Las chicas del Fbi también pueden ser sexis (editando)

Solo es un recuerdo

Sin añadir nada más,abrí la puerta.
-¿Quieres pasar?
-Si no te importa...
Asentí, aún con las palabras que me había dicho rondando sobre mi cabeza.
-¿Chloe te ha dicho algo?-Pregunté recordando lo que  había hablado con  ella en clase.
-No ¿Tiene algo que decirme?-Negué y le sonreí.-Oh venga, princesa.
Me dio un golpecito con su dedo índice en la nariz y me miró con cara de enamorado.
-Tal vez le dije que estábamos juntos.-Mis mejillas sonrojadas empezaron a arder y no pude evitar morderme el labio.
-Pues ella no me había dicho nada.-Sonrió de oreja a oreja, yo lo miré a los ojos.-Deja de mirarme así si no quieres que te arranque esa maldita camiseta.
Desvié la mirada y me quedé fija en el sitio. Le escuché moverse y sentarse en el sofá.
Después miré mi camiseta, totalmente mojada. Mi sujetador blanco se veía através de ella.
Sorprendida coloqué mis manos sobre mi pecho, intentando ocultar algo que sabía que ya había visto.
Le volví a mirar, un escalofrío recorrió mi espina dorsal.
Se quitó la camiseta.
-¿Qué estás haciendo?
-No quiero cogerme un resfriado.-Me señaló sonriente.-Tu deberías de hacer lo mismo.
-Vamos a darnos una ducha.-Me tapé la boca sin ser consciente de lo que acababa de decir.-Digo... Voy a darme una ducha.
Soltó una carcajada.
-No hay ningún problema en que vayamos los dos.-Me dirigí hacia el baño.
-Claro que no.-Murmuré.-Quédate aquí por favor, y no entres.
-Abby.-Dejó su camiseta empapada sobre la mesa.-Te deseo, pero no voy a obligarte a hacer algo que tú no quieres.
Dibujé una sonrisa en la comisura de mis labios y fui hacia el baño.
Él se quedó allí solo, con la mirada hacia la puerta del baño.
Sentí entonces una extraña sensación que me invadió completamente. Algo complicado de explicar pero que estaba ahí. Quería tener a Andrew cerca, aunque mi cerebro me advirtiera de que el dolor iba a estar presente.
Al salir del baño, rodeé mi cuerpo en una toalla y me dirigí hacia mi habitación.
Me vestí con lo primero que encontré.
-¿Andrew?-Pregunté al ver que la casa se sumergía en un silencio.
Pero él ya no estaba sentado en el sofá, se había ido...
Sentí un puñetazo en mi corazón y ocupe el mismo lugar que él.
Miré hacia la tele apagada, con la mirada perdida, pensando en demasiadas a cosas a la vez.
Enrollé la toalla que tenía en la mano izquierda sobre mi pelo húmedo.
En ese momento me sobresalte, habían llamado a la puerta. Con la esperanza de que fuera Andrew fui a abrir lo más rápido que pude.
Pero no era quien yo esperaba.
Jeff sonrió al verme.
-Hola.-Al darse cuenta de mi expresión continuó hablando.-¿Estás bien?
Negué con la cabeza y me aparté a un lado para que pudiera pasar.
Quizás Jeff era cuatro años más pequeño que yo ,pero siempre que hablaba con él, me daba una razón para sonreír.
-Me gusta Andrew...Aunque sé que si intentamos algo tal vez yo salga dolorida.
-Abby...-Susurró.-¿Él te quiere a ti?
-Si, eso creo...
-Entonces en mi opinión deberías darle una oportunidad.-Suspiró.-Me imagino que tu amiga te habrá dicho lo mismo, pero disfruta el tiempo que estés con él y deja de lamentarte por lo que crees que sucederá.
-¿Y si solo está jugando conmigo? Hace nada estaba aquí...-Miré hacia mi alrededor.-Y se ha ido sin ninguna explicación.
Dejó sus cosas en la puerta y me acompañó hasta el sofá, pero no nos sentamos.
-Si ahora mismo él estuviera contigo ¿Qué le dirías?
Me quedé pensativa,pensando en algo que decir.
-Seguro que si él estuviera aquí no podría decir mucho.-Suspiré hondo.-Creo que lo haría sería echarme sobre sus brazos y buscar sus labios.
-¿Y por qué no lo haces ahora?
