asentí.

También devolví el papel que había observado a su lugar. 

Pero no olvide lo que decía, “Talvez un día pueda amar como tú” claro que no se me iba a olvidar ni de broma eso.

—Seré silenciosa... como una mosca—. El frunció el ceño y tomo asiento entre los monitores. —Creo que las moscas no son silenciosas.

Dude de mi existencia en ese momento no lo niego.

—Como que el golpe de hace dos días ya está haciendo efecto—. Bromeo, al menos eso creo.

Es difícil saberlo.




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