Las Chicas Perfectas

VEINTICINCO

Sara estaba en la cama desnuda dormida en los brazos de su amado Nick, quien se encontraba desnudo también, pero despierto deleitándose con el hermoso cuerpo de su esposa a quien amaba con cada fibra de su ser.
Acariciaba cada sector del cuerpo de Sara sintiéndola más viva que nunca. La había extrañado tanto que aún no podía ceer que ella estaba allí, a su lado y embarazada. 
Colocó sus manos en el vientre de su oscuro amor, y empezó a besarla sintiendo al bebe allí también. Sin abrir los ojos Sara dijo:
- Al bebe le gusta mucho que hagas eso, se está riendo ¿sabes? 
- Te desperté, perdón amor mío.
- Ambos me despertaron y está bien.
Recién abrió los ojos mirando a su dorado esposo feliz. Nick se acercó a él abrazandolo con ternura. Se besaron con pasión intensa. Cuando se separaron para respirar, Sara dijo:
- Eres lo mejor que me pudo haber pasado, amo todo en tí Nick. Por eso deseo que todos nuestros hijos se parezcan a tí. Todos ellos
- Te extrañé Sara, no tienes idea lo mucho que te extrañé. Por eso deseo que al menos uno de nuestros hijitos sea igualito a tí. 
-¿Así como Anthony es identico a tí? ¿Y yo me deleito comiéndomelo a besos? - dijo Sara riendo de placer.
- Exactamente Sara, nada más exacto. 
- Lo intentaré pero no prometo nada.

Volvieron a besarse mientras Sara colocaba sus brazos alrededor de Nick, mientras el rubio amasaba las nalgas y los muslos de su amada pelinegra presionándola contra su miembro. 
Volvieron a hacer el amor con suavidad, poniendo el corazón en el acto sexual. Así las embestidas del rubio fueron lentas y suaves, ya que no quería lastimarlos a ninguno de los dos. Fuera se largó una gran tormenta con rayos y relámpagos. El clima perfecto para ellos y su amor intenso.
Volvieron a dormirse una vez acabado estando abrazados. Sara dormía sin pesadillas gracias a Nick. Es allí donde anhelaba permanecer por siempre, en sus protectores brazos. 
Nick la abrazaba con protectora fuerza impidiéndole moverse ni mucho menos alejarse de su persona.

Temía perderla otra vez, era algo inconsciente en el rubio. Pero en ésta ocasión no lo permitiría. Sintiéndola a su lado se durmió tranquilamente. Fuera la tormenta se iba intensificando cada vez más. Ana despertó en plena noche con uno de los truenos sobresaltada, en verdad estaba muy asustada ya que los truenos jamás le parecieron lindos como sucedía con su hermano.

Salió de la cama para correr a la habitación de Anthony quien dormía placidamente. Con desesperación se acostó a su lado para aferrarse a él. Anthony se despertó para abrazar a su hermana melliza quien empezaba a llorar del miedo. Sonrió comprensivamente. Su hermanita melliza era muy miedosa cuando de truenos se trataba.
-Tengo miedo Anthony, mucho miedo 
- Calmate hermanita, estás conmigo ahora.

Cuando otro tueno caía Anthony abrazó con más fuerza a su gemela para evitar que se asuste más aún. Poco a poco la pequeña niña fue calmándose hasta volver a dormirse. Así los dos se durmieron otra vez y la noche acabó, llegando el amanecer con la tormenta mucho más fuerte que durante la noche.

La lluvia molestaba a los trabajadores, pero fascilitaba las cosas a quienes podían permanecer en sus cómodas mansiones. 
Los gemelos se ducharon juntos como solían hacer. Luego se vistieron y fueron a desayunar. La niñera los atendió acomodándoles las ropas. Tras finalizar el desayuno fueron al salón de clases donde la señorita maestra empezaría con las lecciones. Pero al entrar la niñera recibió una desgarga eléctrica en el cuello que la noqueó al segundo siguiente.

La maestra sujetó a Ana de su brazo arrastrándola lejos de la puerta, pero Anthony fue más veloz que ella y en un minuto estuvo a su lado golpeandola para obligarla a soltar a su hermana Ana quien reaccionaba recién.

La pequeña niña corrió a ver a su niñera quien estaba desmayada, mientras Anthony enfrentaba a la cruel maestra quien intentaba noquearlo con la pistola paralizante.
- Maldito mocoso - decía la ex dulce maestra a Anthony con odio - Tú y tu hermana vendrán conmigo quieran o no.
- Ya quisieras maldita, no pondrás un dedo sobre mi hermana. ¡Ana! ¡Corre!

Así lo hizo la pequeña niña quien salió de la sala gritando y pidiendo ayuda a todo pulmón. La maestra supo que estaba perdida, por lo que debía escapar con uno de los niños.
- Vendrás conmigo solo tú entonces - dijo ella arrastrándolo hacia la otra puerta.

Anthony forcejeaba defendiéndose lo mejor que le era posible pero ella logró dominarlo, después de todo el pequeño rubio solo tenía seis años aunque era una fiera. La mujer lo levantó con sus brazos, mientras se alejaba. Anthony intentaba sujetarse de donde sea, mientras gritaba a viva voz.
-¡Ayudenme! ¡Mamá Sara! ¡Por favor! - pero su secuestradora iba saliendo de la mansión por el lado de atrás - ¡Me está llevando por detrás!
-¡Callate maldita sea! ¡Nadie hará nada! - decía la maestra de los gemelos - ¡Serás solo mío! 
- ¡Estás loca! - Anthony se sujetó de la baranda de una de las escaleras con todas sus fuerzas sintiendo que empezaba a faltarle el aire debido a que su secuestradora lo apretaba demasiado.
Varios criados intentaron detenerla pero su cómplice, el mayordomo, se los impedía al ir disparanoles descargas eléctricas. 
-¡Padre! ¡El mayordomo está con ella! 
-¡Anrhony! - la voz de Nick llegó a él - ¡Resiste hijo! 
La secuestradora sujetó uno de sus brazos y así pudo obligarlo a soltarse.
-¡Padre me está llevando fuera de la casa!
-Callate

Ella tapó su boca y corrió siguendo el camino que su amigo le había indicado. Anthony pataleaba arañandola con todas sus fuerzas pero nada pudo hacer, ella salió de la mansión por detrás. Fuera diluviaba y Anthony lloraba con desesperación, ya que estaba siendo alejado de su familia irreversiblemente.

 




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