Amor mío…
Hoy sentí que debía escribirte, aunque quizás esta carta no llegue a tus manos.
Desde nuestro reencuentro, tu mirada me pregunta más de lo que te atreves a decir. Y yo, cobarde tal vez, no quise contarte todo.
Temí que si sabías la verdad, vivirías con la sombra de otro hombre, y eso no lo merecés. Pero también sé que callar parte de mi historia es traicionar lo que somos. Fallarle al recuerdo de quién también me amó.
David, sí… yo quise a Leandro. Lo quise mucho. No fue una pasión desbordada como la nuestra, no… fue algo más tranquilo, más silencioso. Pero real. Lo amé, de manera diferente al amor que siento por tí, con menor fuerza e intensidad, pero lo amé...
Leandro ganó mi corazón sin exigirlo. Me eligió cada día, incluso sabiendo que quizás mi alma siempre te seguiría buscando.
Cuántos amaneceres vimos llegar juntos frente al ventanal, cerca de la chimenea, cubiertos con esa vieja manta de lana… Bebíamos chocolate caliente mientras él me abrazaba, acompañando mis insomnios sin pedir explicaciones. Solo abrazándome.
Fue mi refugio, David. Mi hogar, cuando ya no creía en el amor.
Me esperaba con la cena lista cuando llegaba tarde de trabajar. Me regalaba girasoles porque decía que yo “siempre era luz”.
Si supieras cuánta historia compartimos… cuánto bien me hizo… sé que te dolería.
Y me duele a mí también.
Pero ahora lo entiendo: cada amor ocupa su lugar.
Él fue ternura, abrigo, calma.
Tú fuiste fuego, deseo, libertad.
Ambos importantes, ambos inolvidables.
No sé si esto me hace mala persona, o simplemente humana.
Solo espero que puedas entender… que antes de volver a ti, también aprendí a amar de otra forma. Y eso también me preparó para este reencuentro.
No es traición, es verdad. Y la verdad también es una forma de amor.
Te amo.
Te elijo.
Pero no quiero ocultarte más nada.
Amelia.
#1063 en Otros
#201 en Relatos cortos
#3105 en Novela romántica
drama dolor muerte, romance amistad, amorincondicional amorverdadero
Editado: 27.05.2025