Las Cartas -Dorsetshire 1

Capítulo 25

Ahora sí, les dejo el nuevo capítulo. Es algo así como un mini capítulo  de transición. 

¡Abrazos!

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Permanecieron allí un momento más y luego Josephine anunció que debía volver a su casa.

-¿Cree que ya estará a salvo?-preguntó Leonard, un poco por preocupación y otro por retenerla un tiempo más para hablar con ella, de jardines, poesía o lo que fuera.

-No del todo, para hacerlo debería regresar al anochecer, pero mi madre no me lo perdonaría, porque además sabe que mentí.

-Tal vez aún así la perdone.

-Mejor no tentar a la suerte, al menos tendré que tolerar muy poco de la charla de bodas.

-Puedo acompañarla.

-No creo que sea lo mejor.

-Entiendo- respondió resignado.

-¿Y usted? ¿Va regresar?

-No, creo que me quedaré aquí un poco más, hasta estar seguro que puedo regresar a mi casa sin que haya invitados.

-Corre con ventaja, nadie estará tan pendiente de su ausencia como de la mía, ni exigirá que vuelva a casa antes del anochecer – se lamentó ella.

-Lo siento, juro que no fue mi intención tener ventajas y me parece injusto.

-Lo agradezco, Leonard – dijo ella porque en verdad agradecía que él comprendiese que hombres y mujeres no recibían el mismo trato.

-Ojalá no fuese así.

-Algún día – dijo ella con una semi sonrisa como si soñara con otra clase de mundo. Luego se despidió y se marchó. Leonard la observó hasta que ya no pudo distinguir su silueta.

Cuando Josephine regresó a su casa, aún quedaban un par de invitadas.

-¿Cómo estuvieron los niños Marshall? ¿Alguna travesura nueva? – preguntó una de las señoras y la joven se sintió molesta, los mellizos eran creativos, enérgicos e inteligentes, y estaban mucho más calmados desde que era su tutora. Quería defenderlos, pero su madre no apreciaría su ironía aquel día.

-Todo estuvo bien, pasamos una hermosa tarde – respondió finalmente y se retiró con la excusa de ir a cambiarse.

Hubiera preferido que el casamiento de su hermana fuera algo que solo involucrara a la familia y no a todo el condado, pero ese no parecía ser el estilo en Devonshire.

Una semana después, cuando su hermana entró ofuscada y diciendo que no se casaría, Josephine pensó que un hada malvada había malinterpretado sus palabras.

-¿Beth? – la llamó yendo tras ella.

-No voy a casarme con ese hombre, de ningún modo.

-¿Sucedió algo?

-No voy a casarme sola, quiero decir, no muestra interés alguno en los preparativos, Jo.

-Pero sí en casarse contigo, ¿verdad?

-Sí, eso creo. Sin embargo cada vez que le cuento o consulto algo sobre la boda su respuesta es “Haz lo que tú quieras”. Quiero que muestre algo más de entusiasmo, que esta boda sea tan importante para él como para mí.

-Beth, cariño, ¿no crees que estás exagerando? Quizás tu entusiasmo…

-Sé lo que dirás Jo, y sé lo que piensas, crees que estoy exagerando con mi emoción por los preparativos. Sé que a ti te parece fastidioso, me temo que Gabriel coincide contigo.

-Es que tu energía desborda – comentó Jo intentando medir sus palabras.

-No es que me importen más los preparativos que él, Josephine. Me caso porque en verdad lo amo, no tenía urgencia de ser una novia pero si deseo que todo salga perfecto porque estoy feliz, porque lo amo y quiero que ese día sea especial. Quiero poder contárselo a mis hijos y nietos y recordar lo dichosos que fuimos, y todo porque es él. Gabriel es el hombre que elegí, siempre he sentido que me ama tal cual soy- Dijo y empezó a lagrimear.

-¡Ay, Beth! Lo siento, no quise ser dura contigo, nunca fue mi intención subestimar tus sentimientos..Solo estás agobiada,cariño. Y si lo piensas tú acabas de darme la respuesta, él te ama tal como eres y por eso quiere hacerte feliz, no creo que lo suyo sea desinterés sino que tal como te responde, desea que la boda sea como tú quieres. Aprueba lo que tú decidas porque también quiere darte un día perfecto.

-Pero…

-Se aman, Beth, no pierdas tiempo en enojos tontos. Sigue disfrutando de los preparativos, aunque yo termine saltando por una ventana- le dijo haciéndola sonreír.

-Sí, después de todo no se encuentra alguien que nos ame todos los días, y los Lawrence somos particulares, ninguno tanto como tú, pero ninguno de nosotros es fácil de entender.

-Te estás desquitando – protestó en broma Jo, pero pesó que no estaba tan lejos de la verdad. No era una familia tan estricta con las normas sociales, sus padres les habían permitido cierta libertad para ser ellos mismos que no todos tenían. Y quizás por eso no era fácil encontrar alguien que fuera la pareja ideal. A Josephine se le estrujó el corazón al recordar que sí había alguien que la conocía y aceptaba tal como era, aunque no supiera quién era en verdad. Tan lejos y tan cerca.

Estaba empezando en él cuando la voz de su madre les llegó desde la planta baja.

-¿Dónde están mis niñas? – preguntó mientras subía las escaleras y las dos hermanas se miraron sonriendo, era grato seguir siendo niñas en el corazón de sus madres –Aquí están- dijo entrando a la habitación, dejó el sombrero sobre la cómoda y luego se sentó en el sillón frente a ellas.

-Te ves cansada- comentó Beth.

-Es tardé más de lo que pensaba, por cada cuadra alguien me daba charla.

-Te debes haber enterado de muchos chismes jugosos- la molestó Josephine.

-¡Ohhhhh sí, ya lo creo! Me enteré que mi hija menor discutió con su prometido – dijo mientras observaba fijamente a la joven.

-No te preocupes, madre, ya está solucionado. Solo debo informarle a Gabriel ahora – respondió y su madre dio un pequeño resoplido como muestra de su desaprobación.

-También me enteré que el hijo de los Knigth compró la casa de los Cuthbert. Me pregunto si estará pensando casarse- comentó al pasar.




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