Sin lograr entender la situación ella bajo las escaleras siguiendo a su amigo de cerca.
-Dime que harás, ¡No puedes simplemente ir y derrotarlos como si nada!-
El señor Devorador de Almas se detuvo en medio de las escaleras antes de llegar a la puerta del primer piso.
-Tienes razón, yo no puedo. Por eso estuve trabajando todo este tiempo para poder hacer algo al respecto-
Dicho eso el no muerto continúo bajando las escaleras mientras que la niña se quedó paralizada donde estaba.
Una vez en el primer piso el no muerto fue en dirección al trono y tomo su bola de cristal que había dejado sobre el asiento del rey. Mientras el hacia todo eso rápidamente la niña recién había terminado de bajar las escaleras.
El Devorador de Almas le encontró la bola de cristal a la niña y luego fue rápidamente hacia donde se encontraba el gran árbol de hojas violetas en el patio principal. A todo esto Beatriz seguía sin comprender como el haría para ganarle a semejante bestias, nunca había visto a su amigo así de alterado y caminando tan rápido.
Ella fue hacia la entrada del patio y vio al no muerto tocar el tronco del árbol con su mano.
-Podrás verme desde la bola de cristal, solo frótala dos veces-
Luego de decir esas palabras un pequeño círculo mágico apareció en la parte del árbol que tocaba su amigo y en un parpadeo el desapareció.
< ¿Se teletransporto? ¿Pero a dónde?>
Ella tomando todo el aire que su plano pecho le permitía y luego lo expulso en la exhalada más fuerte de toda su vida. Se tomó un momento para procesar todo lo que estaba sucediendo y llego a una simple conclusión, ella confiaba en su amigo y si él tenía algún plan para ganar entonces seguramente le saldría todo bien.
Luego de esa profunda reflexión Beatriz se dirigió al trono, rodeo el gran agujero que emanaba una extraña luz violeta, pero esta vez había menos de ese líquido viscoso que su amigo absorbía. Una vez frente al trono ella se sentó en él y coloco la bola de cristal entre sus rodillas.
Froto la esfera una vez y en el interior ella pudo verse a ella misma sentada ahí.
-¿Pero qué?-
Miro hacia la misma dirección que en el interior de la esfera y se percató de que en una esquina de la pared había un pequeño ojo flotando el cual la observaba fijamente.
-Seguro esto era obra de el-
Acto seguido volvió a frotar la esfera y esta vez pudo ver a su amigo, el cual se encontraba en los límites de la capital. Se podían ver un montón de escombros de lo que anterior mente habría sido un gran muro que impedía el paso de intrusos, también se podía apreciar algunas casas destruidas y un gran número de cadáveres. Del otro lado de los restos del muro se encontraba una gran barrera violeta y más allá un gran grupo de monstruos chocando violentamente contra ella.
El no muerto se encontraba llevando un gran número de cadáveres hacia un mismo lugar.
< ¿Pero qué está haciendo? Y peor aún ¿Cómo puede estar tan tranquilo?>
La razón por la que estuviera tan tranquilo podría deberse al hecho de que él era un ser no muerto, aunque no era la única posibilidad.
Pasaron unos minutos y el señor Devorador de Almas seguía haciendo algo y Beatriz todavía no lograba saber el que. Pero con cada minuto que pasaba podía ir haciéndose una idea, el no muerto había colocado todos los cadáveres que junto de tal manera que parecía un pentagrama dentro de un circulo hecho de cuerpos humanos.
<Tal vez eso se debe a que como es un ser no muerto va a lanzar algún hechizo de muerte>
-¡Si eso puede ser!-
Ella paso de hablar en su mente a pegar un grito después de imaginarse la oportunidad de poder ver a su amigo lanzando magia muy poderosa. Con tal emoción recorriendo sus venas ella comenzó a mirar la bola de cristal con más entusiasmo.
Mientras tanto el no muerto había terminado de armar su círculo de energía mágica. Era un típico pentagrama dentro de un círculo, pero alrededor había algunos símbolos y otras cosas hechas de huesos y órganos. Beatriz no podía reconocer o entender del todo algunos elementos, después de todo ella había comenzado a aprender magia hace muy poco.
Su amigo levanto ambos brazos con entusiasmo al cielo y comenzó a hablar de tal forma que ella no lograba comprender que decía. La corona que el llevaba sobre su cráneo comenzó a brillar, ella pensaba que ese objeto era solo una decoración pero al parecer si tenía un grado de importancia como artefacto mágico. Los oricios de los ojos de su amigo comenzaron a emanar una luz de verde y todos los cuerpos que formaban el círculo mágico comenzaron a brillar con tal intensidad que no se podía ver los cadáveres de las personas.
La cantidad de luz emanada era tal que por unos momentos la esfera de cristal quedo cubierta de un color blanco. Y cuando este color se disipo y Beatriz pudo volver a ver a su amigo se quedó muy asombrada por lo que vio, su boca y ojos se abrieron de tal manera que la palabra asombrada se quedaba corta para la expresión que tenía.