Primera carta

"Un verdadero crimen es aquel que se hace por sequedad mental, aquel que se hace por conveniencia, o por esa respuesta violenta que sale en consecuencia de la falta de la serenidad que acompaña al intelecto.
Lo que hago es otra cosa, es sólo una interferencia de la realidad que funciona de maravilla. Esos momentos de inhibición a la conciencia de escapar del primer plano. Todo es puro pensamiento en un mundo físico, y si tan solo los pensamientos tuvieran la posibilidad de representarse como sistema en el mundo físico, si tan solo el mundo físico contara con el caos como para poder darle luz verde a tal idea. Esto es lo más cercano que podrán estar de sentir tocar el universo y el otro mundo como lo pudo hacer Cristo.
A las víctimas, la serenidad es lo único para aceptar lo que ya no puede cambiarse. Por más berrinche que se haga no hará más que nada para traerlos a vida. Si hubieran querido estar vivos en muerte hubieran buscado dejar huella. Si no hubiera sido yo, podría ser cualquier otra cosa, y yo al saber esto perfectamente sé cuál es mi movil y mi esencia como asesino, mas no criminal.
Esto es sólo un pretexto para sacarme de encima la idea que se tiene justamente del mismo, pues no me comporto de la misma forma y creo que estoy en todo derecho a reclamar unos segundos de reflexión y que me den el beneficio de la duda (por más prepotente que suene), pues sólo así les aseguro que podrán acercarse a mí persona. Tengo más casos de los que podrían imaginar que son de mi autoría.  No me gusta el hecho de que no se me den créditos, pero lo más idóneo es mantenerme de esta forma la relación con el espectador." 

Una carta fue encontrada en las llantas de un auto que se convirtió en la tumba de una pareja de casados que se tomaron un descanso de conducir en la ruta cerca del río. El criminal los mató a traición mientras estaban durmiendo a solamente unos cientos metros de la misma. La familia de las víctimas y la confusión de la policía se aseguraron de hacer llegar el caso a reconocimiento público para evitar una actividad común, pasar casos de asesinato como si fueran suicidios, además de servir para que la población conozca la situación del criminal suelto. Aunque esto último podría ser contraproducente, es el mal menor a dejar el caso perdido como ha sucedió tantas veces.