Las chicas de Berbely

Capítulo 1

Mateos Zumaya, de 34 años, hombre de tez blanca, corto y cómodo cabello lacio negro, llega a la puerta, se sentía muy feliz, después de cuatro meses de trabajos extraordinarios en los Estados Unidos, extrañando a su esposa Shane y a su hijo Colin, sobretodo cargar al bebé en sus regazo, darles palmaditas en la espalda y verlo sonreír... Lleva sus maletas en la mano, mirando hacia el horizonte, cuando un auto se estaciona a su espalda y pita. 
Su amigo Seth Sevilla ha llegado al aeropuerto. De sorpresa, se ha propuesto a recibirlo. Sale del auto rápidamente, y le estrecha la mano. Se abrazan. Mateos observa hacia el interior del auto, allí, le acompaña la hermosa y gentil Aurora Mariam Lima Rivera, secretaria de Seth, con su bonito cabello negro y largo hasta un poco debajo del cuello, sonríe y saluda levantando las manos, abriendo los dedos largos que tiene y acomodando se un poco el collar con la inicial de su apellido. Afuera del automóvil, Mateos, expresa que ha sido una experiencia muy buena. 
- ¿Shane como se encuentra? - pregunta Aurora. 
- ¡Ella debe estar muy bien! de hecho ha pasado una situación difícil, su padre sufrió un infarto hace dos semanas. 
- ¿Un infarto? - piensa Aurora. Mientras Seth baja la cabeza. Recuerda un poco a su padre (por nombrar). Le lleva la mano al hombro a su amigo, Aurora abre la puerta para salir. La brisa nocturna le provoca frío. Seth la abraza. Ella recuesta su cabeza a su hombro. 
- El tiempo es algo serio cuando se trata de un infarto. Puede ser silencioso o puede darse con algunos síntomas. 
-¡Debe ser un ataque muy doloroso! 
- Hay que ir a la estación del tren. 
- ¡Si amigo! ¡Vamos! - cuando su amigo está dentro del auto. Seth brinda una fuerte nalgada a Aurora. 
"Es más que su secretaria" piensa Mateos. "No le molesta para nada, se ha sonreído muy pícara. Estos dos se mueven en el colchón de vez en vez, si es que no han experimentado nada más" 
 


 

*** 
 


 

Drystán, continúa sus ciclos en la maquina de correr. Su celular ubicado en la banquilla junto a las toallas de secar, empieza a vibrar. Se detiene para tomarlo. Es una llamada de Shane. 
-Ya me encuentro afuera de tu torre. 
- ¡Enseguida iré! 
En el PH. View, una de las torres más altas en la costa sur de Ciudad Monteville, estaciona el automóvil de Shane, mientras escucha una suave versión de la canción "The is What it feel" de John Ebawunk. Llega hasta la bahía de la entrada, allí está Drystán Norat. 
- ¡Que belleza de auto! 
- Es de mi hermana, me lo ha prestado sólo hasta mañana en la madrugada, porque a las diez de la mañana debe salir a laborar. 
- No te creía cuando me dijiste que sabías conducir. 
- Es la ventaja de una hermana mayor amante de los motores. 
Drystán, sube al auto, ella le Interrumpe - Ciérralo suave piensa que fuera tuyo. Hay 34 mil dólares en esta joyita. 
- Son mil dólares por cada año de vida que tiene tu marido.- Drystán se ríe a buena manera y luego la mira: - ¿Porque lo elegiste a él? 
- Porque aún no te conocía, guapo. - lanzándose a besarlo. 
- ¿Y hacia donde iremos? 
- Al Hotel Wilshire California. - apenas lo dice, el deportivo emite un sonido profundo, ingresa a la vía y espera el cambio del semáforo. 
*** 
 


 