Abrí lo ojos como platos ¿Cómo esperará que lo hiciera si Andrew no estaba aquí delante?
-Claro, Jeff.-Dije con tono sarcástico y empecé a andar de un lado para otro.-Andrew, te quiero.Me gustas un montón...Solo que no salgo contigo por miedo. Si de verdad estuvieras aquí no me lo pensaría dos veces para be...
Me paré en seco ,Andrew estaba detrás mía con los brazos abiertos y esa estúpida sonrisa que me había enamorado.

-¿Para besarme?
-Ya le tienes aquí.-Añadió Jeff.
Sentí un nudo en el estómago y seguí quieta. Sin poder hacer ningún movimiento.
Me llevé las manos a la boca y al fin corrí hacia sus brazos.
Hundí mi cara en sus hombros y dejé que mis lágrimas corrieran por mis mejillas.
Me cogió la cara con ambas manos y me obligó a mirarle.
-En ningún momento te deje sola.-Susurró.-Necesitaba ayuda de Jeff para saber que era para ti.
Continué mirando sus ojos, me encontraba en estado de sorpresa.
Sin pensarlo, me refugié en él. Había reprimido el llanto durante tanto tiempo que ya era hora de dejar que mi pena fluyera.
-Te quiero.-Dejé escapar de mis labios temblorosos.
-Yo también te quiero, princesa.
Poco a poco mis labios buscaron los suyos y nos sumergimos en una pasión inesperada.
Colton ya no formaba parte de mi vida, ahora solo existíamos Andrew y yo. Solo era un recuerdo.
-¿Ahora lo que le dijiste a Chloe puede no ser falso, no crees?-Le miré con una sonrisa, sin saber como responderlo.-Tú eliges, no voy a obligarte.
-Quiero estar contigo...Pero...
-Abby.-Interrumpió Jeff.-Deja las preocupaciones a un lado y centrarte ¿Quieres estar con Andrew?
-Tengo que pensarlo a fondo.-Me quité la toalla de la cabeza.-¿Qué te parece si mañana te digo la respuesta?
-¿Después de besarnos en más de una ocasión tienes que pensarlo?-Él me sonrió.-Ahora has sido tú la que querías.
-Si, lo sé.¿Me encantas, vale?-Suspiré cruzándome de brazos.-¿Ya estas contento?
-La verdad es que si, mañana a primera hora te vengo a buscar para ir a la Universidad. Espero que tengas la respuesta pensada, princesa.
Caminó hacia la puerta sin quitar esa gran sonrisa que le acompañaba.
-¿No te despides de nosotros?.-Se acercó a Jeff y le dio una palmadita en el hombro.-¿Y a mi qué?
Se mordió el labio inferior arqueando una ceja. Luego se acercó a mí y me dio un simple beso en la mejilla.
Me crucé de brazos y sonreí forzosamente, mientras veía como se dirigía a la puerta y desaparecía tras ella.
-¿Ya estás más contenta?-Me dí la vuelta.
-Creo que ahora estoy menos confusa.-Hice una pausa mientras me sentaba en el sofá.-¿Cuando van a hacerte las pruebas?
-Dentro de unos días.-Me miró a los ojos fijamente y pude adivinar que tenía miedo de lo que pudiera pasar.-No quiero tener eso...
-La gente que suele padecer ese trastorno de personalidad suelen dejar la empatía a un lado. Tú tienes bastante empatía, por lo menos conmigo.
-Si, pero...-Dejó salir un suspiro.
-Además no te van a meter en un psiquiátrico solo por padecerlo.-Hice una pausa.-¿A tu padre le metieron en uno?
Ví en su cara una mueca de dolor e ira. Había tocado sin querer el tema con más delicadeza para él.
-Mi padre se medicaba, pero dejó de hacerlo.
-¿Por qué?-Sentí como si Jeff quisiera dejar el tema al lado, así que no insistí.-Perdona, no pensé en que este es un tema delicado para ti.
-Mi padre mintió diciendo que se encontraba mucho mejor y así le bajaron las dosis...Y fue ahí cuando su primera víctima apareció.-Me explicó ignorando mis disculpas.-Después de todo lo que hizo no puedo dejar de quererle ¿Es mi padre, no?
Asentí y dejé caer mi mano sobre su muslo.
-Toda ira bien, confía en mí.
Unas cuantas horas más tarde, se había hecho de noche.
