El dulce aroma de café y pan recién horneado me despierta. Me acurruco entre las calientitas sábanas de mi cama cuando de pronto algo hace clic en mi mente.
¿Que no acaso yo vivo sola?
Con eso, abro los ojos como platos y divisó mi exterior confirmando que el olor sigue y está dentro de mi casa. Pego brinco y me levanto, me pongo una bata y cautelosa bajo los escalones tratando de ser lo más silenciosa posible no sin antes tomar la lámpara de alado de mi cama.
—¡Ahhhhh! ¡Sal de mi casa! —grito corriendo a la cocina.
—¡Ahhhhh!—¿Brenda?— ¿Qué te sucede? ¡soy yo!—habla controlando la respiración—. ¡Por dios! ¡Casi me matas Ramsey!—pone una mano en su pecho.
—Lo siento, creí que eras un ladrón.—me disculpo tomando asiento en la mesa.
—Si claro un ladrón, ¿cómo se te ocurre que un ladrón podría entrar a una casa solo a hacer café?
—Casos se han visto.
¿Casos se han visto? ¿qué diablos me pasa?
Después de calmarse, trae consigo dos tazas de café humeante. Estoy apunto de reclamar por la leche, cuando me la acerca mirándome mal, le pongo un poco y revuelvo dejando la pequeña cuchara en el plato.
—Bueno mi querida Brenda—tomó un sorbo de café <<delicioso>> —¿Que te trae a mi humilde morada?
Me pone mala cara, revolviendo su café con un exceso de fuerza. Si, está enfadada.
—¿Por qué siempre haces eso?
—No se de que hablas—me hago la tonta.
—Ramsey, estoy hablando en serio. Sabes que te quiero demasiado, pero no puedes ir cada que viene tu familia, siempre haces lo mismo, ¿Que tanto te aterra quedarte sola con ellos?
No se que responder ante su pregunta. Me he quedado muda. Arrugó el ceño y me quedé en silencio analizando sus palabras. <<¿Me da miedo estar con ellos?>> No, son mi familia, ¿como mi familia puede darme miedo?, eso es absurdo.
—¿Cómo puedes decirme algo así, Brenda?—le contestó a la defensiva— Yo amo a mi familia.
—Ramsey, tu relación con Elizabeth cada vez es peor, Lindsay me tiene que preguntar a mi, para ver cómo te encuentras y Joe… Mejor no hablemos de él.
—¿En serio hacen eso Lin?—pregunto confundida, no pensé que le importara tanto como para preguntar por mi.
Asiente.
La vergüenza me come y agacho la cabeza, un nudo amenaza con formarse en mi garganta. Brenda lo nota y viene hacia mí dándome un abrazo confortable.
—Ramsey, no lo quise decir para hacerte sentir mal, lo siento.
—No, no es tu culpa es la mía, yo los aleje.
—No digas tonterías, todos sabíamos que no te encontrabas bien en ese momento, no es tu culpa.
La familia era lo más importante para mi, lo veía como un sueño. Crecí en una familia cariñosa que me dio todo el amor del mundo ¿porque yo no puedo ser así? Me carcome el no estar a la altura de sus expectativas, me siento miserable al saber que Lindsay tiene que preguntar a mis amigos para saber como me encuentro, el saber por que no toca la puerta de mi casa y descubrirlo ella misma.
—Vamos, no quiero seguir con esto. Cuéntame otra cosa—le pido, no quiero ponerme mal frente a ella, no quiero que sienta mas lastima por mi.
— Está bien—forma una sonrisa sin despegar sus labios y regresa a su asiento enfrente de mi— Ya se acerca mi a…
—¡Es cierto! Tu aniversario—la interrumpo— ¿Qué es lo que tienes planeado?—mi emoción sube dejando de lado el otro tema, así es mucho más fácil de sobrellevarlo. Solo tengo que dejarlo de lado y continuar.
—Aún no lo se—se sonroja escondiendo su rostro (en serio no puedo creer como hizo el calvo para enamorarla)— Fred aun no comenta nada al respecto y… no se si quiera hacer algo este año.—sus ojos se apagan.
—Al diablo con Fred, ¿tu quieres hacer algo?—asiente—pues qué más da, si él no quiere pues nos vamos a festejar tú y yo, pero ten por seguro de que festejamos, festejamos.
Su rostro se alegra y quedamos a las cuatro en el café central para organizar todo.
Se va y yo suspiro, la gran casa se queda sola de nuevo. Recojo los platos y luego me voy a cambiarme. Paso el tiempo en la sala con un libro y la televisión encendida escuchando las noticias, si, mi vida es muy aburrida.
Se que debo hablar con Lindsay, tengo que arreglar esto antes de que ya no tenga solución pero… no hoy.
Joe es otro quien me preocupa, ya no se que pasa en su vida, no se nada, es como un extraño ya. No se cuando fue la última vez que hablamos y no terminamos discutiendo. Con él es un caso distinto e iré poco a poco, primero Lindsay y luego él.
Dan las tres y media y llamo a un servicio de transporte. Me dicen que en cinco minutos llega y tomo mi bolso lista para salir. Abro la gran puerta roja y cuando doy un paso afuera el cartero sube el porche.
—¿Cómo está, Ramsey?—me pregunta con una gran sonrisa.
—Muy bien, gracias Mike ¿cómo te va a ti?— le contesto igual.
Mike es un chico muy alegre y de sonrisas contagiosas.
—Estoy bien, le traje sus correos—me entrega muchos sobres, firmó y se va no sin antes desearme un buen día. Ojeo sin prestar atención a los sobres y los dejó sobre la mesa de cristal a un lado de la puerta.
Hoy seria un dia muy ajetreado. Tenía que pasar por Brenda, ir al banco, comprar plantas, ir al supermercado y por último ir a pagar los servicios. Ser una persona adulta, apestaba.