Las Cartas -Dorsetshire 1

Epílogo

Josephine se sentó en su escritorio junto a la ventana, era uno de sus lugares favoritos, amaba ver desde allí su jardín o los atardeceres.

Extrañaba mucho a su marido que había ido a Londres a arreglar unos papeles de su padre sobre unas propiedades, hubiera deseado acompañarlo pero no había podido, así que se estaba permitiendo ser como esas heroínas de novelas y andaba soltando suspiros de tanto extrañarlo.

Tomó el papel y su pluma favorita e inició la escritura.

Dorsetshire, Ventana oeste de nuestra casa

Mi muy amado Leonard:

¿Cuánto tiempo más estarás en Londres? Sé que ha pasado poco más de una semana, pero tu hijo y yo te extrañamos horriblemente.

Los dos estamos bien, y el bebé crece deprisa, cada día creo notar algo diferente en él y cuando me alejo mucho, me preocupa que vaya a decir su primera palabra y yo no esté para escucharlo

Estoy totalmente satisfecha con la decisión de criarlo nosotros sin la asistencia de nadie, frente a los consejos de medio condado sobre la crianza actual, aunque claro que eso está bien con un solo bebé, me preguntó si será lo mismo cuando tengamos más niños. Pero si fui capaz de hacerme cargo de los mellizos Marshall, bien puedo criar a varios niños Knigth, sobre todo si se parecen a ti.

Además, estás tú para acompañarme en tan titánica tarea, aunque debo objetar que has malacostumbrado al niño, le gusta dormirse en tus brazos y ha sido terrible lograr que se durmiera estos días. Anoche lo traje a mi cama, luego de pasearme en brazos con él durante mucho tiempo y cantarle todas las canciones de cuna que conozco( y algunas ingeniosamente inventadas por una madre con sueño) sin resultado alguno, empecé a contarle relatos de la historia inglesa, aquellos que pueden ser oídos por sus inocentes oídos, claro está. Pensé que con tantos datos y fechas se aburriría y dormiría. No fue así, me escuchó atentamente con esos enormes ojazos que tiene, abiertos de par en par, ¿sabes? creo que nuestro niño saldrá historiador. Finalmente fui yo quien se durmió primero.

¿Crees que esté mal extrañarte cuando te vas por tan pocos días? Porque todos me miran mal cuando lo menciono, parece que es indecoroso extrañar al esposo, al propio me refiero, ¿tú qué piensas? Afortunadamente tu madre me comprende, ayer al pasar a mi lado susurró "yo también lo extraño" de lo que deduzco que no soy un caso totalmente perdido y que al menos puedo sentirme complacida de que mi suegra no me juzgue. Aunque la señora Trevor me miró con verdadero odio cuando dije que te extrañaba, estoy segura que de poder hacerlo despacharía a su esposo al otro lado del mundo, y hasta la entiendo.

Mi amor, es bueno volver a escribirte cartas, pero el papel y la tinta jamás podrán reemplazarte. Añoro tu presencia, tu cuerpo junto al mío, tu voz y tu risa. Las palabras, no pueden compararse a tu piel y tu calor. Soy la mujer más feliz del mundo al quedarme dormida en tus brazos y despertar allí mismo, ni siquiera he podido comer tarteletas de la señora Peackot porque me hace falta que me llames "golosa" y te burles de mí, aunque sabemos que tú comes mucho más que yo.

Si te demoras mucho, juro que ni siquiera te daré pan con mantequilla.

Leonard, mi Leonard, no sólo echo de menos nuestras charlas y las bromas, también extraño tus besos, ¿cómo viví antes de conocerte?¿Cómo pudo existir un tiempo en que pasé junto a ti sin saber quién eras? Ahora ni siquiera puedo escuchar tu nombre sin sentir que todo mi ser se estremece, alguien debería advertir a las jóvenes inocentes de lo peligroso que puede ser escribir cartas, y de las maravillas que puede deparar. Aunque creo que si uno hablara de las maravillas de escribirle a un extraño, sobre todo si soy yo quien cuenta su experiencia, la advertencia perdería efecto o, más bien, sería totalmente contraproducente.

¿Te imaginas? Todas las jóvenes asaderas de Dorset andarían escribiendo cartas a extraños y sus familias pedirían mi cabeza.

Estoy escribiendo tonterías, lo sé, pero te extraño.

Dime, ¿te he dicho que te amo? Porque estoy convencida de que así es, ¿qué más puede pedir una mujer que un marido que no mastique sus pantuflas ni se coma sus cartas?Yo sin dudas no puedo pedir nada más, claro que me conformo fácilmente, mientras seas tú , me basta. Mi único requisito para un marido es que seas tú, con razón demoré en casarme, simplemente te esperaba.

Bueno, te amo, te amo y te amo, y probablemente te amo cada día un poco más. Estoy segura de que eso también se prestaría para el escándalo si alguien se entera, no me importa en lo más mínimo, porque es verdad que te amo escandalosamente.

Así que amor mío, vuelve pronto, muy pronto, que mi corazón no puede vivir dividido mucho tiempo.

Sin dudas tuya, Josephine.

En Londres, mientras preparaba su regreso, Leonard escribió su respuesta.

Londres

Mi querida Balzac, mi amada esposa, mi Jo:

Vuelvo inmediatamente.

Los extraño tanto que he hecho todos los trámites en un tiempo límite, creo que apenas si he dormido estos días para acelerar mi partida. Nadie entiende mi apresuramiento y si se han burlado de ti, ni imaginas lo que he pasado yo por decir que quería volver con mi esposa. Según parece es costumbre que los maridos huyan de ellas, no que quieran correr de regreso a sus brazos.

Claro que ellos no te tienen a ti como esposa.

Aunque me he cruzado con otro loco, tu cuñado Gabriel también estaba en Londres y también me confesó estar desesperado por volver con Beth, más aún con su embarazo. Parece que las hermanas Lawrence tienen un efecto letal en sus maridos, no sabemos vivir sin nuestras esposas.

La próxima vez vendrán conmigo, nuestro niño estará más grande y podremos viajar los tres.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.