Una semana después Josephine volvió a ver a Leonard justamente al pasar por la casa de los Cuthbert que ahora le pertenecía. Había pasado por allí un poco a propósito, no es que no pudiera tomar otro camino para ir a hacer las compras que debía, se había reprendido mentalmente por su curiosidad, pero no había podido evitar ir por allí.
Y como quien despierta de una ensoñación, se sorprendió al ver que realmente él estaba en la casa. Estaba en mangas de camisa trabajando, estaba tirando abajo la cerca tal como había dicho que haría.
Leonard notó su presencia y se acercó a ella, se lo veía feliz.
-Buenos días, Josephine- la saludó al llegar hasta ella.
-Lo felicito por su nueva casa.
-Gracias ¿Ese es Excalibur o adoptó a un nuevo Erizo? – preguntó señalando al animalito que asomaba desde el bolso de Josephine.
-El mismo y celebre Excalibur, los Marshall fueron a visitar a unos parientes y los niños lo dejaron bajo mi cuidado.
-¿Salieron a pasear?
-No, voy a buscar el regalo de cumpleaños de mi madre, pero Millicent me pidió muy específicamente que no dejara a Excalibur sin vigilancia en lugares donde la gente pudiera sentarse sobre él, estaba muy preocupada por su reputación. Y me temo que con las visitas que está recibiendo mi familia no puedo prometer que si lo dejo en casa nadie se le siente encima por accidente. Así que lo traje conmigo.
-¿Quiere dejarlo conmigo?
-¿Dejarlo?
-Acá hay espacio suficiente, puedo tomarme un descanso del trabajo y cuidarlo, y puede recogerlo al regresar. No sé si un erizo sea aceptado en las tiendas.
-Tampoco estoy segura de que lo acepten, ¿está seguro de que puedo dejarlo aquí? ¿No será una molestia?
-Fui sincero en mi ofrecimiento, ya sabe que Excalibur y yo nos llevamos bien, y tengo un jardín amplio, además de tiempo libre.
-Pero estaba trabajando.
-Pero ya es hora de tomarme un descanso, así que puede dejarlo conmigo, prometo que lo cuidaré bien. Y no hay manera de que nadie se siente sobre él aquí, ni que lo difamen- aseveró.
Josephine inhaló profundamente, no estaba segura de qué hacer. Era verdad que quizás la presencia de Excalibur causara un revuelo en la tienda, ya una vez lo habían confundido con una rata. Pero dejarlo con Leonard la ponía en una situación confusa.Aún así era la mejor opción.
-De acuerdo, lo dejaré aquí- dijo y sacó al animalito para dárselo. Leo lo tomó con cuidado y el erizo se acomodó en sus brazos.
-Ve,está cómodo.
-Gracias, volveré por él apenas termine mis recados.
-Vaya tranquila, confíe en mí- le dijo.
Josephine siguió su camino, aunque algo inquieta sin saber si estaba haciendo lo correcto, no porque dudara de que Leonard cuidaría del erizo sino porque dudaba de sí misma.
Aún así, fue a cumplir con sus deberes.Su familia le había encargado que buscara los regalos de cumpleaños de su madre, eran unos zapatos nuevos, un collar que había encargado su padre en la joyería, y un pastel de cumpleaños. Su madre había dicho que no quería un gran festejo, ya tenían mucho con los preparativos de la boda, así que quería celebrarlo tranquila y en familia, pero aún así querían agasajarla.
Fue a las tiendas algo apurada, retiró los encargos e incluso compró un pequeño alhajero pintado a mano que pensó le gustaría a su madre. Y también aprovechó para hacer una compra extra, algo que no había planeado pero se dejó llevar.
Casi una hora después, regresó a buscar a Excalibur.
Si alguien le hubiera dicho que la visión de un hombre echado en un jardín con un pequeño erizo acurrucado contra el hombro le iba a parecer una visión fascinante, no lo hubiera creído, pero allí estaba cargada de paquetes , observando detenidamente a Leonard que aún no había notado su presencia, como si fuera alguna clase de obra de arte. Finalmente carraspeó para hacerse notar.
Él giró su cabeza sin incorporarse, sonrió levemente al verla y luego se levantó despacio y tomó en brazos al animalito.
-¿Ya terminó con sus compras?¿Necesita ayuda? – preguntó al verla con ambos brazos ocupados cargando los paquetes.
-No está bien, no son pesados. Vine a buscar a Excalibur.
- Hora de irte a casa – le dijo al erizo y luego la miró a ella- ¿va poder también con él?
-Sí, lo llevo dentro del bolso, porque me temo que si lo meto en el pastel de cumpleaños a mi madre no le hará gracia.
-Pero sin dudas sería una sorpresa- evaluó divertido y luego se acercó a ella para depositar al animalito en el bolso.
-Esto…dijo ella estirando un pequeño paquete hacia él
-¿La ayudo?
-No, esto es para usted – casi susurró y Leonard tomó el paquete.
-¿Qué es?
-Semillas de flores, las vi y recordé que dijo que quería agregar más color.
-Gracias por el regalo.
- Digamos que es el pago por cuidar a Excalibur.
-No era necesario que me pagara por eso, así que prefiero que sea un regalo- dijo él mirándola fijamente.
-Son suyas de todos modos, debo irme- dijo y él estuvo tentado a ofrecerse a acompañarla pero sabía que no era correcto, y menos aún con el aspecto que tenía después de estar trabajando allí. Igual estaba seguro que Josephine Lawrence rechazaría la ayuda.
-Hasta la próxima vez, Josephine – la saludó y ella solo hizo un breve gesto con la cabeza antes de seguir su camino.
La próxima vez fue diez días después en la fiesta del té de la señora Victoria Dalloway.
Jo se había visto obligada a ir, es decir ,su madre en su afán de mantener la mayor cordialidad con todos y hacer que el compromiso de su hijas estuviera lleno de momentos felices, la había arrastrado a acompañarlas.
-Creo que sería mucho más beneficioso que yo no asistiera , de verdad, no puedo dar ningún gran aporte a la vida social de Beth. Lo sabes madre, es muy probable que cause problemas en lugar de ganarme los elogios de esas señoras.