Las Canciones Que Somos

27. Lo que escribe Ema

27.

Por Ema Charles.

Todo aquello que creía sostener con fuerza, justo en mis manos. Aquello a lo que me até con desesperación, con todo lo que pude. Exploro, y se abrió pasos entre las grietas donde algunos rayos de luz se filtraban, ahora todo está perdido.........LEQC

Si antes tenía el mínimo control sobre algo de todo lo que esta sucediendo, ahora le he perdido. No hay nada, nada que sea capaz de salvar.

Lo que siento en este instante, parece ser un arma de papel de doble filo. Todas las mentiras, están ante mis ojos, y empiezan su lucha con la realidad donde ya no me siento ni un poco segura.

Después de lo que paso hace unos días, mejor dicho, después de todo lo que ha pasado desde que Asher y yo estamos "Saliendo" temo que mis sentimientos han entrado al juego (Me temo que es incluso tarde para abandonar la partida). No solo me gusta Asher, definitivamente estoy enamorada.

No se trata de haberlo besado, sino que tomo mi corazón, no hay nada que pueda hacer ahora. Jodí las cosas en el momento en que descubrí que le gustaba la música, que esta era el lugar que consideraba seguro. Que suele fingir que le resultamos molestos, pero se divierte y sonríe cada vez que estamos cerca. Odio lo bien que suena mi nombre cuando sale de su boca, odio como dice que soy hermosa, y me ve como si yo fuera todas las respuestas a las preguntas que no se atreve a hacer.

Odio como todo me lleva hasta él.

El sol quema mi mano izquierda, y decido que lo mejor será moverme unos centímetros. El sol está cayendo, hay nubes blancas y esponjosas en el cielo, y tengo la sensación de ser libre, de poder sacar todo de mi cabeza sin la necesidad de dar explicaciones.

Paso la mano por el césped, justo donde finaliza mi manta cuadriculada, de entre tonos rojo, naranja y blanco. Daba gracias porque el lugar que había escogido en el parque estuviera a varios metros de cualquier persona.

Di una mirada alrededor con curiosidad, tratando de asegurarme que nadie tuviera intensiones de acercarse. Justo después de confirmarlo, le di toda la atención a mis piernas largas, cubiertas por mi vestido verde de tirantes, al lado mi cuaderno, también varios lápices. Había dejado de lado mis poemas, creí que realmente no era muy buena en ello, pero... Después de todo no lograré avanzar si me rindo desde el principio.

Supongo que, un poco me ayuda la idea de que todos a mi alrededor son increíbles, al menos debería dar mi mayor esfuerzo para estar a su altura.

Lo último en lo que he estado trabajando asoma en mi cuaderno entre abierto. Ya lo he leído varias veces en mi mente, todavía no te idea de que final merecía, y eso me está resultando problemático.

Entre las estaciones que cambian.

1. Aquello que pienso, cuando pienso en ti.

A las flores que vuelan contra el viento en primavera, fingiendo ser autosuficientes.

El cielo que se pinta cual brillante aurora, de colores para el fin del verano.

Mientras observa el atardecer y creía perderme ahí.

Realmente observaba aquel cabello brillante que conocí en otoño.

Mientras los rincones más oscuros se iluminaban.

La sonrisa más hermosa nacía entre esperanzas.

Mientras caía al barranco, a la muerte de amor.

Me atrapaban brazos suaves en invierno, sedientos de correspondencia y calor.

Mientras me ahogaba en la exigencia de un beso.

Era herida por la necesidad del dolor.

Y entonces... Las estaciones cambiaron.

—Tenía razón... Ustedes realmente son muy interesantes—. Percibo una voz y escucho pasos acercarse.

De alguna manera me está invadiendo la vergüenza. Y me arrepiento al instante de mi maravillosa idea.

No debí leerlo en voz alta.

Salgo del regaño interno que me estoy dando al sentir un roce en mi hombro, y escucho algo como "¿Puedo sentarme?" A la cual solo logro responder asintiendo varias veces y de manera exagerada.

—Ema Charles ¿Cierto?

Tienes que verlo, tienes que verlo. Pero repetirlo varias veces no me ayuda en nada.

Lo rojo no se me ha bajado, pero hago mi mayor esfuerzo por levantar la cabeza y ver a la persona que ha llegado. Y no se trata nada más y nada menos de Reece, el presidente de la orquesta que quizás es 1 o 2 años mayor que nosotros.

—¿Reece? ¿Tu fuiste el que se besó con Eliot?

Es extraño. Por más que quiera, no puedo ni imaginar lo que piensa, me está viendo con una sonrisa que se siente extrañamente amable. Pero a pesar de eso, siento que no es sincero del todo.

—Ese es mi nombre, y ha sido tu amigo el que me ha besado.

—No te veías muy obligado—. Frunzo el ceño. No que lo recuerde, más bien parecía que se iban a devorar el uno al otro.

—No me obligo.

El chico se encogió de hombros, y no supe que mas decir. Era una situación bastante extraña.

—Oye Ema ¿Puedo preguntarte algo?

—Adelante—. Acerco las cosas que tenía en la manta para que puedo acomodarse más. También le ofrezco algunos de los chocolates que tenía guardados.

—Gracias—. Dice, con esa sonrisa que aún me confunde. —¿Tú no eres realmente la novia de Asher James, cierto?

Había metido uno de los chocolates que aún me quedaba en mi boca, y eso pudo ser el motivo de mi muerte, bueno, también la pregunta que me lanzó ese chico.

—¿Q-qué? —. Tosí un par de veces, tratando de recuperar el aliento.

—Bueno... Es que su relación parece algo falsa.

Me muerdo la lengua y casi me quejo en voz alta. Quizás hemos cometido algún error, o porque diablos este chico está diciendo estas cosas.

—Creo que estás confundido, Asher y yo estamos saliendo. Muy enserio—. La firmeza no se me da, lo sé porque parece estar buscando en mi rostro algún descuido.

Pero dudo que lo encuentre. Después de todo, no sería capaz de echar a Asher de cabeza, de ninguna manera. Algo me dice que Reece sabe más de lo que habla. Debería llamar a James, nada de esta situación me agrada.




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