Amor mío…
Hoy cumplimos un año como marido y mujer.
Y aunque no encuentro las palabras perfectas para describir lo que siento… voy a intentarlo.
Este año a tu lado fue, sin dudas, el más hermoso de mi vida.
Me siento feliz, completa.
Nuestra casa huele a café por las mañanas y a risas por las noches. Vos siempre estás ahí, con tu forma tan particular de mirar el mundo: con esperanza.
Amarte así, sin miedo, sin sombras, es una bendición que nunca pensé que llegaría a vivir.
A veces me despierto antes que vos y me quedo observándote dormir. Y me digo: lo logré… después de todo lo que sufrí, logré llegar a este lugar, a este amor, a esta vida con él.
Soñamos tanto con formar una familia… y ahora, esa ilusión vive en cada conversación que tenemos, en cada nombre que imaginamos, en cada mirada tuya cuando me rozás el vientre sin darte cuenta, como si tu alma ya quisieras que ese milagro está cerca.
A veces me agarra la ansiedad, lo admito. Me asusta no poder darte ese sueño. Pero luego me recordás que lo más importante ya lo tenemos: el amor, el deseo de construir algo juntos, y el compromiso de cuidarnos siempre.
Gracias por ser mi compañero, por hacerme reír incluso cuando tengo un mal día, por preparar esa pasta horrible cuando querés sorprenderme —y que igual me como porque te amo—, por bailar conmigo en la cocina, y por seguir llamándome “mi preciosa de ojos café”.
Un año, David.
Un año desde que nuestras manos se unieron frente al mundo.
Y te juro que aún me tiemblan las rodillas como la primera vez que me besaste.
Algunos amores no tienen segunda oportunidad…
Nosotros tuvimos una eternidad en pausa… y dos corazones que nunca dejaron de esperarse.
Ojalá la vida nos regale muchos aniversarios más.
Por siempre tuya,
Amelia
#3016 en Otros
#798 en Relatos cortos
#6554 en Novela romántica
drama dolor muerte, romance amistad, amorincondicional amorverdadero
Editado: 27.05.2025