Las Chicas Perfectas

NUEVE

Sara entró a su habitación y se arrojó a la cama llorando con desesperante intensidad. No soportaría volver a ese infierno, menos en su estado. Se acarició el vientre. Ellos matarían a sus bebes.

El criado espía de la agencia se había marchado ya de ese lugar tras cumplir con su misión. Pero Sara seguía sintiendo terror total. Ya no podía saber quiénes eran espías.

Estaba cansada de ser golpeada, de ser humillada y sometida. Estando embarazada fue golpeada por ese cruel criado con violencia.

Ahora Nick le dijo que la devolvería a la agencia, que ya no estaba interesado en su persona. Se incorporó y sacó un bolso, si sería arrojada a la calle prefería marcharse ella misma y escapar de la agencia para proteger a sus bebes.

Sin embargo la voz de Nick resonó sobresaltándola en mitad del proceso de preparación de sus pertenencias.
—¿Vas a algún lado Sara?

—Nick ¿qué haces aquí?
— Es mi casa, no necesito pedir permiso para entrar.

— Claro — Sara apretó los labios, ya que ni en su propio cuarto estaba segura.

— No respondiste mi pregunta Sara.
— Dijiste que me devolverás a la agencia, preparo mis pertenencias.

— ¿Deseas irte de aquí?
—¡No! ¡Maldita sea! ¡Por supuesto que no! 
— Entonces deja de hacer eso Sara, porque no voy a dejarte ir.

La muchacha dejó su ropa y su bolso para mirarlo con infinita tristeza. Nick no soportó más y corrió a ella para abrazarla con  intensidad. Cuanto la amaba y cuanto dolor le provocaba aquel amor.

— Sara por dios, me enloqueces. Dices que eres una prisionera, pero sé que mientes porque aquí te tratamos como una más de la familia.

— La agencia me vigila Nick
—¿Qué dices?
— Hay criados espías y uno de ellos me golpea siempre.

— ¿Cómo dices? ¿Quién es? — al rubio se le desfiguró el rostro de la furia.

— Se acaba de ir de la mansión, pero me dijo que hay muchos infiltrados aquí entre los criados. Cada vez que quería decirtelo el criado estaba allí detrás tuyo.

—¿Y por qué nunca intentaste hacermelo saber de alguna forma?
— Callada, obediente y leal son los principios de la agencia de chicas perfectas. Ellos me matarán.

Sara lloraba amargemente, pero Nick la abrazó con fuerza. Se sentía un idiota total.

— Se que estás embarazada de mis bebes. Te protegeré Sara. Pero necesito que confíes en mí y seas sincera conmigo siempre.

Nick contó a su padre todo, quien en ese instante se comunicó con su amigo el abogado para despedir a todos los criados y al mayordomo inmediatamente. Luego denunció a la agencia de acoso y hostigación.

Sin importarles la hora, hizo llamar a nuevos empleados prestando atención a sus antecedentes. Recién a la medianoche el nuevo personal estuvo nombrado.

Nick hizo trasladar a Sara a su habitación, ya que deseaba tenerla a su lado siempre. Después de todo llevaba a sus hijitos dentro suyo.

— Te amo Sara, nunca dejé de amarte.
— Entonces no dejes que me lleven de vuelta....por favor...

— Deberías ser sincera conmigo. Te juro que te cuidaré. 
— Nick....por dios...ayúdame....

El rubio la abrazó intentando consolarla, mientras Sara lloraba con intenso pesar en sus protectores brazos.

 




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