Las Canciones Que Somos

11. Más que nadie

11.

Por Ema Charles.

Cuando pasas la mayoría del tiempo contigo mismo, te empiezas a conocer. Sabes que te gusta y que no, aprendes tanto que... Olvidas que pasa lo mismo con las demás personas.

Si empiezas a convivir, acercarte, y dejarte llevar tras los pasos del alguien más, empiezas a conocerla.

Y depende hasta qué punto llegues, descubres si eso es bueno o malo. Si estás en peligro, o aún puedes salvarte del golpe.

No lo había descubierto hasta hace muy poco, pero él disfruta escuchar música.

En exceso.

Todo el tiempo.

Todos los días.

Talvez no lo noté porque hasta hace unas semanas Asher me importaba un carajo.

Porque evitaba sentir algo o empezar a sentir algo por alguien que no fuera un personaje de las historias que me gustan.

Me preocupa toda esta situación, donde nos estamos conociendo, donde se más cosas de él y eso me agrada. Donde corro demasiados riesgos.

Note que Asher nunca suelta sus audífonos porque incluso ahora los trae puestos. El lunes los traía puestos cada que terminaba una clase desaparecía, trate de llamarlo, pero lo cierto es que estaba demasiado ocupado en su mundo.

O bueno, hasta que está mañana se sentó a mi lado en el árbol donde suelo escapar en cada hora libre. Justo como lo hizo la última vez.

Toque su hombro y él me prestó atención por fin.

—¿Qué escuchas? —. Le pregunté, demasiado ansiosa por saberlo.

Por, talvez... Saber más de su mundo.

—¿Eh? —. Pregunto y se retiró uno de los aparatos.

—¿Qué escuchas? —. Repetí

Asher movió su mano rápido y se me acerco, miré sus ojos verdes, se estaban dilatando un poco cuando me coloco el audífono que se había retirado.

—Glimpse of us de Joji... Eso escucho.

Y me dediqué a cerrar los ojos.

Perderme en aquella canción cuando él hizo que empezará de nuevo.

En lo que la misma, me estaba haciendo sentir en ese instante.

Y todo eso me estaba dando ganas de llorar.

Y no era la melodía llena de melancólica, eran los recuerdos que me traía al cerrar los ojos. Y perderme en mi cabeza.

Talvez en lo que viví en la única relación que tuve hace más o menos un año. Recordaba más de eso de lo que debería. Comparto esa ideología de que todo lo bueno puede ser destructivo de la misma forma. 

Y por aquellos minutos, la música de Asher me lo había recordado.

Pero... ese es el punto ¿No? Qué, todo lo que se clasifique como bueno, (al menos en mi vocabulario) debería hacerte sentir algo, no importa que.

—Por Dios, es preciosa—. Dije conteniendo las lágrimas que me invadieron.

Ay no.

Va a pensar que soy una sentimental de mierda.

Si lo soy. Pero no necesita saberlo.

—Ciertamente lo es...— se queda pensando antes de concluir. —Hermosa y triste.

Nos quedamos callados después de eso. Esperando bajo el árbol de roble que la siguiente clase empezará.

Aunque lo admito. Me está gustando su compañía, una vez, bueno una vez dejas todo de lado. Asher puede ser un compañero excepcional. A pesar de ser un rarito que esconde su inigualable talento. 

No diré eso en voz alta.

¡JAMÁS!

—¿Cómo lo haremos? —. Asher hablo con suavidad y sin abrir sus ojos. Tenía una increíble vista de su mandíbula ahora mismo.

—Justo me estaba haciendo la misma pregunta—. Respondí

¿Cómo anuncias una relación falsa? 

En los libros hay muchas formas. Vaya, gran idea. Usar la experiencia que poseo de los libros como medio. Bueno, no es que exista mucho más.

Podríamos aparecer de la mano en la multitud de la secundaria antes de la primera clase. Podríamos hacer una declaración pública. También Asher podría hacer todo un drama y pedirme que sea su novia. (Falsa)

Admito que, aunque no es el cliché "Enemies to Lovers" es uno de igual manera de mis favoritos.

—Podría besarte en el pasillo—. Sugiere con una sonrisa.

Recibió un golpe de mi parte, y sin embargo no borró su linda sonrisa.

L I N D A

Así es. Acabo de pensar que tiene linda sonrisa. Por eso el calor en mi rostro.

Esto es una mala señal.

Juro que es el calor, me está afectando.

LLAMEN A LOS BOMBEROS.

—Quisieras poder besar estos labios—. Finjo egocentrismo.

No responde al instante. Pasan unos segundos antes de escuchar su voz de nuevo. Hasta da la impresión de que se le han extinguido las palabras.




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