Cerré la puerta de mi habitación.
Sentí como mi corazón empezó a latir más rápido al pensar en Andrew.
Emocionada llegué dando saltos a la cama, me senté cruzando mis piernas y cogí mi móvil con energía.
-¿Keira?
-¡Abby!-Había olvidado que había estado "desaparecida".-¿Dónde estabas?
-Ya te explico eso más tarde.
-Me has asustado, amiga.-Hubo un largo silencio.-Te noto emocionada ¿Qué ha ocurrido?
-¡Voy a salir con Andrew!
-Lo sabía. Mucha suerte.
-Estoy tan nerviosa...-Me tumbé contemplando el techo.
-Es normal, así que no lo pienses mucho y cuando le veas le das un gran beso en los morros.
-¡Keira! ¿Estás loca, cierto?No sé cómo se lo voy a decir, pero de tu manera no.
-Deja de pensar en cómo y cuándo. Duérmete que es tarde y mañana ya veremos lo que haces.
-Vale, te quiero.
-Yo también.
Volví a dejar el móvil sobre la mesilla.
Imaginé el momento más de una vez; él esperándome con una sonrisa en los labios y yo corriendo hacia él. Sabía que todo lo que estaba pensando solo iba a ser una simple ilusion, ya que yo no me atrevería.
Cerré los ojos con fuerza para poder dormir de una vez, pero no lo conseguía. Daba vueltas y más vueltas sobre mi misma sin conseguir nada.
Cuando miré el reloj eran las dos y dieciocho de la madrugada.
Respiré hondo mientras me incorporaba.
Salí de mi habitación con cuidado para no despertar a Jeff y fui hacia la entrada sin saber porque.
Un escalofrío recorrió mi espina dorsal.
La puerta estaba abierta y una mancha parecida a la sangre se encontraba frente a mi.
Me agaché y con mi dedo índice la rocé, era sangre, sangre reciente.
Miré para todos los lados, desconcertada ¿Que estaba pasando?
Me volví a poner en pié y cogí una pistola que estaba encima de la encimera de la cocina.
Decidida y con los nervios a flor de piel, abandoné la casa.
De repente me encontré en otro sitio, en un lugar que había visitado hacía semanas atrás.
Su estructura se alzaba delante mió.
-¡Despiértate!-Grité con todas mis fuerzas, pero el cuerpo no me respondía.
Sin ser dueña de mi propio cuerpo me adentré al hospital sin ser consciente de los peligros que me esperaban allí dentro.
Todo se mantenía en calma y en silencio,como si el tiempo se hubiera detenido.
Un pequeño ruido en el interior fue suficiente para que mi corazón latiera con fuerza.
Dí unos pasos más adelante y esperé a que mis ojos se acostumbraran a la oscuridad, agarré mi pistola con fuerza mientras la colocaba a la altura de mis ojos.
Una sombra grande y negra atravesó un pasillo situado en frente mía.Mi piel se erizó.
Dí unos pasos hacia delante y me paré en seco cuando alguien colocó su mano en mi hombro.
-Buenas noches,Abby.-Esa voz me era familiar.-Me alegro de volver a verte.
Me giré con cuidado,Spenser estaba sonriente.
La ira me recorrió el cuerpo rápidamente,apreté el gatillo y dispararé.
Sin dejar rastro desapareció.
Ignorando lo sucedido continué hasta el final del pasillo y giré a la derecha.Seguí andando hasta llegar a un sitio totalmente diferente.
Me encontraba en medio del claro del bosque.
-Despierta por favor.-Sabía que lo peor de esa horrible pesadilla estaba aún por llegar.
Y entonces de entre los árboles salieron una especie de personas recubiertas totalmente de negro, no se les veía el rostro ni nada.
Se acercaron a mí a la vez que millones de risas se escuchaban de fondo.
Uno a uno fueron desapareciendo hasta que quedó solamente una única persona.
Se desprendió de sus prendas oscuras y pude ver muy bien su rostro. Ethan me miraba con una sonrisa aterradora y agarrando con fuerza un cuchillo afilado.
Le apunté con la pistola, pero mis músculos parecían no querer moverse.
Quería gritar y despertarme cuanto antes, pero mi cuerpoo seguía sin querer hacerme caso.
Fue entonces cuando sentí el cuchillo hundirse sobre mi piel, una dolorosa sensación invadió mi cuerpo.
