Las Chicas Perfectas

TREINTA Y TRES

Cuatro Años Después

La familia Archer se había trasladado a ese otro país a vivir mientras buscaban sin descanso a Ana. Pero durante estos últimos cuatro años no pudieron encontrarla.

Anthony dejó de sentir a su gemela, ni siquiera comunicarse pudo hacer al cabo de los dos años de haber desaparecido.

Esto angustió al rubio, ya que empezó a creer que Ana estaba muerta debido a que no podía sentirla en ningún momento. Ahora tenían diesciseis años los gemelos dorados.

Sin embargo Nick y Sara jamás se dieron por vencidos. Nunca lo hizo Nick cuando Sara estuvo desaparecida, no lo haría ahora que se trataba de su amada hija dorada.

Sara se angustiaba cada vez más, ya que sabía lo que su hija Ana estaba padeciendo. Ella lo experimentó en carne propia. Los cuatro años sin Ana fueron un calvario para todos y en especial para la joven madre Sara.

Sin embargo nunca se rindieron en su busqueda, y así llegó una noche en que todo cambiaría. Los tres fueron invitados a una lujosa fiesta privada empresarial.

La noche se desarrollaba sin penas ni glorias. Anthony empezaba a aburrirse de tanto glamur y vejestorios reunidos. Decidido a cambiar de aire, se alejó del salón central para salir al balcón a respirar.

Allí fue cuando lo vio, Adam estaba junto a un hombre mayor hablando en voz baja.

El muy maldito llevaba puesto un elegnte u fino traje azul von camisa blanca adherida a su musculoso torax, con zapatos azules. Adam sujetó al hombre del hombro comonsi fuesen amigos. Anthony comenzó a sentir que le faltaba el aire.

Con discimulo se fue acercando a ellos, así pudo oír lo que ambos decían.

- ¿Cerramos el trato entonces? - decía Adam
- No lo sé, escuché por ahí que tienes....a quienes saben cómo tratar a un hombre....

-Oh entiendo a dónde va la cosa - dijo Adam para sonreír  - Ven, te la presentaré. Es una chica perfecta en verdad. 
- La quiero probar y luego cerramos el trato.
- Muy bien.

Anthony vio que se alejaban y desaparecían tras una puerta. Su corazón latía como un tambor, ya que algo le decía que esa chica perfecta se trataba de su hermana Ana.

Sacó su celular y llamó a su mamá Sara
-¿Qué pasa Anthony?
- La encontré mamá, creo que ésta vez dí con ella. 
-¿Qué? ¿De qué hablas?
-De Ana, de eso hablo.

Ante esta información Sara quedó paralizada por unos instantes. Nick se dio cuenta que algo pasaba y rodeó a su amada esposa con sus brazos.

-¿Dónde estás ahora?
- En el balcón. Te mandaré una foto de la puerta por donde Adam desapareció junto a un tipo.

Luego colgó para sacar la foto y mandarsela a su mamá. Inmediatamente después, Anthony guardó el celular y entró al otro sitio donde se desarrollaba la otra fiesta.

Ana ¿dónde estás hermana? Aquí estamos para salvarte.

Pero no recibió respuesta alguna de su hermana gemela. Como si en verdad estuviese muerta. La sala lograba fusionar la luz con las sombras. Había un reducido grupo de hombres mayores junto a jovenes chicas a quienes manoseaban descaradamente.

Otras eran arrastradas por viejos hacia los cuatros de atrás. Anthony estaba oculto tras uno de los pilares contemplando la escena. Adam estaba junto al hombre mayor riendo mientras hablaba con alguien por su celular.

En tanto Sara observaba la foto recibida de Anthony junto a Nick perdiendo los colores de su rostro.

-¿Qué sucede Sara? 
- Anthony encontró a Ana.
-¿Qué?
- Lo que oyes, y está detrás de ésta puerta.

Sin perder un segundo más, salieron al balcón rumbo a la puerta indicada por Anthony. Sin dudarlo un instante entraron a la otra sala.

Fue, en ese preciso instante, en que vieron a Ana aparecer del otro lado de la sala  vistiendo un elegante vestido dorado adherente a su esbelto y sensual cuerpo.

La gemela dorada caminaba con elegante sensualidad despertando en los demás hombres del lugar el intenso deseo de poseerla y torturarla. Su mirada era sensual y vacía.

Adam dijo al hombre mayor que tenía a su lado:
- Será tuya por tres largas horas.

La posesiva y pervertida mirada del hombre se posó sobre Ana, quien no se inmutó. 
- Excelente - dijo el hombre - Vendrás conmigo entonces, te haré gritar jovencita. Gritar y sangrar.

Ana siguió sin mostrar sus sentimientos y emociones, permitiéndole manosearla. Sara y Nick al igual que Anthony se enervaron al ver aquello.

Ana, hermana ¿qué sucede? Por dios.

Anthony vió cómo su gemela se turbaba ante su intento por comunicarse con ella.

Cuando el hombre mayor la sujetó y la empezó a arrastrar hacia uno de los cuartos, Sara dijo:

- No dejaré que la viole esa maldita basura.
- Y yo no lo dejaré escapar, maldito infeliz - exclamó Nick.
-Anthony - dijo Sara a su hijo - Ve por Ana y escapen de aquí.
- Inmediatamente.




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