Las Chicas Perfectas

TREINTA Y OCHO

Ana no pudo dejar de pensar en Kaspy durante los tres días que siguieron a ese mágico encuentro.

Aquel chico la flechó en serio, de no haber sido por la molesta inrerrupción de su entrometido gemelo, ahora al menos tendría su teléfono.

La doncella dorada pasaba sus días suspirando en su cama, en los sillones de la biblioteca, en los jardines de la mansión.

Apenas respondía a quienes le hablaban y lo hacía de mala gana. En definitiva estaba continuamente distraída. Necesitaba saber más sobre esa belleza bicolor o enloquecería. Aquel de cabellos negros y rubios a la vez.

La tarde del cuarto día Ana no soportó más aquello, y tomó la decisión de salir a buscarlo.

Durante el tiempo que pasó con Adam y su infernal organización, aprendió muchas cosas entre las que estaban poder encontrar a alguien si así se lo proponía.

Tras prepararlo todo tomó su mochila y se dirigió a la puerta de calle. Cuando su gemelo quiso detenerla, Ana lo ignoró. Pero al ver que insistía, la doncella le dijo:

-Déjame en paz Anthony, de no haber sido por tu maldita intervención de la otra noche, ahora no me encontraría así.

-¿Así cómo? Ana ¿qué sucede?
- ¡No es de tu incumbencia! Ahora metete en tus asuntos y deja de intervenir en mi vida privada.

Ana se alejó de allí dejando a su gemelo desconcertado totalmente. Pero Sara había escuchado y observado la escena, empezaba a darse cuenta de qué iba aquello.

-¡Ana! ¡Oye! ¡Espera un momento! - exclamó Anthony, pero su gemela lo ignoró y se alejó de allí. En esos momentos le molestaba sobremanera la cercanía de Anthony.

Sara detuvo a Anthony para ponerlo al tanto de lo que le sucedía a Ana.

- Siguiendo mi experiencia, Ana se siente frustrada por causa de un hombre. Es posible que haya conocido a alguien y tú sin querer interrumpiste. ¿Recuerdas algo así?

Anthony recordó el inscidente de la otra noche en esos momentos. Sara sonrió, luego le pidió a Anthony que siga a Ana y la ayude.

Anthiny salió corriendo para alcanzar a su terca gemela. Si bien le costó, logró dar con ella.

-Ana, hermana. Al fin te alcanzo.
- ¿Qué parte de dejame en paz no entendiste Anthony?

- Oye, oye - Anthony la detuvo - Perdóname hermana, nunca fue mi intensión causarte daño. Dejame remediarlo por favor.

Ana suspiró profundo, quería muchisimo a su gemelo por lo tanto no soportaba estar distanciada de él. Demasiado tiempo pasó alejada de él.

- Está bien Anthony, puedes venir conmigo hermano, pero por favor....no intentes alejarme de Kaspy ¿de acuerdo?

-¿Kaspy? ¿Así se llama él? 
-Si, anda hermano. Ven conmigo.
- ¿Y a dónde vamos? 
- A buscarlo ¿a dónde más?

Ana llevó a su gemelo a los lugares donde podrían indagar tranquilamente sobre el paradero de personas diversas. Tras dos arduas horas al fin supieron todo lo que necesitaban saber.

Ana estaba radiante de felicidad, al fín tenía un sitio donde poder forzar el encuentro. Anthony no estaba muy seguro debido a la zona donde estaba el bar en concreto. Pero Ana no se inmutó. Aquello era comprensible, debido a lo vivido durante los años secuestrada.

Al entrar al bar, Ana era plenamiente consciente de la gran molestia que su gemelo sentía al ser obligado a entrar a ese bar de mala muerte.

- Kaspy pertenece a la clase media baja ¿qué esperabas hermano?

- Ana, tienes miles de chicos pertenecientes a nuestro mundo para enamorarte ¿recuerdas? - dijo Anthony.

- No, esos son pedofilos y violadores. Me dan asco - Ana explicó aquello con simpleza - Además solo Kaspy logró provocar en mí la misma reacción que Sandy provoca en tí, hermano.

Aquello último hizo que Anthony se sonroje hasta la raíz de sus cabellos. Ana sonrió al ver aquello. Los dos estaban sentados en una de las mesas cuando Kaspy entró al bar.

Se veía cansado, llevaba una mochila en su hombro derecho. Ana sonrió al tiempo que se levantaba para dirigirse al recién llegado ante la desaprobatoria mirada de su gemelo. Pero entendía a su hermana, y la apoyaría en todo.

Ana interceptó a Kaspy parándose frente suyo con una pícara mirada que dejó más que asombrado a Kaspy.

La joven dorada empezaba a desenvolverse como la chica perfecta que era frente a ese hermoso joven de pelo bicolor.

-Hola Kaspy ¿me extrañaste?
- ¿Ana? ¿Cómo....? 
- Te busqué

- Vaya ¿en serio? Increíble, estuve pensando en tí estos días.

- Y yo en tí ¿Intercambiamos números....Kaspy? 
-¿Estás sola o....tu rabioso hermano está contigo? 
- Si, lo está pero descuida. No te morderá....de momento

Ésto último lo dijo Ana sonriendo, despertando en Kaspy el nerviosismo. Sin embargo aquella muchacha dorada era tan exquisita y sensual que lo volvía loco.

Con gusto intercambiaron números telefónicos, aquella química era intensa para ambos.

-¿Puedo invitarte algo Ana o debo pedirle permiso a tu gemelo?
- Invitanos a los dos - ella lo sujetó de la muñeca con intensa sensualidad - Ven - cuando llegaron a la mesa donde Anthony aguardaba dijo - Hermano, él es Kaspy. Él es mi gemelo, su nombre es Anthony.

Ambos machos alfas se miraron estudiándose mutuamente, sin caerse nada bien. Pero discimularon por Ana. 
 




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