Las Chicas Perfectas

TREINTA Y SIETE

Nick demostró su gran maestría como abogado una vez más, ya que puso a Adam lejos de su familia en especial de Ana en lo legal. El pelirojo cruel no podría acercarsele a Ana ni a ningún Archer.

Aquello calmó a Ana más de lo que pudo llegar a creer. Volvía a sentir el calor familiar de hace tiempo. Volvía a sonreír poco a poco.

Sara y sus amigos se ocuparon de los miembros del jurado que dejaron libre a Adam por corruptos, haciendoles la vida un infierno. Perdieron sus trabajos, sus amigos y finalmente sus vidas en repentinos accidentes.

Así recién Nick y Sara se sintieron en paz. Ahora empezaban a dedicarse a sus hijos y al amor que ellos mismos sentían mutuamente.

Esa tarde los gemelos salieron a caminar por el centro, ya que Anthony quería que su hermana recupere su libertad mental también.

Volvieron a ver a sus amigos Sindy y Shaoran quienes fueron amigos desde niños de los gemelos.

Ana se sentía incómoda al principio, pero su hermano y sus amigos lograron derribar las barreras que la doncella dorada colocó, así al cabo de un par de horas reía con ellos bebiendo cerveza.

A Ana no se le escapó las intensas miradas que su gemelo y Sindy se lanzaban. Sonrió para sus adentros, mientras conversaba con Shaoran de todo tipo de tema.

Sindt era una hermosa doncella, que estaba bajo la continua protección de su padre Gay y su primo Shaoran. Anthony se sentía atraído por esa belleza oscura, quien se sonrojaba con cada mirada ardiente del rubio.

En un momento dado Ana se levantó para ir a la barra a pedir más cerveza. Pero a medio camino chocó contra alguien debido a lo abarrotado que estaba el lugar.

El joven contra quien Ana chocó volteó su trago mojandose su camisa con el mismo. La rubia se sonrojó hasta la raíz de sus cabellos.

- Perdón, perdón 
- Tranquila - respondió el otro con una hermosa sonrisa que dejó onubilado a la doncella dorada - No pasa nada, solo es....un trago....

Los dos rieron para luego enmudecer y quedarse mirándose mutuamente. De repente todo lo que los rodeaba desapareció para estar solo ellos dos y nadie más. El extraño de cabellos bicolor, rubio y negro.

El corazón de Ana latía como un tambor, se sentía como nunca antes se hubo sentido. Una singular sonrisa se dibujo en su rostro al tiempo que empezaba a moverse como la chica perfecta que era. Ésto exitó al desconocido quien parecía tener un par de años más que Ana.

- Que bueno - dijo la doncella dorada apartándose con intensa sensualidad un mechón de su dorado cabello - ¿Y tú eres...?

- Kaspy es mi nombre ¿cuál es el tuyo?
- Ana - volvió a sonreír excitándo a Kaspy a más no poder
- Hermoso nombre...como tú...bella doncella dorada.

Cuando quiso tocarla, la voz de Anthony se lo impidió. El rubio se colocó entre su gemela y Kaspy protectoramente.

-¿Quién demonio eres tú? ¿Y qué quieres con mi hermana? - le espetó Anthony a Kaspy.

-Wow gemelos, tranquilo. Solo hablabamos.
- Calma hermano, de hecho le pedía perdón debido a que volteé su trago en su camisa - explicó Ana sonrojada

Anthony observó la mojada camisa del pelo bicolor con indiferencia. Luego sujetó a su gemela de la muñeca derecha y dijo.

- Bien, ya te disculpaste. Vamonos hermana.

Sin esperar respuesta se alejó llevandose a Ana con él. Pero la doncella dorada volteó para ver por última vez a Kaspy con intensa sensualidad mientras le sonreía.

El del pelo bicolor quedó más que excitado por tal razón volvió a la barra a pedir otro trago helado con los dientes apretados debido a la intensa molestia que empezaba a sentir bajo sus pantalones.

Sus amigos lo aguardaban, y como Kaspy sabía discimular tan bien ninguno se dió cuenta de nada.

Con que Ana ¿eh?

Pensaba Kaspy bebiendo cerveza helada. Hermosa hasta su propio nombre.




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