Ethan me tiró al suelo y se sentó sobre mí, para impedir que yo hiciera algún movimiento. Luego volvió a clavar su cuchillo sobre mí, cada vez más fuerte y rápido.
De pronto lo observé todo desde arriba, como si ya no formara parte de mi propio cuerpo y estuviera viéndolo como un espectador más. Aunque eso sí, el dolor lo seguía sintiendo, tan fuerte que pensé que era real.
Me incorporé de la cama sofocada y todo el cuerpo lleno de sudor.
Puse mi mano en el pecho, justo donde me había apuñalado, tenía una sensación de horror y agitación.
Encendía la luz y me levanté a vestirme, faltaban dos horas para que empezaran las clases, pero visto como estaba, no podía volver a dormir.
Preparé todo y fui a desayunar mientras no dejaba de pensar en aquel maldito sueño.
-¿Por qué sigue Ethan apareciendo en mis sueños?-Susurré mientras cogía mi taza de café con las dos manos. 
Negué la cabeza convenciéndome de que era pura casualidad, pero en el fondo tenía miedo,miedo de que escapara de la cárcel y fuera a por mí.
Me quedé con la mirada fija en un mismo sitio y con mis pensamientos fijos en Ethan. Le imaginé en medio del pasillo igual que en mi sueño y sin pensar en nada más tiré la taza al suelo provocando que esta se rompiera en mil añicos que se esparcieron por el suelo rápidamente.
Jeff salió de su habitación, asustado por el ruido que había provocado la taza al impactar con el suelo.
-¿Qué pasa? ¿Todo bien?-Dijo con la voz alterada.
No le contesté, estaba con la mirada puesta en el suelo.
Él extrañado por mi reacción no dudo en acercarse a mí para averiguar qué era lo que me ocurría.
Se preparó su desayuno.
-¿Te encuentras bien? Pareciera que hubieras visto un fantasma.
-Soñé con tu padre.-Contesté atemorizada.
Sin quitarme la mirada de encima se sentó junto a mi.
-Pero era solo un sueño, él ahora mismo está entre rejas.
-Si, lo sé.-Suspiré.-Me mataba y tengo miedo de que algún día se haga realidad.
-Abby. Pasará bastante tiempo hasta que cumpla la condena.
Me levanté a recoger el estropicio que había armado y logré tranquilizarme un poco.
El tiempo pasó lentamente y en menos de lo esperado Andrew llamó a la puerta.
Cogí mi mochila y salí a su encuentro.
-Buenos días, princesa¿Dormiste bien?-Dijo con una sonrisa burlona.
-No.-Añadí.
Nos subimos a su harley y nos dirigimos a la universidad.
-¿Por qué?
-He tenido una pesadilla...Suena tonto, pero lo he pasado mal.
-Oh, es solo un sueño.
-Eso espero.-Mascullé mientras me agarraba más fuerte a su cintura.
Él sonrió.
Todo en mi interior se encontraba en un estado de nerviosismo demasiado alto, Andrew sacaría el tema tarde o temprano y aún que tuviera clara la respuesta mis nervios impedían que lo dijera.
Todas las miradas se clavaron en nosotros cuando él aparcó su moto, le cogí del brazo y no sé porque razón le lleve hacia las escaleras de la entrada.
Nos quedamos el uno en frente del otro, me sumergí en sus ojos marrones.
Coloqué mi mano en su nuca y me puse de puntillas. Bruscamente redujo la distancia entre nosotros y en ese mismo instante sus manos cogieron mi rostro.
Mi corazón latía a mil por hora y mis ganas de sentirle contra mí aumentaban cada vez más.
-Andrew.-Chloe le tiró de la camiseta con ganas y le obligó a mirarla ,mientras sus amigas les observaban desde unos centímetros más allá.-Te estaba buscando.
Apreté mis puños contra mis caderas y la miré con descaro.
-Estoy ocupado ahora ¿Puedes esperar?-Su voz parecía tranquila, pero sabía que él también estaba deseando que nos diéramos nuestro primer beso como pareja.
Ignorando las palabras de Andrew ella se dirigió a mi.
-No sé te da bien mentir.-Me señaló con el dedo.-Ya quisieras tú salir con él. No estás a su altura.
En ese instante sentí una ola de tristeza sin razón alguna.
Él se giro hacia mí y me cogió por la cintura, deslizó delicadamente sus manos por mi espalda y se pegó contra mi.
