Las Chicas Perfectas

TREINTA Y SEIS

Ana no pudo dormir esa noche debido a las múltiples pesadillas, por tal razón Anthony fue a su habitación donde se acercó a ella para calmarla.

Ana, sin dudarlo un segundo, le pidió a su gemelo que se acueste a su lado. Lo necesitaba demasiado. Anthony la abrazó con ternura, logrando que Ana se relaje.

Al día siguiente la doncella dorada se sentía fuera de lugar, parecía vivir una realidad alterna debido a que lo vivido esos últimos cuatro años fueron un verdadero infierno para ella.

Sin embargo al cabo del quinto día Ana fue familiarizandose más en esa mansión junto a su familia. Sus padres no la presionaron en ningún momento y Anthony no se le despegaba.

Ana volvía a sentir la felicidad junto a su familia y empezaba a desear poder vivir allí así por siempre. Pero era consciente que Adam saldría libre e iría por ella sin dudarlo. Llegado el momento, la joven no podría negarse a ninguna de sus órdenes.

Su dolor era percibido por su gemelo, hasta que Anthony eligió encararla. No permitiría que su hermana siga sufriendo así.

La abrazó con fuerza consiguiendo que Ana empiece a llorar amargamente. Karin llevó al pequeño Ismael a la sala de juegos para darles privacidad.

Ana temblaba como una hoja sintiendose desesperada en verdad, pero ante las preguntas de Anthony nada dijo.

Ana sabía que su gemelo era inocente y muy puro y ella quería preservar su pureza. Por tal razón nada decía, aunque Anthony sabía cómo se sentía.

Sus padres le pidieron a Anthony que los deje solos con Ana y éste así lo hizo. Pero no se daría por vencido con su gemela.

Una vez solos en la biblioteca, Nick abrazó a Ana mientras Sara empezó.

- Ana....sé perfectamente lo que sientes, sé por todo lo que tuviste que pasar hija....

-No mamá, tú no sabes nada por lo tanto no entiendes nada de nada

-Callada, obediente y leal. Así deben ser las chicas  perfectas - dijo Sara ante a atónita mirada de su hija - ¿Verdad Ana?

- ¿Mamá? ¿Tú....? 
- Si hija, esa agencia que Adam maneja me secuestró cuando tenía quince años. Uno menos que tú. Tres años después el padre de Nick, tu abuelo, me compró como regalo para su hijo....lo sé Ana. Ellos son monstruosos.

Ana miraba a su mamá llorando en silencio, jamás hubiese imaginado que ella sufriese algo así.

-Pero....
- Hablé y me secuestraron de nuevo cuando tú y tu gemelo eran bebes.

-¿Por eso estuviste ausente los siete primeros años de nuestra vida?
- Si, me....me....

- Hija - intervino Nick - Tu mamá Sara sufrió lo indescriptible, pero su valor la hizo enfrentar el miedo y hablar. Gracias a esa valentía suya pudimos destruir esa agencia en nuestro país.

-Por eso Adam te secuestró a tí Ana, para vengarse de nosotros. Lo sentimos hija - prosiguió Sara.

Ana corrió a los brazos de su mamá Sara sintiéndose más unido a ella que nunca. Ambas lloraron juntas. Habían pasado el mismo dolor sufriendo el mismo infierno.

- ¿Cómo pudiste salir adelante mamá? ¿Qué fue lo que hiciste? Dimelo por dios. No soporto más.
- Me refugie en el amor de tu padre Nick. Él me revivió.

- ¿En serio? - Sara asintió con la cabeza y Ana miró a su padre Nick - Padre....ayudame entonces....por favor te lo pido....papá - Ana y Nick se abrazaron - Adam vendrá por mí y tendré que....

-Tendrás que decirle no ¿oíste? - Expresó Nick - Ese asesino nada tiene que ver contigo. Tú eres libre y nosotros te protegeremos Ana. Ésta vez no te fallaremos.

Sara los abrazó a ambos, volverían a ser una familia unida y sólida.

- Mis hermanos son puros e inocentes. No quisiera que...que pierdan eso...

- Ellos seguirán igual que hasta ahora - dijo Nick - Y tú serás como tu mamá Sara, una brillante jovencita y encantadora mujer en el futuro.

-Padre te quiero tanto que... - Ana abrazó otra vez a Nick volviendo a sentir aquel intenso amor que años atrás albergaba su alma.

Estaba lista para hablar, primero lo hizo allí con sus padres. Luego fue con ellos a la comisaría a declarar la verdad. Estaba dispuesta a declarar ante un juez y un jurado. Anhelaba sacarse a Adam de encima de una vez por todas.

Sin embargo durante el juicio, el abogado de Adam demostró ser alguien brillante en verdad, consiguiendo volcar al jurado a favor del pobre hombre perseguido por la aristocracia y en contra de Ana, a quien presentó como una joven promiscua quien tuvo muchas oportunidades de comunicarse con sus padres y escapar, pero no lo hizo.

Sin embargo el fiscal demostró con pruebas que Ana estaba sometida a un dominio intenso por parte de Adam debido al miedo que sentía hacia él.

Subir al estrado y declarar fue demasiado difícil para Ana teniendo a Adam enfrente, quien la miraba con dureza y una silenciosa pero persistente amenaza.

Tuvo que hacer uso de su voluntad sintiendo la fortaleza de su gemelo en su interior, más las sólidas presencias de sus padres para no quebrarse.

El abogado defensor de Adam no tenía piedad con su persona, pese a ser una víctima. Torcía sus propias palabras, decía la mitad de las verdades alterándola a más no poder.

Cuando al fin acabó todo, Ana sudaba por cada poro de su piel y apenas respiraba. Sin embargo a la hora de recibir sentencia el jurado, que había sido previamente comprado por el mafioso de Adam, lo declaró inocente de todo cargo.

-¡No! - exclamó desesperada Ana quien empezó a temblar y a llorar, ya que era consciente que él iría por ella -¡¿Por qué?! ¡Es culpable! ¡Por dios!

Nick la abrazó con fuerza, mientras miraba a Sara asintiendo levemente con la cabeza. La pelinegra desvió la mirada para centrarla en cada uno de los miembros del jurado.

Sacó su celular e hizo una llamada alejándose del lugar. Ana, en tanto, lloraba intensamente en los brazos de su padre, mientras Adam reía feliz por su gran triunfo.

Salieron de la corte y él junto a Sara quedaron por unos segundos frente a frente.




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