Las Chicas Perfectas

VEINTIDOS

La desaparición de la importante política junto a su guardaespalda personal fue noticia durante casi un mes. Por más que los buscaron no lograron dar con ninguno de los dos. Finalmente los dieron por desaparecidos.

Pero el sector que esa mujer administraba como dueña exclusiva de la organización, comenzó a generar problemas.

Ésto ocasionó que los demás miembros de ese sector comenzaran a pelearse para conseguir obtener el puesto de la difunta polític que había desaparecido.

Sin embargo quienes más padecían eran las chicas que permanecían prisioneras allí. Aunque nadie en concreto hacía nada por ellas.

Sara recibió información de Javier, su otro amigo, quien se encontró con él en un bar. Javier sabía de buena fuente que los que pretendían ocupar el puesto de la desaparecida se estaban exterminando entre ellos mismos.

- Solo uno ocupará el puesto y será quien quede con vida y siendo el más cruel de todos encima.

Ambos bebían una cerveza ubicados en la mesa más apartada del lugar. 
- En tanto siguen enloqueciendo a las chicas secuestradas. Y nadie hace nada. Malditos - comentó Sara tras beber un trago de cerveza.

Cuando quiso beber otro trago, Javier sujetó su brazo impidiendoselo.

- Sara no, estás embarazada recuerdalo.

La muchacha cerró los ojos recordando el momento en que su anterior bebe era quemado vivo por la bestia, que ahora estaba muerta y su maldita jefa. Comenzaba a temblar al tiempo que las lágrimas humedecían su rostro.

Apretó los labios dejando la cerveza de mala gana. Con violencia se quitó las lágrimas de los ojos.

- Ellos mataron a mi bebe ¿qué más dá Javier? - de esa manera dio otro trago de la cerveza.

Sara estaba desvastada, pero estando junto a su amado Nick sentía que iba cicatrizando sus heridas del alma, era consciente que aquella pesadilla bien podría desaparecer con tan solo refugiarse en sus brazos.

Besando a sus gemelos se sentía íntegra y con posibilidad de ser una buena madre. Pero lejos de ellos la pesadilla volvía a su alma y a su mente.

El llanto de su hijito muerto regresaba a ella como ecos en las sombras. Y otra vez se preguntaba ¿era justo que sea feliz habiendole fallado a su bebe?

La oscura respuesta llegaba a la atormentada Sara para golpearla con todo. No, no era justo que ella sea feliz siendo una inútil.

Pero Javier la detuvo quitándole la cerveza directamente.
- Sara basta ¿vas a permitir que ellos ganen y te fuerzen a matar a tu otro bebe?

Sara lo miró sintiéndose desesperada.
- Dile a Nick la verdad
-¿La verdad?
- Tu verdad y verás cómo todo cambiará calmandote el alma misma. Hazme caso. Deja, ésta invito yo

Javier pagó y se fue del lugar. Sara salió de allí y sacó su celular para llamar a Nick. Haría lo que sus amigos le aconsejaron.

- Hola - era su esposo
- Nick - la voz de Sara se quebró debido a la tensión. 
-¿Sara? ¿Qué sucede?

La muchacha se acarició su vientre cerrando sus ojos mientras lloraba. Estaba lejos de la zona privilegiada.

- Sara ¿estás ahí? ¿Sara? - la voz de su amado dorado la desesperaba.
- Ven por mí, te necesito Nick.
- ¿Dónde estás mi amor?

Sara no quería perder a su dorado amor, sentía terror de tan solo imaginarselo.

Pero tenía que ser sincera con él. Se armó de valor y le dió la dirección donde li esperaba. Eran los suburvios más peligrosos de la ciudad.

Nick se alarmó al saber aquello.
- Dios mío mi amor, voy inmediatamente. No te preocupes....

- Estoy bien Nick, no me pasó nada. 
-No se te oye bien
- Solo ven
- En unos minutos estaré ahí.

Tras colgar el rubio guardó el celular y tomando las llaves del auto salió de casa desesperadamente. 


 




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