De pronto atrapó mi boca con una pasión inesperada, lo suficiente como para que solo existiéramos él y yo.
Sin quitar la mano de mi cintura dedicó una sonrisa a Chloe y a su banda de petardas que me miraban con asco y rabia.
Sin decir ningún comentario más se marcharon.
Mostré una sonrisa de victoria.
-¿Esto lo puedo interpretar como un sí?-Preguntó.
-Si.-Volví a acercarme a sus labios y nos sumergimos en un ardiente beso.
Una vez en clase Keira me miró con una sonrisa burlona y esperó a que me sentara a su lado.
-¿Y bien?-Me dio un codazo en las costillas.-Esa sonrisa que tienes es bastante brillante, comparada con la de los otros días.
Asentí, aún sentía el calor de sus labios contra los míos.
-Todo ocurrió delante de ella.-Hice un movimiento de cabeza hacia Chloe, intentado ser lo más discreta posible.
-¿En serio?-Sin olvidar ningún detalle le conté lo que había pasado.-Es algo muy lindo. Además, me alegro de que hayas tomado una decisión.
Nos quedamos en silencio unos cuantos segundos.
-Oye Keira...
-Dime.-Dejó un bolígrafo sobre la mesa y me miró.
Sentí un escalofrío recorrer mi columna vertebral.
-Anoche tuve una pesadilla.-No sé porque le dí tantas vueltas a aquella horrible pesadilla, pero en ese instante pensé que sería bueno compartirlo.
-¿Sobre Ethan?
Antes de que pudiera contestar abrieron la puerta con fuerza y eso hizo que me sobresaltara.
Un agente de policía entró y decidido dijo:
-¿La agente Miller?
Todas las miradas se dirigieron a mi.
-Si...-Mi voz temblaba.-Soy yo.
-Tiene que acompañarme a comisaría.
Rápidamente lo guardé todo en mi mochila y fui hacia él.
-¿Qué ha ocurrido?
-No lo sé, el agente Watson.-Supe de inmediato que se refería a Michael.-Mandó que le llamara, parece urgente.
Dedicándole una última mirada a Keira, salí de la clase como había entrado.
Cuando me encontré en la comisaría, Janeth y Michael llevaban puestos sus chalecos antibalas. Luego me dieron uno a mí.
-¿Qué ha pasado?-Pregunté.
-Otra víctima, encontrada en una calle transitada de aquí.
-¿Ha cambiado su forma?
-Lo dudo mucho.-Nos subimos al coche.-Dijeron que era un hombre.
Lo único que tenían las víctimas en común, eran los años. También amabas habían estado desaparecidas por un par de días y recibieron una paliza antes de ser asesinados.
En ese momento mi mente solo estaba ocupada por la nueva víctima ¿Por qué ahora un hombre? ¿Qué es lo que le había hecho hacer algo totalmente distinto?
Antes de que me diera cuenta llegamos al lugar.
Todo estaba rodeado de policías y de gente intentando ver el cuerpo que allí yacía inerte.
Enseñé mi carnet a dos policías que evitaban que la gente entrase.
-Él no es un adolescente.-Dije segura de mi misma.
-No aparenta tener más de cuarenta años de edad.
Me puse unos guantes y con ayuda de Janeth le incorporamos un poco.
-Recibió una bala en la nunca.-Añadí pensativa.-Esta víctima tiene que tener algo en especial. Podría tratarse de que la chica haya escapado...Pero eso es algo improbable. Ya que tiene que haber una razón de porque solo un hombre.
-Exacto, no entra dentro de su perfil.
El hombre estaba en el suelo con la sangre aún reciente, no hacia mucho tiempo que le habían matado, vestía con unos vaqueros grises y una camiseta marrón con algunas manchas de sangre.
No tenía ningún tipo de documentación, tan solo tenía un móvil, roto y apagado.
Todos nos manteníamos en silencio observando como la forense realizaba su trabajo mientras esperábamos nerviosos a la llamada de Anna. 
El hombre no presentaba ninguna marca de ligaduras ni de resistencia. Podría decirse que el sujeto le pilló desprevenido.
-No hay nada que muestre signo de resistencia.-Añadió la forense.-¿Saben de quién se trata?
Antes de que pudiéramos contestar mi móvil sonó, era Anna.
-¿Que has descubierto?
