Las Cartas -Dorsetshire 1

Capítulo 10

Señorita C.G

Condado de Dorsetshire, Inglaterra.

5 de septiembre de 1855

Mi querida Balzac:

El principio de tu carta me robó el aliento, no vuelvas a hacer bromas así.

Está bien, indagaré sobre los hábitos alimenticios de tus pretendientes, aunque creo que si mordisquea tus pantuflas es un spaniel y no un hombre. En fin, yo me ocupo de eso. Creo que me he comprometido a realizar demasiadas cosas en tu nombre, seré un hombre muy ocupado cuando vuelva a casa. Aunque lo haré con gusto. Si se te ocurre algo más que deba averiguar sobre tus pretendientes, me avisas. Personalmente, pienso que tratándose de ti, debería preguntar sobre sus gustos literarios. No puede ser cualquiera, dado que tú amas tus libros.

Con gusto me haré responsable y tomaré la culpa por tu nueva afición a los eventos sociales, y si bien es verdad que me cuentas de los eventos nunca me hablas de ti. Cualquier otra joven me hubiera contado que vestido llevó al baile, cómo iban vestidas las demás , con quién bailó y cosas así, en lugar de las largas disertaciones sobre el comportamiento de la gente en los bailes y nuestras extrañas costumbres. Lamentablemente sé cada detalle de la vida de los habitantes de nuestra comarca y nada de mi amiga. Y quisiera saber más, mucho más.

Leonard

Capitán Leonard Knigth

1º Batallón

Campamento Norte

Crimea

15 de Octubre de 1855

Capitán Knigth:

Perdone que me haya equivocado con mis temas de conversación, espero poder subsanarlo.

Le contaré lo acontecido durante el baile de los Lorimer, tratando de satisfacer su curiosidad.

Creo que lo más llamativo de toda la fiesta fue el vestido de Catherine Ruthless, cuatro capas de muselina en la falda, ¿puede creerlo? ¡Cuatro capas! Y la pechera bordada con rosas era una obra de arte , además para ensalzar tan bello atuendo llevaba unos preciosos zapatos de gamuza del mismo color del vestido.

Aunque lo lazos del vestido violeta de Fanny Wandolf, también fueron el centro de atención, igual que la nueva capa de terciopelo de Millie Baggins, quien sin embargo llevaba un peinado poco sentador. En cambio, los rizos de su hermana, Lauren Baggins, eran un encanto, el perfecto marco para su cara ovalada.

Definitivamente los rizos están de moda, y los guantes de encaje son otro de los ítems que una dama no puede olvidar.

¡¡Se me olvidaba!! El collar de rubíes que llevaba la señora Marks , eclipsó a las joyas de las demás mujeres que asistieron. Se lo regaló su marido en su décimo aniversario, aunque la anfitriona, la señora Lorimer llevaba unos bellísimos zarcillos de esmeraldas, tan grandes como almendras.

Los zapatos eran todos tan bonitos que no mencionaré ninguno en particular, aunque apenas se distinguían bajo las largas faldas, mientras las chicas danzaban.

Me han dicho que hay uno nuevo zapatero en Soumpthathon , que sería capaz de recrear los zapatos de cristal de Cenicienta.

De los caballeros basta decir que estaban todos muy guapos, aunque no hay mucho que se pueda decir de sus atuendos, los colores predominantes son blanco, negro y gris, sólo destacaba el saco azul de Jeremy Hinnings.

Leonard, ¿has tenido suficiente de esto o quieres más?, porque a mí ya me aburrió. Me avisas en tu próxima carta...

Por cierto, nos han llegado las noticias de la caída de Sebastopol, temo ser impulsiva pero no pude evitar alegrarme. Siento que todo terminará pronto. Cuando me enteré me llené de esperanza, pero me asustó, así que fui cauta y no salí gritando "¡Victoria!¡Victoria!" como hubiese deseado. A veces, la esperanza también asusta un poco, supongo que te sucede lo mismo, que como yo tienes una mezcla de sentimientos.

Balzac

 

Cuando Billie llegó con la carta en aquel día de frío y nieve, Josephine sintió que el sobre era el mejor regalo de Navidad. Y cuando al abrirlo, le cayó una lluvia de flores prensadas sobre la falda, su sonrisa fue enorme.

Las recogió con cuidado, las puso sobre su escritorio para admirarlas y luego leyó la ansiada carta.

 

 

Señorita C.G

Condado de Dorsetshire, Inglaterra.

20 de Noviembre de 1855

Estimada señorita Balzac:

Está bien, me rindo. Ya tuve suficiente de muselinas, encaje y joyas. Prefiero tus cartas usuales, aunque sigas sin contarme demasiado de ti y no sepa si sigues la moda de los rizos y los guantes de encaje.

También me aburrí con el relato, hubiera preferido tus comentarios, saber, por ejemplo, que pensabas tú sobre la necesidad de Jeremy Hinnings de ir contra los colores de moda o el por qué tan notables damas se afanaban en exhibir sus joyas.

Y si alguna vez tengo ocasión de encontrarme con el zapatero mencionado, te regalaré unas zapatillas de cristal y estoy seguro que no tendrás el descuido de olvidarte una en ningún baile.

Ayer me prestaron un libro de poemas de un autor francés y me acordé de ti porque sé que te gustaría mucho .Cuando regrese pienso llevarte un ejemplar. Extraño mucho mi biblioteca ,si no fuera algo totalmente extravagante te pediría que fueses a mi casa y visitaras mis libros, han de sentirse un poco solos sin mí, de la misma manera que yo me siento solo sin ellos. Aquí son un bien escaso y preciado, casi un tesoro, cada tanto intercambiamos algunos y durante unas horas , viajamos a otros mundos, lejos de Crimea.

Quería enviarte un regalo de navidad, supongo que , con suerte, mi carta llegó para esas fechas, no me animé a enviar el libro por miedo a que no llegue. Tampoco tengo talento para el arte, así que te envío unas flores que guardé en la primavera. Cuando las vi, pensé en ti y las prensé para enviártelas, y así como una vez me diste el otoño, regalarte flores en invierno.




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