Es increíble lo rápido que pasa el tiempo. Hoy se cumplen diez años desde aquel maravilloso día en que nuestras miradas se cruzaron por primera vez, despertando un sentimiento más grande que la amistad que hasta entonces nos unía.
Te recuerdo tan triste y solitario. Yo no estaba mucho más alegre; el dolor del pasado, el miedo y la vergüenza me perseguían ese día.
Y de repente, te vi… y tú me viste.
Me regalaste una sonrisa que llenó mi mundo de luz.
Una sonrisa capaz de silenciar todas las voces que gritaban en mi mente.
Te devolví la sonrisa, aunque no sabía exactamente por qué. Y no, jamás me arrepentiré de haberlo hecho.
Hoy te extraño demasiado, y sé que no debería.
Después de todo, estoy casada con un hombre muy bueno, que me adora más que a nada. Siempre acompaña mis silencios, sana mis heridas y me ama sin condiciones.
No sería justo para él lastimarlo ni abandonarlo, como lo hice contigo.
Mi querido David, cuánta falta me haces. Deseo con toda el alma volver a verte.
Quizás, si eso ocurriera algún día, podría finalmente entregarte las cartas de amor que nunca te di.
Y en cada recuerdo, te llevo conmigo.
Te quiere inmensamente,
Amelia.
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Editado: 27.05.2025