-Se trata de David Clark. Un hombre de unos treinta y cinco años de edad.-Siguió tecleando.-Vivía a unas manzanas de donde le encontramos.
-¿Algo que pueda describirle mejor?
-Su padre falleció en la cárcel por violencia doméstica y su madre se fue de casa cuando él tenía seis años.-Solté un suspiro-Estuvo viendo a un psicólogo a causa de un trastorno que padecía.
-Espera...¿Sadismo?
-Así es, era un sádico.Recibió algunas denuncias por parte de un par de chicas.
-Gracias Anna ¿Podrías mandarme el nombre de las chicas?
-Ahí te va.
Sin decir nada más guardé el móvil en el bolsillo.
Janeth movía la mirada de un lado para otro, sin mantenerla mucho tiempo fija en el mismo sitio.
-Hay que interrogar a las chicas que les denunciaron.-Dije sin quitar la mirada de la víctima.-Podrían decirnos algo que nos interesase.
No hubo respuesta.
Achiné los ojos y me fijé en sus músculos.
-Uno de nuestros sujetos también estaba fuerte.
-¿Insinúas que este puede tratarse del hombre?-Janeth abrió la boca.
-No estoy del todo segura, todavía hay muchas cosas que no encajan.
Si bien mi hipótesis era real, el sujeto que quedaba no pararía de matar aunque le faltase su compañero, buscaría una manera para satisfacer ese deseo sexual tan sádico. Pensé que la próxima víctima sería solo una mujer.
La voz de Michael me sacó de mis pensamientos.
-Tenemos a Nataly Price de camino hacia aquí.-Nos quedamos en silencio.-Una de las chicas que denunció a David, las demás no nos han respondido.
-Yo me encargó.-Anuncié decidida.
Cuando estaba a punto de salir por la puerta, él me cogió del brazo.
-Espera, debes de tener en cuenta que quizás tenga un trauma después de esto.
Asentí moviendo la cabeza y acudí a la famosa sala.
Una chica de cabellos rubios y largos esperaba sentada con las manos en las rodillas. Tenía la mirada perdida en un documento que estaba situado en el centro de la mesa.
-Buenos días.-Le tendí la mano.-Soy la agente Miller.
Nataly me ignoró completamente y yo me rasqué la cabeza algo sorprendida.
-¿Por qué vuelven a llamarme? Ya justifiqué en su día mi denuncia.-Me miró con una mirada fría y llena de rencor.
-Te llamamos por otra cosa, David Clark ha fallecido y necesitamos información.
-¿Ese hijo de puta la casco al fin?-Una gran sonrisa iluminó su rostro.
Me senté delante de ella y la miré con compasión. Con mi mejor sonrisa y voz tranquila pregunté:
-¿Puedes contarme lo que pasó? No hace falta que sea al pie de la letra, me sirve con que lo digas un poco por encima.
Suspiró molesta y me miró.
-Conocí a David en una fiesta que celebraba una amiga, de estas de final de curso. Tuvimos nuestros acercamientos hasta que un día se le fue de las manos.
-¿Conociste al señor Clark personalmente?
-Si, estuvimos saliendo. Pero hace mucho tiempo, después de aquello ni siquiera le dirigí la mirada.
-¿Sabes si tenía alguna amiga o familiar que tuviera ese trastorno?
Movió a ambos lados la cabeza.
-Pero recuerdo que una vez me habló de una chica que tenía el mismo gusto que él.
-¿Después de lo ocurrido?
-Si, me gritó que conocía a una chica con el mismo gusto sexual que él.-La voz le tembló.-La describió; era morena y recuerdo que vivía aquí.
Al terminar una ola de nerviosismo me inundó por completo. Estábamos tan cerca de encontrar al sujeto...
No volví a clase, tampoco me insistieron de que me fuera. Estuve toda la mañana dándole vueltas y encontrando una razón por la cuál ese hombre había muerto.
Las demás chicas, las que denunciaron a David, no dieron señales de vida, por lo que Michael accedió a llamarlas de nuevo mañana.
Nataly nombró a una de las chicas, Cathering Sanders. Y la otra llamada Samantha Myers parecía desconocerla totalmente.
Anna buscó toda la información que pudo obtener sobre David Clark. Ya habíamos descubierto de que se trataba de uno de nuestros sujetos.
Ella no encontró nada más que nos pudiera valer, nadie que nos diera alguna pista sobre quien era esa mujer.
