Las cenizas de la historia y la princesa de los no muertos

Capitulo Uno - Parte Uno: Las Cenizas de la Historia

Después de quien sabe cuánto tiempo por fin la muchacha abrió sus ojos. Estos eran de un color verde oscuro que recordaban a un par de esmeraldas. La chica se encontraba muy confundida y no entendía nada lo que había pasado o de por qué ella se encontraba allí tirada en el suelo.

Sabiendo que no encontraría respuestas estando acostada sin hacer nada la joven decidió levantarse. Al ponerse completamente de pie observo el entorno que la rodeaba comenzando por el cielo y este era algo tétrico y para alguien de su edad podía resultar hasta aterrador. El cielo se encontraba tapado por nubes violetas y cada tanto se podía escuchar el sonido de uno que otro trueno.

Luego paso a mirar el suelo y algunas de las baldosas que se encontraba pisando con sus pies descalzos estaban salidas por resultado de gruesas raíces que crecieron por debajo de ellas. Y por último dirigió su mirada para el frente. Todos los muros que la rodeaban estaban cubiertos por raíces que habían logrado treparlos.

Toda la vegetación que cubría ese lugar en ruinas la llevo a seguir con la mirada la absurda cantidad de raíces para poder averiguar su origen. Voltio su cabeza para atrás siguiendo el rastro y se encontró con un gigantesco árbol que yacía impotente en el centro del lugar, este tenía las hojas del mismo color que el cielo.

-¿Pero qué…?-

La chica pregunto con una adorable voz baja a la vez que se asombraba por lo que veía, pero esa pregunto se vio interrumpida por una fuerte brisa de aire frio que la atravesó provocándole un escalofrió en todo el cuerpo mientras que a la par su largo cabello gris se movía en dirección del viento. Tal vez ella no hubiera tenido frio si vistiera algo más abrigado, ya que lo único que llevaba puesto era un simple vestido blanco con un montón de garabatos (glifos)  de color rojo escritos en él.

El lugar en el que estaba parecía un gran patio y en un extremo se podía ver una reja de metal oxidado que seguramente llevaba al exterior de esos muros de ladrillos y otra gran puerta de madera, y viendo que estaba poniéndose frio y sumándole el hecho de que no encontraría nada de información allí afuera la chica decidió entrar por una gran puerta de madera ubicada detrás de ella.

Así que comenzó a correr con sus pies descalzos hasta lograr llegar a la puerta y una vez frente a ella le pego un empujón con ambas manos para abrirla. La puerta no mostro resistencia y se abrió con facilidad permitiéndole entrar y una vez en el interior se podía sentir claramente la diferencia de clima, ya que adentro no corría viento todo se encontraba más cálido.

Pero eso no era lo que más le llamaba la atención a la joven, sino el hecho de que el interior del lugar se encontraba en ruinas como si un tornado hubiera pasado por adentro. Todo estaba destruido o dañado de alguna forma, la alfombra, los cuadros, los candelabros, las armaduras de decoración y hasta el piso y las paredes.

-Así que estoy es un castillo-

Aunque ella no recordaba muchas cosas aún seguía sabiendo otras muy básicas y ver lo caro que parecían las decoraciones más el estilo del lugar le hizo pensar que se encontraba en un castillo. Debido a que la alfombra amortiguaba sus pasos la chica caminaba más despreocupada por el largo pasillo al cual había entrado.

A los costados del pasillo se encontraban varias puertas y mientras ella caminaba decidió entrar a una por lo que se detuvo y en la primera que vio la abrió para curiosear en su interior. Pero lo que vio la hizo sentir muchas cosas en su cuerpo, era una mezcla entre asombro, duda y asco. Como era de esperarse el interior de la habitación estaba igual de en ruinas como el resto del lugar, en la pared había dos ventanas y algunos muebles muy elegantes con teteras y tazas rotas en su interior además de una mesa con escombros sobre ella, parecía una sala para tomar el té. Pero lo que ella vio y le había provoco ese extraño sentimiento eran los cadáveres de tres personas. Pero no eran cadáveres y ya sino que estos tenían todo el pecho abierto y tanto el piso como las paredes tenían manchas de sangre.

La chica se preguntaba por qué no había vomitado al ver tal situación pero ella no tenía la respuesta al igual que las personas que se encontraban tiradas allí. Aun con miedo y temblando por lo que veía, la joven tomo valor e ingreso en el cuarto intentando evitar lo más que pudiera los cadáveres para dirigirse hacia el par de ventanas que daban al exterior y cuando llego hasta ellas y miro para el exterior lo que presencio fue una escena igual o hasta mucho peor de la que había visto al entrar en la habitación.

En el exterior se podían ver edificios y casa aunque todas se encontraban en un estado lamentable y deplorable, junto a ellas había grandes campos de trigo pero todos estaban marchitos por el frio. Y la peor parte de todo era que esparcidos hasta donde alcanzaba la visto se encontraban cadáveres, con el pecho abierto, sangre y órganos salidos como los tres que estaban dentro de la habitación, todo esos pobres aldeanos habían muerto sin piedad alguna.

Frente tal asquerosa y horrible situación la chica llevo ambas manos a la boca para tapársela y retrocedió de la ventana.



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En el texto hay: fantasia oscura, relatos cortos, suspenso magia

Editado: 08.05.2019

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