Buen sábado, espero que estén bien. Yo voy y vengo y ya declaro mi estado natural como de resistencia, ya con eso basta.
Algunas aclaraciones, el pequeño Excalibur ha dejado de ser puercoespín para ser un erizo , lo que había imaginado al principio. Los demás personajes siguen siendo de la misma raza y carácter.
Y actualizaciones, ya saben, cuando se pueda.Así que gracias por el apoyo y la paciencia
Un abrazo inmenso, cuídense mucho, el doble que son épocas difíciles.
Y de paso, un poquito de mi grosería e ironía pero únanse a mí en la campaña #NoUsemosVerbosEnImperativoConAutores
Besos, se los quiere
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Ante el entusiasmo de Leonard por el erizo, Millicent lo sacó del morral y se lo prestó, depositándolo en sus manos.
-¡Cuidado! – exclamó Josephine preocupada.
-No va a pincharlo, se agradan mutuamente – aclaró la niña convencida de la mutua simpatía entre Leonard y el animalito.
-¿Se preocupa por Excalibur o por mí, señorita Lawrence? –preguntó él divertido mientras sostenía al erizo con mucho cuidado.
-Temo que la reputación de Excalibur vuelva a ser dañada, y también que lo pinche.
-He tolerado heridas peores, creo que puedo soportar pinchaduras de púas si llegara a suceder- respondió y eso le hizo dar una oleada de tristeza a Josephine al recordar lo que él había pasado. Algo de esa tristeza debió reflejarse en su mirada aunque fuera un instante.
-Señorita Lawrence, solo bromeaba – dijo él al verla mudar el semblante., pero antes de que ella respondiera, por un descuido Leonard se pinchó con las púas de Excalibur que se había puesto inquieto. Lanzó una exclamación más de sorpresa que dolor, y eso hizo que Jo volviera a concentrarse en el momento presente.
-Creo que tiene hambre – intervino Malcom.
-¿Y yo estoy incluido en el menú?-preguntó Leonard.
-No, será mejor que lo deje en el suelo- sugirió Jo.
-¿No va a escaparse?
-No, es de la familia , no se escaparía- aclaró Millicent ofendida.
-Sólo buscará algunos insectos y luego volverá- completó su hermano y Leonard lo depositó en el suelo. Aún así el animalito no se alejó mucho de ellos.
-Nunca pensé que un erizo fuera tan apegado y obediente – reflexionó al ver que rondaba a los niños casi como un cachorrito.
-Supongo que hasta un erizo distingue que hay familias a las que vale la pena pertenecer –comentó Josephine.
-Más si uno les debe que lo hayan rescatado – comentó él y ella se giró a mirarlo – Según sé, los niños Marshall rescataron a Excalibur, ¿verdad?
-Sí, así fue- respondió escuetamente - ¡No se alejen demasiado! – llamó a los niños para cambiar de tema.
-¿Podemos comer algo? –preguntó Millicent
-Excalibur comió unos escarabajos, pero no me parecen tentadores – informó Malcom.
-¿No comiste ninguno, verdad? –preguntó Josephine preocupada, la infinita curiosidad del niño podía causar problemas inesperados.
-No, no parecían ser sabrosos- declaró desilusionado.
-De acuerdo, vamos a descansar debajo del árbol aquel y comamos algo, me temo que solo traje algunas manzanas y galletas –dijo señalando el canasto que cargaba- Traigan a Excalibur también.
-¿Puedo ir también? – preguntó Leonard y Millie se adelantó a responder.
-Por supuesto es nuestro invitado de honor.
Así que un rato después los cuatro y el erizo estaban debajo de un gran roble comiendo manzanas y galletas.
-¿Nos cuentas una historia, Jo? –pidió Malcom.
-No se me ocurre ninguna- mintió ella bajando la mirada, con Leonard tan cerca no dejaba de estar nerviosa y temía delatarse.
-Josephine cuenta muy buenas historias – explicó Millicent a su invitado.
- Yo puedo contarles una – ofreció él y Josephine lo miró fijamente., así que él se sintió algo incómodo- No se preocupe , no les contaré nada truculento a los niños, ni relacionado con la guerra – se excusó malentendiendo la expresión de ella.
-Lo sé-aseveró suavizando su expresión
-¿Cómo lo sabe?
-Acaba de compartir su galleta con un erizo, eso funciona como garantía. Lo escuchamos, señor Knigth.
Leonard les contó un par de historias que los tuvo atrapados a los tres durante un buen rato, y respondió con paciencia las preguntas de los niños que lo interrumpían con frecuencia porque estaban sumergidos en el relato.
Cuando él terminó, decidieron ir a buscar las hojas para sus herbarios, Jo llamó a Malcom y le dio instrucciones susurrándole en el oído. El niño asintió con seriedad. Después les recomendó que no se alejaran mucho.
-¿No va a ir con ellos? – preguntó confundido, hubiera esperado que la tutora no perdiera de vista a los Marshall.
-No, necesitan un poco de libertad y responder a la confianza que deposito en ellos. La gente los tilda de traviesos y problemáticos, pero en realidad son inteligentes y curiosos, solo necesitan aprender a ser responsables y a medir las consecuencias de sus actos, pero nunca lo harán si no asumen pequeñas tareas y se les da la confianza para que las cumplan. Además estoy atenta, el río está bajo y lejos de donde fueron y lo peor puede ser que terminen tocando ortiga, pero ya les enseñé a reconocer las plantas que no deben tocar previamente, así que deberían estar bien.- dijo y él la miró sorprendido. Hubiera imaginado que la tutora andaría detrás de ellos como guardiana , pero por lo visto Josephine Lawrence tenía sus propios métodos y sonaban muy lógicos cuando los explicaba de esa manera.
Luego de aquella explicación, la joven se quedó en silencio y Leonard no supo qué decir para sacarle conversación. Y quería hacerlo, quería saber qué pensaba sobre distintas situaciones.