Salí de la comisaría sobre las cinco y algo de la tarde. No sé porque, pero no me apetecía volver a mi casa, así que decidí coger el tren hasta la ciudad más cercana; a unos quince kilómetros.
El vagón estaba medio vacío así que me senté en el asiento que más cerca estaba de la salida.
Ojeé con disimulo a toda la gente que estaba en el vagón y cuando pude enfocar la mirada en una persona sentí una punzada en el corazón.
Intenté ignorarlo y mirar hacia otro lado, pero ya me había visto, se acercaba lentamente a mi.
-Hola.-Saludó Patricia con una sonrisa.
Quería ignorarla pues algo me decía que había tenido algo que ver en que Colton se marchara, pero por alguna razón que desconocía no lo hice.
-Hola.
-¿Qué haces por aquí?-Se sentó sobre el asiento vacío que estaba a mi lado.
-Nada, quería dar una vuelta ¿Y tú?-Estuve obligada a interesarme por ella.
-Ahora vivo allí. Desde que Colton se marchó.-Perfecto ,dijo el nombre que no quería escuchar.-Me fui a vivir con una amiga, me pilla cerca del trabajo.-Tragué saliva y noté un nudo en el estómago.-¿Lo dejaste con mi hermano?
Sentí ganas de pegarle un puñetazo y hacer que se le cerrara la boca.
-Si.-Respondí fríamente.
-Cuanto lo siento...-Y ahí fue cuando noté en su voz que se alegraba de que Colton se hubiera ido.
Ninguna de las dos dijo ninguna palabra, yo me limité a mirar por la ventana y a rezar para que Patricia no dijera nada de nuevo.
-Por cierto.-Miré hacia el cielo y luego a ella.-Ya veo que le guardas poco luto a mi hermano.
-¿Perdón?
Se rió.
-Nada ¿Solo que ya estas con Andrew, no?-¿Cómo conocía a Andrew?-Supongo que deberías haber dejado un poco de tiempo por en medio.
Quería causarme dolor y vergüenza, parecía que eso le gustaba.
Fruncí el ceño y me dirigí hacia ella:
-No te importa lo que haga yo con mi vida, Patricia.
-Ni mucho menos, cariño.-Volvió a sonreírme-¿Quieres ir a tomar un café?
Me quedé pensativa intentando asimilar que acababa de pasar. Tenía claro que esta mujer quería algo de mí. .No podía comportarse de esa manera y luego desbordar amabilidad.
Así que sin saber muy bien porque, accedí.
-Si¿ Por qué no?
Ahora si, estuvimos sin hablar hasta que llegamos a nuestra parada.
Seguí a Patricia para salir fuera de la estación y recorrimos unas cuantas calles para llegar a una cafetería bastante apartada de las calles transcurridas.
-Megan trae dos cafés.-Dijo dirigiéndose a la camarera que no se atrevía a mirarla a los ojos. Luego se dirigió a mí.-He escuchado por las noticias que estáis con un nuevo caso ¿Qué tal lo lleváis?
Me sorprendió que me preguntará sobre eso. Sabía que no le podía dar mucha información, tan solo la que ella misma había oído por la televisión.
-Bien supongo.
-¿Ya sabéis quién esta detrás de todo esto?-La camarera nos dejo los cafés delante nuestra.-Así me gusta, haces bien tu trabajo.
Yo lo agarré con las dos manos y noté como de pronto el calor inundaba mi cuerpo.
-Me temo que no estoy autorizada para dar esa información.
Se llevó la taza a los labios pero no bebió. No me quitó la mirada de encima en ningún momento.
-Pensé que te gustaría compartir esa información de la que solías hablar con Colton.
-¿Por qué te gusta tanto mencionarle y hacerme quedar como la mala?-Resoplé.-Es más ¿Por qué narices estoy hablando contigo?
Sus ojos parecían apunto de salirse de sus órbitas, se mostraba autoritaria y firme.
-Puedes terminarte el café e irte.-Hizo una pausa corta.-Pero pensé que te interesaría saber algo.
Dí un gran sorbo a mi taza y acabé por terminarlo.
Quería marcharme de una vez, dejarla ahí plantada con la palabra en la boca ¿Que tenía ella que decirme?¿Decirme sobre qué? Intenté que no se me notara la ira que estaba recorriendo cada centímetro de mi cuerpo, respiré hondo y añadí:
-¿Saber algo sobre qué?
