Las Chicas Perfectas

UNO

Sara corría a más no poder en un inútil intento por escapar de esa gente que se había empecinado por secuestrarla. Su corazón latía como un tambor y estaba a punto de reventar.

Las calles estaban solitarias y ese sector de la ciudad era en particular desértico debido a que las casas en su mayoría estaban deshabitadas, y ellas permanecían cerradas con llave y candado.

La pequeña Sara de quince años de edad sentía que su vida estaba a punto de acabar y nada podría hacer para evitarlo. Lloraba con intenso pesar al tiempo que seguía corriendo aunque con menor intensidad.

Tropezó un par de veces pero se incorporó lo más veloz que le resultó posible para seguir corriendo. Así llegó a un sector de la ciudad donde las casas sí estaban habitadas.

Fue golpeando puerta por puerta pidiendo ayuda con intensa desesperación, pero nadie se mostró solidario. Más bien cerraban sus puertas y ventanas a propósito.

Ese sector era habitado por los de clase baja, pobres en todos los sentidos por lo que sabían que debían sobrevivir ignorando varias situaciones.

-¡Ayúdenme! ¡Por favor! ¡Déjenme entrar! ¡Me persiguen! - gritaba con desesperación Sara pero nadie se apiadó de ella. Nadie.

Se ocultaba entre los callejones, corría intentando poner distancia entre ella y los secuestradores pero con cada segundo que pasaba iba siendo consciente que le sería imposible seguir escapando. Respirar le provocaba intensos dolores físicos.

Tal como lo imaginó, llegó un momento en que ya no pudo seguir huyendo, no le posible respirar. Fue cuando cayó al suelo, y momentos después dos gorilas que la perseguían la atraparon.

La sujetaron con fuerza y la arrastraron hacia un auto negro ignorando las súplicas de la joven Sara quien lloraba con intensa desesperación.

Detrás de las puertas y ventanas cerradas, los habitantes del lugar eran testigos de aquel secuestro de la adolescente de negra cabellera.

Una vez en el auto, la adolescente fue amarrada con cinta plateada sus muñecas y su boca tapada con la misma cinta. El auto arrancó desapareciendo del lugar.

Sara no dejaba de llorar ya que sentía intenso terror debido a su situación actual. Llegaron a un puente donde la bajaron para subirla a una camioneta azúl, que se alejó de la ciudad mientras el auto negro regresaba al corazón de la misma.

Sara intentaba soltarse pero en verdad era imposible de lograrlo. La camioneta viajó por tres horas sin detenerse, hasta llegar a un campus privado.

La condujeron directamente hacia un castillo situado en medio de la nada con pista de aterrizaje privada. Allí la sacaron de la camioneta arrastrandola al interior de dicho castillo.

Allí una hermosa y sensual peliroja la recibió. Se sujetó los lentes con cierto nerviosismo al tiempo que sonreía con sensual interés. Vestía un elegante y sensual vestido rojo adherido a su cuerpo.

- Un buen especímen con quien haremos mucho dinero - dijo ella feliz - Luego de adhiestrarla por supuesto. Llevenla a su celda. Su adiestramiento para convertirse en la doncella perfecta empieza ahora mismo.

Sara fue arrastrada dentro de ese infernal lugar, mientras Katty, la directora del castillo, reía con intenso placer.

- Esta doncella en verdad es linda - susurró ella quien tenía tres años más que la prisionera, mientras entraba detrás de Sara al castillo - Disfrutaré en exceso adhiestrandola.

Así daba inicio la tortura de Sara para ser obligada a transformarse en la doncella perfecta que deberá satisfaccer al hombre a quien en unos años sería vendida.




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