Berbely toma la mano a Sanya y la ayuda a entrar a la discoteca, rodeada de colores y arcoíris, baila danzando para ella. Sanya se llévala la copa de licor a la boca y observa la pista principal donde una chica baila con otra mientras se riegan el licor en sus vientres. La discoteca Alemana, estaba brindando la fiesta a la Comunidad de chicas LGTB como principales clientes, aunque habían parejas heterosexuales. Una señora y un muchacho algo joven, un hombre al otro lado con un una señora a su edad, muchas otras parejas de todo tipo, escuchando la canción "Now, This is Fun" de Depeche Mode en electrónica. 
*** 
Una VDU Chevrolet llega a la discoteca y sale de ella un chico llamado Andrew, de alta estatura, muy delgado, ojos grises, acompañado de dos chicas vestida de negro, una con cabello corto y negro y la otra con cabello largo y algo celeste. 
-¡Llegamos! 
- Es la aventura de mi vida - dice la más pequeña, aunque solo es poco la diferencia de sus tamaños. 
- Mi hermana nunca ha entrado a una discoteca. 
Andrew, cierra el celular, hace señas a su novia Giselle, para apretarla hacia su cuerpo, le gusta sentir sus senos en sus pechos, aunque sean demasiado pequeños, le da un beso muy profundo, juega con sus labios. Ella lo muerde, mientras pierde fuerza en sus manos, absorbida por el. Un espectáculo acostumbrado para los ojos de Gitzzi Vanessa, de cabello más corto. Siente escalofríos. Se imagina al chico besarla y trata de dominar esa tentación en su pensamiento. 
-¿Porque no entramos? 
Andrew sin dejar de besar a Giselle, le da una nalgada y ella reacciona con separarse y tomarlo de la mano. Es la primera en ingresar su hermana le sigue y siente cuando las manos de Andrew le da una nalgada. Sonreído pícaro, guiña el ojo a la más pequeña y se acerca más, tocándola por debajo y acariciándola sin mucha demora. Los ojos de Gitzzi Vanessa se entumecen hacia arriba. 
- ¡Atrevido! - le susurra muy bajo con una pícara sonrisa. Su mente empieza a pensar cosas. 
 


 

*** 
 


 

