Las Cartas -Dorsetshire 1

Capítulo 16

¡Feliz San Valentín! Un abrazo inmenso a todos, sigamos enamorándonos de lo que nos hace bien.
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Tras su regreso a Dorset, Josephine había podido ver a Leonard desde lejos. Tenía sus propias razones para no decirle quien era, y para no acercarse a él.

Estaba vivo y eso era suficiente.

Así que había alcanzado a verlo brevemente en un par de ocasiones, por ejemplo, cuando se dirigía a la librería alcanzó a distinguir cuando él entraba y eso la hizo cambiar de planes. También lo había visto en el mercado con su madre mientras ella acompañaba a la suya, por suerte habían estado bastante lejos. Aún así, había notado que iba mejorando. Era extraño porque si bien recordaba a Leonard de antes de la guerra, le parecía que aquel joven era un desconocido, en cambio éste que había cambiado con los años y las vivencias le resultaba extremadamente familiar. A éste lo conocía profundamente y se estaba volviendo una experta en evitarlo. Aunque tarde o temprano coincidirían en algún sitio.

Y eso sucedió en la fiesta anual de la Baronesa de Suffolk.

Josephine hubiera preferido no asistir, no le gustaban esas veladas porque además de que iba mucha gente también organizaban una jornada de cacería por la tarde y le parecía cruel, y a los que no participaban les quedaba estar en el salón y no tenía ganas de socializar o escuchar los últimos chismes. No estaba de humor para ello, y ahora que no tenía a quien contarle, no le veía el sentido .Pero su madre dejó en claro que debía ir, con el compromiso de su hermana la participación en eventos sociales se había vuelto casi un requerimiento familiar. Por alguna razón, fuera de su comprensión, su progenitora temía que cualquier desaire a quienes los invitaban aquella temporada podría acarrear algún infortunio que afectara la boda. Jo no lograba entender esa lógica, pero había desistido de rebelarse, después de todo amaba a su hermana y de verdad deseaba que su boda fuera todo lo que había soñado siempre.

Así que por lealtad familiar, y porque muy en el fondo de su ser quería poder ver a Leonard de cerca, fue.

Se quedó en un rincón del salón, observando hacia fuera por los ventanales enormes, mientras su hermana hablaba con sus amigas. Su futuro cuñado , aunque no participaba de la cacería, estaba afuera con algunos otros espectadores. Su madre debía estar afuera también lo que le daba plena libertad a ella para mantenerse al margen.

Alguien tocaba el piano, si bien no tenía gran talento, tampoco estaba masacrando la pieza musical y eso era de agradecer, pues ella podía concentrarse en la melodía y olvidar lo demás, sobre todo los nervios que sentía. Pocos minutos antes, Leonard había ingresado al salón, y todos sus sentidos se habían puesto alerta. Cuando estaba distraído , rodeado de gente que lo saludaba, ella había aprovechado para observarlo a gusto. Luego, cuando él se había apartado un poco, ella había vuelto a mirar hacia fuera y a concentrarse en la música, hasta que se sintieron los tiros que señalaban el inicio de la cacería. Varias personas más se acercaron a los ventanales para observar lo que sucedía afuera.

Todos parecían entusiasmados, menos ella, y Leonard.

Apenas escuchó los tiros , se giró a mirarlo. Su semblante estaba pálido y su mirada había cambiado. Inmediatamente , ella supo lo que él estaba pensando. Aquel sonido lo estaba llevando a sus dolorosos recuerdos, incluso creyó percibir un leve temblor en el cuerpo de él, aún nadie lo había notado, y no podía dejar que lo hicieran.

Josephine sabía lo duro que era para él luchar contra sus fantasmas, y además sería un golpe para su orgullo si los demás se enteraban. Estaba siendo estoico ocultando sus heridas emocionales y ella no podía dejar que sus esfuerzos fueran en vano.

Tenía que hacer algo.

Leonard sintió el sonido de los disparos repercutir en todo su cuerpo y tuvo la sensación de que sus piernas no lo sostenían. Aquel ruido lo había transportado a otro lugar, de repente, ya no estaba en Dorset sino en un campo de batalla, rodeado de muerte.

Su lógica le dijo que no era verdad, pero no sabía cuanto tiempo podría mantener a raya la pesadilla que lo acosaba.

Era incapaz de moverse y al mismo tiempo sentía la necesidad de correr. Desvió su mirada levemente y percibió que una joven lo miraba fijamente, aunque llevaba gafas ,pudo sentir como sus ojos verdes lo observaban, casi como si llegaran hasta su alma.

Luego , la chica desvió la mirada, pero al instante profirió un gemido, se llevó la mano a la frente y cayó al suelo desmayada.

Las mujeres a su alrededor dieron unos grititos. Leonard recuperó sus sentidos y llegó rápidamente hasta ella ,antes de que los demás lo hicieran.

Aunque el brazo todavía le dolía, la levantó del suelo y la recostó en un sillón que estaba cerca. El desmayo de la joven no sólo había distraído la atención de todos sino que lo había hecho reaccionar, la guerra había quedado atrás y sólo podía pensar en aquella joven que yacía en el piso. Había vuelto al presente.

Tuvo la fugaz sensación de que ella se tensaba al levantarla e incluso creyó oír un leve jadeo, pero eso no era posible. Al instante llegó otra muchacha, por lo visto amiga o familiar, y la zamarreó levemente.

-¡Josephine, Josephine despierta!- la llamó y la aludida entreabrió levemente los ojos –Querida, ¿estás bien? Iré por mamá- dijo preocupada luego de sostenerle la mano y salió de prisa. Él se acercó.

-¿Se encuentra bien?- preguntó Leonard.

-Sí, sí, gracias –susurró ella. Y luego otras mujeres se le acercaron para ayudarla a incorporarse, ofrecerle té y preguntarle que había sucedido, así que él se apartó.

 




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