Las Chicas Fantasmas

La caída de un encubrimiento

Grace Flyer y sus compañeras idearon un método desesperado para llamar la atención de los jueces, prácticamente las cinco amigas se fueron a instalar fuera del juzgado donde se veía su caso, así lograron que los magistrados, y ciudadanos importantes del lugar se interesarán por lo que les pasaba.

"No soy yo quien me importa. Estoy pensando en los cientos de chicas a las que esto puede servir de ejemplo", dijo Grace a la prensa que se agolpaba fuera del lugar. Por aquel entonces ella tenía que llevar un corsé de acero porque su columna, corroída por el radio, ya no la sostenía. En enero de 1928 comenzó un juicio donde se empezaron a descubrieron los engaños de la compañía, como que el médico que por orden de la empresa examinó a Grace y dijo que estaba normal, era en realidad Frederick Flinn, un toxicólogo de la compañía y su compañero, el vicepresidente de la US Radium Corporation. Se comprobó que la compañía había hecho todo lo necesario para ocultar lo que pasaba, desde mentir, a falsear informes médicos, autopsias, llegó incluso a robar partes de los cuerpos, con eso logró ocultar hasta ese momento la verdad de la contaminación por radio, así que antes que terminará todo, US Radium Corporation propuso un acuerdo extrajudicial, con indemnizaciones millonarias para la época y el compromiso de abonar los gastos médicos que se siguieran generando. Esto fue aceptado por las mujeres, pensando en sus familias, que estaban casi en la indigencia al haber tratado de salvarles la vida. Además sabían que ya todas las jóvenes del lugar sabían del peligro si había en ese taller, debido a lo que ocurrió a la empresa le costó conseguir nuevas trabajadoras.

En el año 1930, Madame Curie, que estaba en Estados Unidos para recaudar fondos para seguir sus investigaciones para usar radio para tratar tumores, les dijo a algunas de las muchachas enfermas que la contactaron: "Me encantaría darles cualquier ayuda que pudiera... pero no hay absolutamente ningún medio para destruir la sustancia una vez que entra en el cuerpo humano".

En Illinois, la empresa Radium Dial, que trabajaba en lo mismo que US Radium Corporation, había sido mucho más generosa con el "sol líquido" como le decían a la pintura con radio, les permitía a las trabajadoras llevarse un poco a sus casas, las mujeres lo usaban en sus uñas, dientes o pelo. En el año 1925 los gerentes de ese lugar ya sabían que el radio era mortal para las pintoras, pero como estaba a más de 800 kilómetros de Nueva Jersey, supusieron que nadie sabría nada, y así fue. De todas maneras la empresa comenzó ese año a hacerle controles médicos a sus empleadas, a quienes solo se les daba los resultados de forma verbal, y siempre era que estaban en perfecto estado de salud.

En 1929 murió la primera trabajadora en esta empresa, Margaret Looney, la empresa pagó a los médicos del hospital, quienes pusieron en el certificado de defunción que había fallecido de difteria.

En 1930, se intentó sustituir los pinceles por varillas de vidrio, como se hacía en Suiza, hasta colgó carteles en las salas de trabajo prohibiendo el uso del método anterior. Pero las varillas no eran tan precisas. Las muchachas cobraban por esfera pintada, así que al ver que demoraban más con este nuevo método, comenzaron nuevamente a usar los pinceles. La compañía nunca lo impidió, ni las sanciono por eso.

Solo por rumores se supo, mucho tiempo después sobre el juicio de la Srta. Flyer, recién en ese momento las trabajadoras se preocuparon, pero la gerencia siguió el camino de la otra, y negó todo, que había sido una trampa que le habían puesto a la otra compañía, pero igual las mujeres empezaron a preocuparse, una comentó luego que "Hubo reuniones en nuestra planta que estaban al borde de los disturbios"; "El frío del miedo era tan deprimente que apenas podíamos trabajar", aseveró otra.

Cuando empezaron las muertes la Radium Dial tapó todo pagando a los dentistas y médicos para que indicaran otros diagnósticos, incluso hizo publicar el siguiente aviso en el periódico local:

"Si en cualquier momento hubiéramos tenido motivos para creer que cualquiera de las condiciones de trabajo pudieran poner en peligro la salud de nuestros empleados, habríamos suspendido las operaciones de inmediato".

Al multiplicarse las muertes, agentes de la empresa fueron donde se hacían las autopsias, y se robaron algunos huesos para tapar lo que pasaba.

En 1931, uno de los gerentes vio cojeando a la Srta. Catherine Wolfe, por lo que inmediatamente fue despedida, ya que según el hombre daba una mala imagen de la empresa. Siete años más tarde, Catherine desarrolló un tumor del tamaño de una naranja, que sobresalía de su cadera, antes había perdió todos los dientes y se sacó ella misma trozos de su mandíbula de la boca, llevaba un paño en su rostro bajo, para absorber la pus que salía constantemente.

Catherine, a diferencia del grupo de Grace Flyer, inició su lucha cuando Estados Unidos estaba en la Gran Depresión, por eso ella y sus amigas fueron repudiadas por los de la ciudad por demandar a una de las pocas empresas que seguían dando trabajo al lugar, a su grupo despectivamente las apodaron La Sociedad de las Muertas Vivientes.

La lucha de este grupo duró hasta el año 1938, cuando el abogado Leonard Grossman las representó sin cobrar nada, ya que las familias como en el caso de las Chicas Fantasmas, estaban en la ruina por el intento de salvarles la vida. El Sr. Grossman las contactó con el doctor Harrison Martland, Jefe del departamento de Patología del Hospital de Newark, que fue un pionero en la medición de la radioactividad contenida en un cuerpo humano, se solicitó la inhumación del cuerpo de Mollie Maggia para analizarlo. Su esqueleto, lleno de radio, brillaba verdoso en su ataúd, así se limpió la reputación de Amalia Maggia, que no había muerto de sífilis, pero por eso el Dr. Martland recibió ataques de muchos médicos que estaban recibiendo dinero de las empresas del radio.



#17772 en Otros

En el texto hay: radio, ambicion, luchaxverdad

Editado: 06.11.2020

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