Soltó una risita y colocó sus piernas una sobre la otra.
-No deberías confiar en él. Te hará daño y tú ni siquiera te darás cuenta.
Comencé a ver borroso, con un movimiento rápido me limpié una lágrima.
-¿Por qué esto me afecta?-Dije para mis adentros .Además ella parecía disfrutar haciéndome sentir mal.
-Abby.-Dijo Patricia.
Apreté los puños y fruncí el ceño.
-¡Porque Andrew te hubiera dado calabazas no tiene porque hacer lo mismo conmigo!-Sin decir nada más me levanté y salí de la cafetería dejándola allí sola.
El sol se empezaba a ocultar y no tardaría en hacerse de noche.
-Debiste haberte negado a ir con ella.-Anuncié hablando sola.-Debiste haberte quedado en la comisaría y no haber cogido el puto tren.
Caminé lo más rápido que pude hasta que me paré en seco en un supermercado, sin dudarlo saqué los veinte euros que tenía en el bolsillo de la chaqueta y entré.
Cogí varias latas de cerveza barata y volví a salir con rapidez.
Sentada en el andén abrí la primera lata. El sabor del alcohol era amargo y noté como me bajaba por la garganta.
Subí al tren y acabé por bebérmelas todas antes de llegar a mi destino.
Cuando desperté todo estaba oscuro, no sabía donde me encontraba.
No recordaba nada de la noche anterior, lo último que recuerdo es que me había bajado del tren.
Intenté palpar la pared buscando el interruptor de la luz.
En ese momento me sobresalté, sentí una mano recorrer mi espalda hasta pararse en mis caderas.
Entonces olí su aroma, estaba en casa de Andrew.
-Abby.-Susurró y luego me dio un pequeño beso en la cabeza.
-¿Que hago aquí?
-¿No te acuerdas de nada?-Escuché como se incorporaba.
-No.
Me cogió entre sus brazo y suspiró.
-Te encontré borracha en medio de la calle ¿Qué estabas haciendo?-Dijo con ternura.
-No lo sé, no me acuerdo.-Recordé que había ido con Patricia a una cafetería y que después me había comprado varias latas de cerveza.
Me abrazó fuerte, como si fuera la última vez que me fuera a ver.
La cabeza me daba vueltas y todo el cuerpo me dolía.
-Te encontré a las doce menos cuarto.-Hizo una pausa.-Estabas en la puerta de la casa de Colton.
-No me acuerdo de nada.-Me llevé las manos a la cabeza preocupada.
-Estabas gritando el nombre de Patricia, pero cuando me viste te acercaste a mi corriendo y no paraste de decir que me querías hasta que llegamos a casa.
Me avergonzaba de lo que había hecho.
-¿Y después qué pasó?
-Después nos acostamos.-Me separé de Andrew y le miré a los ojos sorprendida.-La verdad es que no, tú querías hacerlo, pero yo no podía,no mientras estuvieras borracha.
Le dediqué una linda sonrisa y me lancé a sus labios. Sus manos bajaron por mis costados, sus dedos se enroscaron en mi cintura y una carga eléctrica me atravesó todo el cuerpo.
Nos sumergimos en un intenso beso.
Quería tratar de recordar, de saber si había hecho algo más aparte de ir a la casa de Colton. Tenía una extraña sensación que recorría todo mi cuerpo.Sabía que no volvería a dormir tranquila si no recordaba todo lo que había pasado, aunque no fuese nada importante.
Me empujó contra las sábanas e inmovilizó mis manos por encima de la cabeza, colocándose encima de mí. Con sus labios recorrió cada centímetro de mi abdomen, mi respiración empezó a ser entre cortada.
Liberé rápidamente mis manos y rodeé su cintura en busca de la goma de sus pantalones.
-Espera.-Se incorporó.-¿Estás lista?
Sin decir ninguna palabra me mordí el labio y él supo de inmediato que era lo que yo quería.
Abrió un cajón de su mesilla y cogió un preservativo. Se bajó los pantalones y me ayudó a quitarme la ropa.
Colocó mi pierna a la altura de su hombro de tal manera que su entrepierna quedó a la altura de la mía.
Sus manos se deslizaron sobre mi cuerpo desnudo dejando tras ellas la piel erizada. En ese momento me penetró. Sentí como todo mi cuerpo se tensaba y una ola de calor lo recorría.




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