Unos días después de que Beatriz encontrara el anillo pentalfa se concentró mucho más en estudiar y aprender lo que decía el libro que su amigo le había entregado. Ella solo había usado el anillo una vez y fue para revivir a los cuatro caballeros que anteriormente protegían la sala del trono. Ahora el señor Devorador de Almas había movido a esos caballeros para custodiar de diferentes zonas del castillo en ruinas y luego de eso ella no volvió a usar más el poder del anillo, aunque seguía llevándolo puesto.
El no muerto entro en la biblioteca sin previo aviso y interrumpió los apuntes que la niña estaba escribiendo en una hoja.
-Disculpa ¿Puedo hacerte una pregunta?-
La niña saco la cara del libro y miro a su amigo.
-Por supuesto-
-Este… ¿Tienes hambre?-
Ella en vez de responder movió la cabeza hacia un costado debió a lo extraña y repentina que había sido la pregunta.
-¿A qué viene esa pregunta?-
-Lo que sucede es que nunca te he visto comer-
Beatriz no se había detenido a pensarlo antes pero lo que decía su amigo era correcto, desde que despertó ella no había ingerido ningún alimento. Al parecer mientras su amigo estaba metido en sus pensamientos uno de ellos debió relacionarse con los alimentos y de ahí le surgió esa cuestión.
-Pues desde que me desperté no sentí nada de hambre. Creo que por eso no comí nada-
-Ah, supongo que está bien entonces. Si en algún momento tienes hambre puedes decírmelo, puedo hacer aparecer comida muy básica con magia-
-Bueno-
El no muerto cambio su mirada hacia el libro que le había entregado a la niña 5 días antes. Antes no tenía ni una página leída y ahora ya estaba comenzando el tercer capítulo.
Él no había leído ese libro pero busco en las memorias que poseía de toda la nación y sabía que en ese capítulo ya se comenzaba a practicar la invocación de golems. Algo bueno de eso libro era que traía todos los círculos de invocación ya hechos y solo se debía buscar los materiales.
-Avanzaste más rápido de lo que esperaba con ese libro-
-No hay muchas cosas para hacer así que me concentre en eso-
-No tienes por que esforzarte de más, si hay algo que no entiendes puedes decirme-
-Si hay algo que no entienda te lo diré-
Parecía como si un robot hubiera dicho la última frase que había escuchado.
-Sigue así-
Luego de decir eso el no muerto se dio vuelta con dirección a la salida. Pensó que ya había interrumpido mucho a la niña y no quería seguir haciéndolo.
<Esta conversación se sintió diferente a la de antes ¿Sería correcto que siga llamándola niña? Después de todo cada vez ciento menos que sea una, aunque su apariencia diga lo contrario>
-Espera…-
Antes de que su pie esquelético saliera por la puerta, este se detuvo por el llamado de la niña.
-Yo también quería preguntarte algo. Además de estudiar estuve pensando y ¿Por qué no puedo volver a entrar a la tesorería y sacar algún otro objeto de la nación?-
Luego de que ella hubiera ido a buscar su libro y se encontrara con el anillo pentalfa, su amigo le había prohibido volver a bajar a ese lugar.
-No sabemos qué tipo de tesoros puede haber allí abajo. Con suerte conocía sobre el anillo y con aun más suerte fuiste capas de usarlo. ¿Si hubiera otro objeto que pudiera lastimarte? Por esa razón no puedes volver a ese lugar-
Las memorias de todos los habitantes de la nación le pedían dos cosas al no muerto y una de esas era proteger a la niña que se encontraba sentada frente a él. Y mientras la pregunta que el hizo antes siguiera en el aire, ella no podía bajar.
-¿Pero y si no hay dicho objeto?-
-Eso no lo sabemos y hasta no conseguir más información no se sacara ni usara nada más de ese lugar-
La niña al no poder hacer nada ante eso solo pudo decir.
-Maldición-
Cada uno iba a seguir con sus respectivos asuntos, pero un hecho que ninguno se esperaba que ocurriera todavía, comenzó a pasar.
Los pisos, muros, techo y demás cosas comenzaron a moverse. Primero fue despacio pero cada vez era con mayor intensidad.
-¿Un terremoto?-
Pregunto la niña quien se levantó bruscamente de su asiento y cerro el libro para tomarlo en sus manos.
-Imposible. Debe ser otra cosa-
Las ruinas del castillo se sacudían mucho hasta que en un momento simplemente se detuvieron.
-¿Pero que fue eso?- Pregunto Beatriz muy alterada.
-No pensé que ocurriría tan pronto. Pero al parecer ya están aquí-
-¿Qué? ¿Quiénes? ¿A qué te refieres?-
-Las bestias que destruyeron y asolaron todo este país-
-El campo de anti energía que protege las ruinas de esta capital debe haber llamado su atención. Intentan cruzarlo y no pueden-
-Así que era eso-
-Y por lo fuerte de los temblores deben ser muchos los que están aquí-