Las Chicas Perfectas

CUARENTA

A diferencia de Anthony y los demás aristócratas a los que les interesan solo quienes habitan su privilegiado mundo, Ana era alguien diferente debido a lo padecido a manos de Adam, ella conoció el otro lado de los aristócratas.

Por tal razón la doncella dorada sentía asco y repulsión de solo imaginarse ser tocada por alguien de su privilegiado mundo.

Salvo su familia y sus dos amigos de la infancia en quienes confiaba, Ana no podía sentirse bien en ese mundo donde los privilegiados solo disfrutan de inmunidad total.

Desde que hubo regresado a casa, se encontró al menos con siete de sus violadores y torturadores estando fuera, ya sea en un bar, en un restaurante, en una confitería, o en la plaza.

Pero estando en los suburbios de la ciudad en verdad se sentía bien, lejos de todo y de todos. Allí no tenía que encontrarse con sus violadores y torturadores deambulando con gran libertad e impunidad. Burlandose de todo y de todos.

Aquello solo Anthony lo sabía, pero nada podía hacer. Ni sus padres podían, por tal razón Ana prefería mantenerse alejada de la aristocracia socializando solo con su familia, con los y sus dos amigos únicamente.

Por eso no tuvo inconveniente alguno al llegar a ese motel situado en los peores sitios de la ciudad.

Para Ana era peor estar en una suite de uno de los mejores hoteles de la zona privilegiada, debido a que le traían malos y tormentosos recuerdos.

Al entrar a la habitación, Ana desplegó todo lo que sabía para ser una chica perfecta y satisfaccer a Kaspy. Se quitaron las ropas velozmente para empezar a amarse.

Ana era toda una experta a la hora de brindar satisfacción sexual a otros, pero aquella sería la primera vez que ella disfrutaría también y planeaba hacerlo a lo grande.

Las horas fueron pasando y ninguno lo notaba. Comenzaron con sexo suave y tierno, pero acorde iban pasando las horas aquello se fue intensificando hasta volverse duro y salvaje.

Nunca hubo creído, Ana, que algo así podría ser tan placentero, allí fue que lo entendió. Estaba enamorada de Kaspy y lo que estaban haciendo no era sexo sino el amor.

Cuando finalmente acabaron, Kaspy abrazaba a esa hermosa chica que brillaba como el sol con intenso amor.

Anhelaba poder pomanecer a su lado toda la vida, pero ellos pertenecían a mundos diferentes. Ésto lo angustiaba al punto de abrazarla con mayor fuerza.

- Te amo Ana
- Te amo Kaspy.

Ante ésta respuesta de ella, él quedó asombrado. La miró desconcertado.
-¿Qué dijiste Ana?
- Te amo
-¿Es en serio?

-Totalmente
-Pero, eres una aristócrata. Lo tienes todo Ana ¿qué puedo ofrecerte yo?
- Tu amor, y para que lo sepas no....no lo tengo todo....

Ana abrazó a Kaspy y empezó a llorar intensamente. Así cuando se calmó, la joven le contó todo lo que padeció desde que Adam la secuestró hacía cuatro años y medio.

A medida que iba avanzando en su relato, Kaspy la abrazaba con más fuerza ya que no soportaba aquello. No entendía ¿cómo pudieron lastimar a un ángel como Ana?

-No puedo con la aristocracia ¿sabes? - decía Ana - Es imposible no cruzarme con alguno de mis violadores y torturadores.

-Y por pertenecer a la aristocracia no pueden ser encarcelados ¿cierto? - dijo Kaspy

- Cierto, nuy cierto. Ese tipo....aún desea dañarme....

- Para vengarse de tus padres 
- Si 
- Entonces tu familia tiene razón al protegerte tanto Ana.

- kaspy, quiero quedarme contigo. No deseo volver a casa.
-¿Qué dijiste?

- Los entiendo en verdad, se que solo quieren protegerme pero....te amo....y si vuelvo con ellos....me encerrarán bajo siete llaves impidiéndome volver a verte. Y no lo soportaría.

Kaspy la besó con intensa pasión sintiéndose muy feliz. Aunque era consciente de los tantos problemas que tendrá a partir de ese momento si es que aceptaba a Ana en su vida.

- Ana, tu familia no se quedará de brazos cruzados. Te buscará 
- Lo sé
-¿Cómo crees que actuen cuando sepan que estás conmigo y viviendo en la miseria?

Ana cerró los ojos sintiendose atada a un estilo de vida que no quería. Pero era su vida maldita sea. Kaspy supo calmarla otra vez.

- Pero te amo demasiado para renunciar a tí, mi hermosa doncella dorada.

Las risas de Ana fascinaron a Kaspy. Ambos se ducharon y abandonaron el motel. Kaspy la llevó a su casa que se ubicaba en una de las zonas más oscuras de la ciudad.

Pero antes de bajar Kaspy dijo:
- Tú me contaste todo, ahora es mi turno. Tengo un hijo de ocho meses

-¿Qué?
- Su mamá murió pocos minutos después de que naciera el bebe.
-Oh vaya

- Fue solo una conquista, pero servicios sociales me notificó sobre la existencia de mi hijo al ser el único pariente que tiene vivo. Cuando salgo es una vecina quien lo cuida.

Cuando entraron a la casa, Ana observaba todo en detalle con cierta fascinación. La señora que cuidaba al bebe los recibió feliz.

- Él está durmiendo en su cuna. 
- Gracias Mara. 
- Adios Kaspy.

Al quedar solos, Kaspy llevó a Ana al cuarto del bebe para que lo conozca. En ese momento su celular sonó. Era su padre Nick. Tras suspirar atendió.

- Padre 
-¡Ana! ¿Dónde estás por dios? 
- Estoy bien padre. No te preocupes tanto por mi. No voy a volver. Adios.
-¿Qué? Pero....

Ana colgó, sacó el chip y lo tiró ante la atónita mirada de Kaspy.

- No tengo dinero Kaspy, no tengo nada. De hecho tú tienes más que yo. 
- Tendremos que irnos a otra ciudad ¿no crees?

- Por supuesto ¿alguna idea?
- Si, ayudame a preparar mis cosas. Saldremos ahora mismo. 
- Hecho.

 




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