Las Cartas -Dorsetshire 1

Capítulo 13

Buenas tardes, capítulo que va con advertencia, porque dudo que haya otra actualización  antes de fin de la semana que viene, así que  paciencia...( sé por qué lo digo)

Abrazo

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Capitán Leonard Knigth

1º Batallón

Campamento Norte

Crimea

17 de abril de 1856

Mi querido Leonard:

Olvida mis tontos reproches, lo entiendo. Pero déjame decirte algo. Esto orgullosa, muy orgullosa de ti, con medallas o sin ellas. Y eso es porque como dices he llegado a conocerte bien, seguramente mejorarás y aprenderás cosas de la vida, pero para mí , ya eres un buen hombre del que me siento muy orgullosa.

Lo que ha pasado en Crimea, no puedes culparte por ello siempre, algún día será sólo una pequeña parte de tu historia.

Y ahora sí, puedo confesar que me pasé llorado de felicidad cuando leí que se firmó el tratado en Paris. La guerra terminó. Supongo que aún demorarás en volver a casa, así que sigo escribiéndote, pero terminó. Y el día que lo supe, reí, lloré, agradecí, todo a la misma vez. Y bailé, sí también bailé.

Me dices que no sabes como harás para deshacerte de las sombras una vez que regreses a casa.

Bien, se me han ocurrido algunas cosas que puedes hacer, aquí va mi lista. Y sí, desde que te conozco me hecho muy aficionada a las listas.

1- Dormir una larga siesta al aire libre, bajo el sol. Tenemos muchos bosquecillos, árboles no te faltarán, incluso hay un par de lugares como el que está detrás de la parroquia, o al lado del arroyo entre las propiedades de los Kingsey y los Bennet, que son ideales. El sol se cola entre los árboles y el aire tiene un aroma especial. Puedes llenar tus pulmones con el aire fresco, ver como la luz hace cambiar los colores del follaje y quedarte dormido allí, bajo el sol. Te llenarás de calidez y luz.

2-Ir a comer los dulces que hace Millie Peackot en su pastelería, ¿los has probado? Esa señora tiene manos mágicas, algún día le pediré que me cuente sus secretos. Puedes comer grandes trozos de pan caliente con mermelada, como cuando eras niño y , créeme , nada mejor que unas tarteletas de manzana, de fresas, de chocolate y nuez para borrar el gusto amargo que dan las malas experiencias que has vivido. Puedes comer allí hasta llenarte, hasta que te salga una barriga ancha y una sonrisa amplia. Y puede ser que hasta me tiente a acompañarte, de hecho no probaré un dulce más hasta que regreses y entonces comeremos ambos hasta hartarnos, ¿te parece?

3- Caminar por la orilla del río Frome sintiendo el agua fresca en tus piernas.Cuando la corriente está medianamente baja es una delicia mojarte en su ribera, sólo tienes que recogerte las faldas (bueno, en mi caso, no en el tuyo), asegurarte que no hay nadie cerca y caminar por el agua cristalina mientras el frío acaricia tu piel y contemplas el paisaje, sin pensar en nada más. Casi como si tú también pudieras dejarte llevar por la corriente , en paz, sin resistencia.

4- Ver el amanecer desde las ruinas del Castillo Maiden.¿Lo has hecho alguna vez? .Simplemente es algo indescriptible, como si en ese lugar se unieran pasado, presente y futuro, y después de una noche oscura puedes ver al cielo iluminarse con los primero rayos y entonces, en medio de la luz matinal que cae sobre las antiquísimas piedras, sabes que todo va a estar bien, así sin más…

5- Bueno, en realidad, no se me ocurrió un número 5. Pero ya se me ocurrirá y si no es así, tú puedes pensar algo…tampoco es justo que yo haga todo el trabajo.

Y cuando vuelvas, te buscaré una almohada cómoda para que descanses y si está en mis manos, veré que tengas provisión de por vida de valiosas cosas simples para compensarte tanta pena.

Tu Balzac

 

 

Señorita C.G

Condado de Dorsetshire, Inglaterra.

10 de Mayo de 1856

Mi querida Balzac:

La guerra terminó. También lloré y no me avergüenza decirlo y luego reí,y agradecí. Me temo que no bailé, pero me alegra que lo hicieras. Sí, el regreso a casa se ha demorado, pero será muy pronto.

Y tienes razón, en verdad no es justo que tú hagas todo el trabajo. Bastante has hecho con llevarme a pasear por los bosques, los ríos y darme de comer tarteletas con la absoluta convicción de que hay un nuevo amanecer tras cualquier oscuridad. Ya sé cual es la quinta cosa de esa lista, sé lo que disiparía todas las sombras una vez que vuelva a casa, pero no te la diré hasta verte. Será mi secreto, hasta entonces.

¿Estás haciéndome muecas ahora mismo, verdad? ¿Alguna vez te dijeron que no tienes paciencia?

Y consigue la almohada, o mejor que sean dos, tengo planes para ellas

Como quisiera ser el de antes, poder haberte conocido entonces cuando no había ni una mancha en mis manos, ese es mi mayor arrepentimiento. Y me siento culpable de que llegado el momento vayas a encontrarte con este hombre que tiene tan poco que ofrecer, con éste que guarda tantas pesadillas. Es injusto, y aún así, iré a ti para recorrer esos bosques, para curar mis heridas y poder mirar a los ojos a mi más querida amiga.

Estaré en casa, pronto, muy pronto.

Quizás esta sea nuestra última carta. Me duele que no haya más, pero es el momento que más anhelo, cuando ya no exista distancia entre nosotros, cuando pueda verte.

Tu Leonard

 

 

 

Señorita C.G

Condado de Dorsetshire, Inglaterra.

11 de Mayo de 1856




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