Las Cartas Robadas de Analise

III

La tarde ajetreada por fin había acabado. Me dejé caer en el sillón celeste apenas cruce la entrada. Cerré los ojos y respire profundo. Luego de un par de minutos me quité el abrigo y deje las cosas que había comprado en la mesa de la cocina, tomé un vaso y serví un poco de jugo de arándanos.

 

Con cada clic que daba, mis labios se fruncían cada vez más, ya no hacían buenos programas en televisión. Estoy por cambiar el canal donde reparan hogares cuando algo llama mi atención. La correspondencia que había traído Mike esta tarde.

 

No tenía intenciones de abrirla pero no se porque no dejo de mirarla, después de un rato de observar finalmente  me levanto y las tomo revisando qué es lo que tanto me atrae.

 

Estados bancarios, recibos, revistas y… ¿un sobre azul? 

 

Detengo el pasar de los documentos analizando el sobre turquesa que me ha aparecido en medio de ellos. La separó del resto dejando las demás sobre la mesa. 

 

Tiene hendiduras doradas con forma de flores por todo el papel. <<No tiene remitente>> Saco el abrecartas del cajón de la mesa y corto el papel del sobre sacando lo que parece ser una carta.

 

Me coloco las gafas y me siento en el sofá analizando y digiriendo el contenido.

 

Querida, Analise.

Aún recuerdo la noche en que te conocí. Aun recuerdo cuando te vi cruzar el garage de Andre, mirando y analizando hacia todos los rincones y esquinas que habían. Tus grandes ojos verdes viajando de allá para acá recorriendo todo a su paso. Aun cuando no sabía quien eras, inconscientemente trate de esconderme cuando tus ojos recorrieron donde me encontraba, no quería que me encontraras mirandote…

 

Nada. No había nada más. Mis dedos se paseaban por la hoja rasgada una y otra vez negando lo que acababa de leer. Esto no era posible, había pasado mucho tiempo. Me rehusaba a creerlo, es solo una broma. Una pesada, que sin duda no puede ser broma ya que eso se quedó enterrado hace muchos años y que de ninguna forma se conectaba con mi vida actual.

 

La desesperación me carcome lentamente, mi zapato no para de repiquetear contra el piso y siento como el sabor de la sangre va llenando mi boca por morder mi labio inferior rogando que esto solo fuera una pesadilla, rogando por despertar.

 

Mi cabeza es una tormenta que al mismo tiempo no piensa en nada y me tiene con la mirada perdida. Siento los párpados de mis ojos muy pesados y con mi pecho vacío, tratando de recordar, solo quiero eso, recordar antes de que todo se fuera al carajo… con él.

 

Dispuesta a no dejar que el pasado me atormentase tome el sobre, la carta y fui a la cocina. Al momento de querer tirarlos a la basura algo en mi me dijo que no lo hiciera. Me quedé parada frente al bote de basura. La primera lágrima amenazaba con desbordarse. Arroje los papeles a la encimera y trate de respirar sosteniéndome de ella para no caer. 

 

¡¿Por qué?! ¡¿Por qué?! ¡Maldita sea!

 

¿Por qué esto tenía que pasar cuando ya estaba todo bien? ¿Por qué hasta ahora? ¿Por qué no dejaba de martirizarme cada segundo?

 

Levante la mira sintiendo mis mejillas calientes, ahora otra confusión había llegado. Otro papel doblado se encontraba en el sobre. Tal vez fue la sacudida cuando lo arrojé que hizo salir el papel.

 

Me acerque y cuidadosamente lo saque y desdoble. Al ver lo que contenía no pude seguir, me había derrumbado y sentía como algo perforaba mi pecho. Por más que trataba recordar mi mente se negaba a darme las imagenes, No sabia cuando se había hecho ese dibujo pero lo que sí sabía era que esa vista con las colinas y árboles de fondo la había hecho yo.

 



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En el texto hay: romance, almasgmelas, novelajuenil

Editado: 19.03.2023

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