En la entrada del hotel llega el deportivo y el chico del valet, le recibe las llaves a la señora Shane. 
- Esta hermoso este hotel ¿de que catálogo lo encontraste? . 
- ¡Si! Es una de la cadena Barceló. 
- ¡Ya veo! Me sorprendes que sepas de estos ambientes. 
El chico de valet conduce el Auto hacia el estacionamiento disponible y Shane se pone de pies esperando a Drystán. Extiende su brazo y ella se acerca a su cuerpo. Caminan hacia la entrada, donde el guardia de seguridad y un conserje, le recibe. 
- Una noche más junto a tí. 
- ¡Debemos gozar! Es de las últimas, antes de que regrese mi marido. 
- Pero me dijiste que a las 9 de noche estaría en el país. 
- El vendrá acá, tu relájate. Quiero darle una sorpresa. 
Drystán sonríe moviendo su cara hacia otro lado. Regresa a verla: 
- ¿El nos encontrará? - Encendiendo el cigarro. 
- Es mi plan. Quiero darle un escarmiento. 
- No tienes poder sobre él, querida Shane. 
- No me importa irme contigo. 
- Tienes un bebé de dos años. 
- No es su hijo. 
- ¿Qué? ¡Eso es mentira? - Algo enojado. 
- Ese niño no es de él. ¡No se podrá quedar con el niño! 
- ¡Piénsalo! , Vamos a entrar, pero piénsalo. Derribarás tu vida sólo por esta aventura. 
- ¡Ah!, Ahora soy sólo una aventura - Cruzando los brazos. 
- ¡No es así! Sólo eres mi amante y puedo darte más, pero estás en un matrimonio y debemos estar claro que es un matrimonio. Escríbele a tu marido que lo esperarás en casa. 
- ¿Cómo se te ocurre hacer eso, a de unos minutos de que llegue. 
-!No se que vas a hacer! 
- ¡Tu no te irás de aquí! 
- Es tu marido. Es mi mejor amigo. Somos más que una amistad. 
- ¿Te metes a la cama con la mujer de tu amigo, y le sigues diciendo amigo? 
Drystán termina de fumar, manteniéndose algo nervioso. 
Le gusta compartir con Shane, pero el plan de la noche no parece nada agradable para él. Espera que ella salga de la ducha, la toma con fuerza en las manos y presiona el brazo de Shane. 
La conduce hacia la recepción. Allí la recepcionista, de cabello rubio le sonríe algo pícara. Sabe que se trata de una pareja en fuego. Shane sonríe algo apenada y Drystán da una fuerte nalgas a su compañera, manteniendo allí su mano. La recepcionista le dice que están disponible unas habitaciones y le brinda los números y pisos de ubicación. Apretando un poco más con su mano, robando una sonrisa de Shane, que muestra su dentadura, dice: - Si está última parece ser la ideal. 
Con las llaves de la suite en mano, toman el elevador hasta llegar al sexto piso. Al abrir la puerta, el elevador es sólo para ellos dos y Drystán, al notar vacío en pasillo, decide apretar por debajo del sostén, los senos de Shane con sus manos, observa los lados elevados del techo. Shane intenta separarse. Las cámaras están allí. Los hombres de la sección de seguridad del hotel brincan de la risa. 
- ¡Los atrapados infraganti! - dice uno. 
- La calentura no pudo esperar y nos regalo una escena. - dice el otro. 
Se escucha desde el pasillo, cuando el elevador llega. Al piso 60 y se hace notar la pareja cuando abre la puerta. El se acomoda la camisa y se extrae del todo la corbata. 
- Te hubieras puesto mejor una playera deportiva. - la frente a la puerta 6048 
- Sabía que hoy era una noche especial - responde, mientras abre la puerta con la llave. - Lanza a Shane hacia el interior. Luego mete las maletas, como. Si fueran balones. 
Los de seguridad, quienes le han seguido por las cámaras celebran con aplausos. 
- No quiero imaginar lo que sucederá en esa habitación. 
- La próxima vez hay que filtrar cámaras en las duchas de los suites. 
Dentro de la habitación, ya cerrada, Shane sobre los brazos de Drystán, sonreía y dándole besos de picos, mientras mira hacia las ventanas que tienen el panorama del área sur donde termina luciendo la playa, se acerca a su rostro, cerrando sus ojos: 
- ¡Sabes que me gusta tu rudeza! 
Drystán se desabrocha la camisa y parte de los botones, ella empieza a levantarse para desabrochar su propia bragueta de la falda, cuando siente que el la bofetea fuertemente en la cara y la tira hacia la cama, donde el cabello la cubre a la parte derecha del rostro. El rasga su falda sin que ella lo termine de despojar, ella se siente algo asustada y a la vez emocionada y sonríe. Le gusta verlo así. Algo que su marido no hace. Decide voltearse hacia el otro lado pero el la gira hacia el lado inicial. Le extrae la blusa, y revienta el sostén dejándola al descubierto, muerde uno de sus senos y ella grita de placer cuando absorbe su pezón. Es el instante donde siente algo dentro de ella que husmea con velocidad y desenfreno. Empieza a sudar y se acomoda el cabello. 
- ¡Sabes que me gusta tu rudeza! 
- Entonces vamos al baño y lo hacemos allí. - Ella se levanta y el le da un fuerte manotazo en las nalgas, dejándola rosada sobre su piel blanca amarilla. 
- Es momento mujer prepárate para yo poder satisfacerme a lo grande. - Tomándola del cabello rubio castaño, esponjoso y largo. Empujándola hacia la pared. Apenas ella pudo reaccionar para poner las manos y no golpearse la cara por el empujón. 
*** 
 




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