Las cartas del destino

PRÓLOGO

— ¿Has visto a Jason? — Preguntaba a cada chico y chica que me encontraba. Jason era mi novio y no lograba encontrarlo, por ningún lado del gimnasio. Era nuestro baile de graduación y después de esto nos iríamos a la universidad, Hoy habíamos planeado pasar una noche romántica en un hotel, hoy entregaría a Jason mi virginidad. Llevábamos varios meses juntos y estaba segura de que él sería la persona correcta, además hoy era mi cumpleaños, cumplia dieciocho años y que mejor que celebrarlo con él. 

Pero ahora no lo encontraba, me había dicho que iría a tomarse unas fotos con sus amigos, los cuales ya habían regresado desde hace varios minutos y nadie sabía darme noticias sobre él. 

Sentía una opresión en el pecho y deseaba que nada malo le hubiera pasado. — ¿Han visto a Jason? — Pregunté a un grupo de chicas que se encontraba en las afueras. 

— Si, vi que se dirigía por el camino al lago — Al fin alguien me había dado respuesta. Caminé rápidamente entre el sendero, con la esperanza de encontrarlo en el camino. El lago era muy conocido por todos, además se encontraba cerca de la escuela, por lo que era concurrido por todos nosotros, pero durante la noche teníamos prohibido acercarnos, por lo que me parecía extraño que Jason estuviera por aquí. 

Mientras más me acercaba al lago, escuchaba risas combinadas entre un chico y una chica. Me fui acercando poco a poco. Hasta que logré visualizar a dos personas dentro del lago, al parecer estaban nadando y haciendo de las suyas al mismo tiempo. Vaya manera de tener sexo. 

Iba a retirarme del lugar, cuando la risa del chico me llamó la atención. Era la risa de mi novio, la risa de Jason. Me escondí entre los árboles, mientras me acercaba al lugar, tal vez estaba equivocada. 

Pero no fue así, Jason estaba desnudo al igual que la chica, ambos gemían de placer. Escuché ruidos, pero no encontré a nadie, tal vez había sido mi corazón el que se había roto en mil pedazos. Lágrimas se desbordaron de mis ojos. Mi novio a quien yo amaba, me estaba siendo infiel. 

— Guarda tus lágrimas que él no las merece — Una voz a mi espalda, me dio un susto de muerte. Susto que casi provoca que caiga de espaldas en la tierra. Pero unos brazos me sostuvieron. Por la oscuridad no lograba identificar a la persona, lo único que podía distinguir era un par de ojos que me observaba directamente. Lo interesante de esa mirada era el color de sus ojos, eran como la miel. 

Me solté de su agarre y me recompuse — ¿Quién eres? — Pregunté confusa 

— Soy el novio de la chica que en este momento se la están cogiendo en el lago — Estaba segura que mis ojos estaban tan abiertos, casi a punto de salir de sus órbitas. 

— ¡Son unos infelices, desgraciados, voy a matarlos! — Quise irme para darle su merecido, pero aquel chico me detuvo — ¡Suéltame! ¡Deberías acompañar y darle a mi novia una golpiza que nunca olvidará y yo me encargaré de tu novia!. 

— No, eso sería demasiado bajo para nosotros, vamos hacer algo mejor. 

— ¿¡Acaso no te duele lo que nos están haciendo!?

— ¡Claro que sí! — Me dijo furioso — Pero darles una golpiza no es suficiente. Vamos a hacer algo mejor. 

Me tomó de la mano y me guío entre varios árboles, para acercarnos más. Hasta el momento aún no sabía quién era el chico que me ayudaba con mi venganza. Rodeamos el lago hasta llegar más cerca de ellos. 

Él chico señaló y yo dirigí mi mirada hacia dicho lugar.  Ahí se encontraba la ropa del par de traicioneros. 

— Voy por la ropa de ellos, espérame aquí — Asentí y vi como se acercaba con cuidado, tomó toda la ropa y regresó hasta a mi — Perfecto. Ahora salgamos de aquí — Me parecía que esto no era nada, comparado a lo que nos estaban haciendo. Llegamos hasta el estacionamiento y entonces descubrí al chico que me acompañaba. 

Era Santago Jackson, el capitán del equipo de fútbol. Un chico muy guapo, musculoso y que la mayoría de las chicas se morían por él. No era mi caso, yo amaba a Jason y nunca había visto a otro chico durante nuestra relación. Pero creo que si había visto a otras chicas, no me amaba como muchas veces me lo había dicho. 

Santiago me llevó hasta su auto y nos sentamos en el sillón de la parte trasera. Tiro la ropa hacia atrás y nos quedamos en silencio. Santiago sacó su móvil e hizo una llamada. 

— Te tengo una primisia, dos chicos en el lago desnudos teniendo sexo — Colgó la llamada y lo vi de manera sorpresiva. 

— No me mires así, tú bien sabes que se lo tienen merecido, nadie se burla de Santiago Jackson. 

— Tienes razón, solo puedo decirte gracias. Realmente creo que eso no se compara a como  me siento, pero al menos esto alegrará mi corazón un poco — Tal vez parecía una niña tonta por estar llorando por un chico que no valía la pena. 

— Tengo una mejor idea, para terminar esta noche — Salió del auto y se sentó en el lugar del piloto, arrancó el auto y salimos de la escuela. Yo aun seguía en silencio al igual que él. Solo la música del auto nos acompañaba. 

Después de una hora de camino, Santiago tomó un camino que se encontraba rodeado de árboles. Todo se veía oscuro, empecé a sentir miedo. Y si me trajo para matarme por vengarse de Jason. El miedo se fue desvaneciendo cuando vi luces delante de nosotros. Santiago se detuvo, bajó del auto y se sentó a mi lado nuevamente. Pero mis ojos estaban fijos en las luces que veía, era toda la ciudad, se veía realmente hermosa, nunca había una visto una cosa así. 

— Esta vista es hermosa —  Dije

— Hace años que encontré este lugar. Me gusta venir, sobre todo cuando tengo cosas que pensar. ¿Qué iban hacer tu novio y tu esta noche? 

Reí a carcajadas, tal vez porque era mejor eso que volver a llorar. 

— Esta noche mi exnovio, me quitaría virginidad. Es mi cumpleaños y él me dijo que era la mejor forma para celebrarlo. ¡Qué ingenua! primero se tiraría a tu novia y después se iría conmigo. ¿Y tú qué harías con tu novia? 




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